Yo nada sé, nada he estudiado, he leído poco, he sentido bastante y he pensado mucho, aunque no acertaré a decir si bien o mal.
Gustavo Adolfo Bécqueren Cartas literaturas a una mujer
Oct112014
Yo nada sé, nada he estudiado, he leído poco, he sentido bastante y he pensado mucho, aunque no acertaré a decir si bien o mal.
Gustavo Adolfo Bécqueren Cartas literaturas a una mujer
Sep272014
La muerte nos tiene miedo. Por eso nos mata.
Jul102014
Circulando por aquella despoblada carretera, a varios kilómetros de la ciudad, la única huella de vida que podía encontrarse era la selva impenetrable y repelente que flanqueaba la autopista. Los árboles robustos, cual guardianes protegidos gracias al compacto apoyo de sus hermanos vegetales, resultaban gigantescas y apagadas antorchas clavadas en la tierra, cuyas cimas se zarandeaban como las llamas de una hoguera, bailando con resplandores pardos y verduscos. Los matorrales, barullos ilimitados de delgadas ramas, espinas rotas y raíces embarradas, tenían como corona la hojarasca que descendía de los árboles mayores, obteniendo un aspecto de ficticia solemnidad. Ya las flores sólo eran una ilusión pisoteada por el desapego y la tosquedad de los arbustos: nimias y polícromas gotas de vida extraviadas en un torbellino de agitaciones desinteresadas.
Así pues, el bosque ancestral, la selva inexplorada, aquella maraña de verdor casto perdía el atractivo que solía anteceder a las florestas tropicales y a las arboledas solitarias y románticas. El bosque era algo incivilizado, una muestra frecuente para la naturaleza, pero infrecuente para el ser humano.
Aquel bosque, al fin y a la postre, erigía una de las pocas barreras que la mujer y el hombre aún no había traspasado.
Extracto de Sexo, drogas y violencia, de Iraultza Askerria
Jun262014
Ojalá pudiésemos dormir los dos juntos, perdidos en un bosque de hadas y fantasías, en el sueño de una noche de verano.
¡Qué grandes fueron los poetas, los literatos y los dramaturgos de las lejanas épocas! Sus murmullos escritos aún resplandecen en nuestra percepción nutridos por la tinta inagotable y eterna que es el arte, ¡el gran arte!
Sin embargo, a pesar de la magnificencia de tales difuntos individuos y de la nobleza de sus obras consagradas sobre el amor, ninguno de ellos supo definir nunca tan ardiente sentimiento o, si lo supo, nunca pudo encontrar las palabras adecuadas para definirlo.
Yo creo que “te quiero” son las únicas palabras que pueden desplegar una sombra veraz sobre el significado del amor.
Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria
Jun192014
Jun52014
A nadie en toda la estancia le importaba la audición del guitarrista, con excepción de a Eva, la cual se había hecho con la idea de acostarse con él, una idea que se acrecentaba con cada mirada. No le quitaba el ojo de encima, y no se lo quitaría mientras el cuerpo del hombre no estuviese impregnado de su mortal sangre.
No sabía exactamente qué cualidad física le atraía tanto de aquel músico, tal vez sus membrudos brazos que no dejaban de tañer la guitarra, o quizá, ese fulgor expresivo que descollaba de sus pupilas. Ignoraba por qué poseía unas ganas inmensas de hacer el amor con él sabiendo que podía juguetear sin embarazo con cualquier camarero del local. Siendo pariente de quien era, Eva podía consumar todos sus caprichos, llevando a la cama a alguno de los empleados o, si lo quisiese, a todos ellos. Sin embargo, se sentía cautivada por la presencia del guitarrista.
Nadie le aseguraba que lograría acostarse con aquel hombre, y esa posibilidad de fracaso la excitaba. Quería flirtear con él sentada en la barra del bar, sintiendo la intriga y la ilusión, las punzadas de astucia y los intentos de galanteo. Tenía que seducirlo, algo que le causaba un morbo orgásmico, un éxtasis excepcional.
Extracto de Sexo, drogas y violencia, de Iraultza Askerria
Jun12014
«¡Proletarios de todos los países, uníos!»
Con esta frase se convertía en leyenda el Manifiesto del Partido Comunista, obra del filósofo Karl Heinrich Marx y Friedrich Engels y una de las proclamas más influyentes de la historia. Esta consigna de origen alemán sigue siendo uno de los lemas más representativos del comunismo internacional a pesar de sus más de 150 años de vigencia. Pero pese a su relativa modernidad y el merecido protagonismo que recibió el proletariado a partir de entonces, lo cierto es que el proletario existía desde hacía dos milenios.
