entre los recovecos de tu piel,
cual gotita que del rocío aflora
dejando una estela de sabor a miel.
fina llama del hogar, igual que aquel
marinero que desde la eslora,
protege por el bien de su bajel.
alzada está en tu vientre como un muro.
Nada la rompe, ni el más fuerte mazo
esclavo del deseo, al cuello un lazo
que oprime mientras miro un cuerpo puro.