No obstante, antes de adentrarnos en el origen de esta interesante palabra, vamos a definir correctamente el término moderno de proletario. Así, un proletario es un integrante de la clase obrera (proletariado). Para sobrevivir, este miembro del estamento inferior tiene que vender su esfuerzo laboral a la burguesía y al capitalismo, quienes poseen los medios de producción, medios de los que carece el proletario.
El Diccionario de la Real Academia Española resume esta idea en su primera acepción:
1. adj. Perteneciente o relativo a la clase obrera.
Veamos a continuación el origen del vocablo.
El proletario proviene de la palabra latina proletarĭus. El término está muy relacionado con prole, un sustantivo latino que hace referencia a la descendencia o linaje de alguien, es decir, los hijos nacidos del proletario.
La historia nos cuenta que en tiempos de la Antigua Roma, el proletario era un ciudadano romano que carecía de propiedades y, por tanto, no podía ofrecer ningún servicio al Estado, salvo uno: engendrar hijos.
Así pues, para la nación romana este pobre individuo solo servía para concebir descendientes, creando una extensa prole que pudiera más tarde alistarse en las siempre insuficientes legiones romanas. Tal era la pobreza de los proletarii que ni siquiera podían pagar impuestos sobre la propiedad o realizar el servicio militar, al contrario que sus descendientes, aunque esto último cambiaría con las reformas de Cayo Mario de 107 a. C..
Muy relacionada con la prole y la funcionalidad del proletario está el verbo proliferar: “Multiplicarse abundantemente”. Con todo, se ha expuesto con claridad el verdadero significado del proletario: un miembro de la más baja ralea que sólo servía para reproducirse y engrosar los ejércitos de la Antigua Roma.
En la teoría marxista se retoma el significado del proletario como referencia a aquel individuo de la clase social más baja, que igual que el ciudadano latino, carece de propiedades o medios de producción. El proletario antiguo aportaba sus hijos al estado y el proletario contemporáneo su fuerza de trabajo para sobrevivir, además de sus hijos que difícilmente saldrían de la miseria.
Aquí terminamos este breve artículo etimológico intentando explicar el significado real del proletario, “el que cría hijos”, y testificar que desde el Imperio Romano hasta los tiempos actuales, el proletario sigue siendo el miembro de la clase social inferior, empleado por el estado para recibir de él su esfuerzo, sus impuestos y, como no, su descendencia.
May252014
En este blog, ya hemos hablado más de una vez del genial poeta nicaragüense Rubén Darío, el embajador del modernismo. Incluso nos atrevimos a adentrarnos en su más famoso libro Azul…, inmortalizando algunas de sus citas sin pedir permiso al encomiable autor. En esta ocasión, volveremos a sumergirnos en esta obra para tratar de esclarecer la singular métrica de un soneto titulado Venus.
Se trata de una poesía de Rubén Darío que uno lee dubitativo y termina devorándola enamorado. Ese poema es sentimiento, es acción, es recuerdo y pasión. Es un relato en verso y un diálogo con el alma del poeta. Es casi una obra de teatro comprimida en versos heptadecasílabos, métrica que se aleja del estándar de los sonetos.
Empieza así:
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
Este nicaragüense ratificó el verso alejandrino como un emblema del modernismo y se destacó magistralmente en su empleo. Recordemos que el verso alejandrino consta de catorce sílabas, separadas en dos hemistiquios independientes de siete. Si el lector observa la métrica del verso anterior, notará que no se tratá de un endecasílabo, ni tan siquiera de un alejandrino. ¡Se trata de un verso de diecisiete sílabas!
Veamos el segundo verso:
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
Si enumeramos las sílabas estrictamente, nos encontramos con un total de dieciséis, contando la sinalefa incluida entre las palabras “bajé” y “al”. No obstante, el verso es en realidad heptadecasílabo, ya que debemos asimilar y diferenciar dos hemistiquios, existiendo una cesura entre las palabras “quietud” y “bajé”.
Por ello, el verso se divide en dos partes: “en busca de quietud”, siete sílabas puesto que es de terminación aguda, y “bajé al fresco y callado jardín”, de diez sílabas por la misma razón. Ambos hemistiquios repiten la métrica del verso inicial: diecisiete sílabas.
Igualmente, consideremos el último verso del primer cuarteto:
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.
Si contamos las sílabas de este verso respetando una supuesta sinalefa entre las palabras “ébano” y “un”, alcanzamos la cifra de diecisiete sílabas (métrica que se repite durante todo el soneto). A pesar de esta coincidencia, debemos distinguir el verso como dos hemistiquios separados entre la palabra “ébano” y “un”. Por tanto, no existe sinalefa. El primer hemistiquio de ocho sílabas “co-moin-crus-ta-doen-é-ba-no”, se reduce a siete por la postrera palabra esdrújula. El segundo hemistiquio, de diez sílabas gracias al acento agudo final, completa este verso heptadecasílabo.
Podríamos examinar todo el soneto y comprobaríamos que todos los versos respetan la misma métrica. Algunos hemistiquios juegan con palabras esdrújulas, otros son oxítonos. Todos ellos terminan sumando, de una u otra manera, diecisiete sílabas. Un poema compuesto por catorce versos heptadecasílabos.
Los versos heptadecasílabos que introdujo Rubén no son sólo innovadores, sino una demostración de la capacidad creativa, rítmica y melódica de su autor. En este soneto, los acentos de cada verso galopan al unísono sin dejar atrás al compañero anterior o posterior. Son una caballería bien entrenada bajo los jinetes de las palabras.
Venus es para mí un soneto inolvidable, cálido y hermoso, que recomiendo leer y estudiar hasta empaparse uno de la grandeza de Ruben Darío.
May182014
Últimamente, el exceso de trabajo me está impidiendo entrar en contacto con otros apasionados literatos de la blogósfera. El tiempo escasea y apenas unos minutos restan para dibujar una sonrisa ante las entradas más intensas y variopintas de los muchos artistas que pululan por Internet. No quiero parecer falsamente halagador, porque en verdad, pienso que todas aquellas personas que erigen una bitácora con esfuerzo, dedicación y constancia bien merecen definirse así: artistas.
Esta entrada sirve para acordarme de mis seguidores y a quienes sigo. La excusa es la doble dominación que recibí este mes al Premio Versatile Blogger. La primera nominación llegó desde el blog de Salvela, que amontona un contenido verdaderamente versátil, a fecha de 1 de mayo de 2014, momento en el que había desconectado merced a unas irresistibles vacaciones. La segunda fue entregada por Julie Sopetrán, autora de la bitácora El tiempo habitado, un sitio que deberían visitar todos los amantes de la poesía.
Agradecer a ambos blogers la nominación así como el impulso que dan a mi bitácora entre sus visitas y comentarios. Muchas gracias de corazón.
Ahora toca hablar un poco de los premios Versatile Blogger, que buscan la difusión del contenido dando a conocer a blogs y blogueros. Por eso, es hora de propagar estos galardones con mis propios nominados. Ahí van:
Comenzaré por el sitio web Ecos de la distancia, idóneo para conocer nuevas vertientes literarias, libros y autores; siguo con Cuentos de amor y sexo, que destaca por su prosa exquisita. Me acuerdo también de El artista que no está frustrado, lugar en el que se compagina ilustración, arte y relatos; de Lucía Bolívar, donde la prosa y la poesía van de la mano entre entradas reflexivas y metafóricas; Palabras Comunes, Narraciones y cuentos y Pluma Salvaje. En la poesía, recomendar los sonetos de El sonetero y la metafórica pornografía de Pornosonetos. Por supuesto, no puedo olvidarme del impecable sitio web de Juan V. Romero, consagrado a la lingüística y a los dobletes léxicos: Las dos vidas de las palabras.
Finalmente, los Premios Versatile Blogger exigen que cuente siete cosas sobre mí. Mucho habré contado ya en las páginas de este blog, pero comenzaré diciendo que disfruto amontonando libros en las estanterías de mi casa, especialmente, libros viejos y usados por su característico olor. Pese a todo, no soy una persona especialmente materialista. Quizá por ello no necesito mucho para vivir y ser feliz, aunque lo que requiero tiende a ser grande y vital. Asimismo, además de la literatura, soy un apasionado tanto de la historia como de los misterios de la ciencia; posiblemente la culpa sea del irrepetible Isaac Asimov.
Aquí termino esta entrada de agradecimiento a todos los seguidores de este blog y, también, a quienes han depositado la confianza en mí como escritor y redactor de artículos. Muchísimas gracias a todos los que leáis estas líneas.
May132014
Continuamente veía tu figura paseándose de un lado a otro de la oficina. Tu presencia me causaba temor y sobresalto, la insinuación de tu perfil me turbaba. De vez en cuando, escuchaba tu tierna sonrisa derramarse en la atmósfera del recinto, donde ni un sinfín de timbres telefónicos o gritos a subordinados podía sofocar el sonido de tu melodía. En esos momentos, yo cerraba los ojos, me enclaustraba dentro de tu voz y me dejaba llevar al filo de la utopía, al acecho de tu sonrisa. Luego abría los ojos, intentando encontrarte al otro lado de mi mesa o en el recodo del pasillo. Aquel pantalón tan ceñido de color crema, aquella camiseta negra que caía holgadamente sobre tus pechos y aquel cabello recién lavado que olía a champú impidieron que durante toda la jornada pudiese teclear algo productivo en el ordenador.
Sin embargo, fue más fecundo que todo un año: escribí diez sonetos, lloré un millar de lágrimas y me percaté de que seguía locamente enamorado de ti.