Envejeciendo

Envejeciendo Juntos. - francisco javier vega santana

Tomaré de tus manos la fría primavera
convertida en un vasto terreno desflorado,
y la culpa daremos al hado despiadado
por volver horroroso lo que precioso fuera.
Tomaré luego triste lugar a tu ribera,
recordando lo hermosa que fuiste en el pasado
cuando aún pocos años habíamos andado
por la tierra y el sol, ¡quién ora los tuviera!
Al presente cambiamos, razón de la vejez,
que en arrugas convierte la más venusta tez
acercando implacable el final a la razón.
Mas yo siempre diré, habiendo lucidez,
un pedazo de vida, una poca  avidez,
que jamás dejaré de darte mi pasión.
Pues sigues siendo hermosa para mí
incluso en la mudanza mortecina,
ya que no importa el fin
mientras fielmente afina
la costumbre de amarte
sin más condicionante.

Ojos teñidos de lágrimas

Photo - {author}
Ojos teñidos de lágrimas me observaron durante la noche helada.

Tú estabas acurrucada bajo un soportal, con las manos vistiéndote el rostro y los gemidos de tu voz envolviendo acompasadamente el perfil de tu figura. Menudo, como un arbolillo silvestre, se me aparecía tu cuerpo; frágil como un deseo de porcelana que se rompe cuando llega a cumplirse.

Así de inestable, insegura e inconsolable surgiste en mi vida. Me acerqué a tu público escondite, me arrodillé ante ti como un vasallo y te pregunté si te podía ayudar. Naturalmente, entre argumentos generosos y explicaciones inciertas, declinaste mi ofrecimiento. Querías estar sola con tu soledad; alguien te había hecho daño y nadie podía apaciguar tu dolor.

En esta circunstancia, me acomodé a tu lado, en silencio, y me convertí en una sombra invisible, en una invisible fortaleza, en una fortaleza impenetrable y en una impenetrable alegoría del príncipe azul. Siempre en silencio.

No tenía intención de abandonarte en tu dolor. Aquellos ojos teñidos de lágrimas eran demasiado bonitos como para olvidarlos. Quería verlos felices antes de morirme.

De esta guisa, transcurrí horas a tu lado: mudo, como otra sombra de la noche. En ningún momento me miraste. Pasadas las horas, pensé que te habías olvidado de mi presencia, pero mucho tiempo después, me preguntaste cómo me llamaba.

Habías dejado de llorar. Y sonreías.

Han pasado muchos años, y aún hoy recordamos aquella noche, riéndonos dichosos.

Ya es hora de que el mundo sepa cómo nos conocimos.

Iraultza Askerria

Azucena

Fragancia de Azucena - Aysha Bibiana Balboa

¡Ay!, hermosa azucena en este valle,
blanca miel en boca de serafín;
del ladrón codicioso su botín.
Ojalá entre mis brazos al fin te halle.

Como la vagabunda de la calle
que se expande de aquel a éste confín,
en mi corazón te extiendes afín,
por mi cuerpo con lujoso detalle.

Azucena estival, ¿dónde estarás?;
tu aroma en este valle y nada más,
y tus caricias solo en mi recuerdo.

Azucena querida, mi azucena,
inabarcables pétalos de pena,
convirtiendo en demente a un hombre cuerdo.

Iraultza Askerria

La caricia

Careless Whisper - {author}Como un fino recuerdo nocturno que se pasea por la frontera de los sueños sin apenas apreciarlo, una caricia tuya me sobrevoló el corazón. Ahí se quedó, dormitando, durante días, semanas, meses, años y resurrecciones. Tan pálidamente callada que ni una puñalada a traición la habría descubierto. Los latidos del músculo no consiguieron borrar el vestigio de esa caricia, ni tan siquiera revelarla. Estaba oculta en lo más profundo, como un coral hundido bajo la costa o un remordimiento que nunca pide perdón. De esta forma, solo mucho tiempo después, cuando te acaricié la mano el día de tu entierro, me percaté de cuánto te amaba.

Iraultza Askerria

Complacencia femenina

Photo - {author}Estaba acostumbrada a masturbarse por la noche, después de haber pasado la tarde con él. Con la molesta presencia de sus padres al otro lado de la habitación, siempre presentes, solo le quedaba la soledad de la madrugada para disfrutar de su cuerpo mientras pensaba en su chico. En esos momentos, se acurrucaba bajo las sábanas y saboreaba la humedad de sus muslos con los dedos voluntariosos y firmes. La temperatura de su cuerpo acrecentaba hasta límites insospechados. El vapor egresaba de su boca, carrusel de gemidos. Sus manos se ahogaban en la pequeñez dilatada de un secreto que nadie había descubierto todavía, mientras su mente divagaba entre cuerpos sudorosos fundidos en un abrazo.

Una vez, incluso, había tonteado con un juguete vibrador, cortesía de su mejor amiga. Sin embargo, sus expectativas se acabaron pronto, cuando descubrió que carecía de la flexibilidad de sus dedos y de la suavidad de sus yemas. Comprendió que una máquina difícilmente podría reemplazar el sentido y la sensibilidad de un ser humano.

Varios meses después, perdió la virginidad con su novio. Fue como abrir una caja de bombones sin ningún dulce de chocolate. En las siguientes ocasiones, saboreó chocolatinas de todos los sabores y texturas.

Aun así, siguió masturbándose por las noches porque ninguno de sus novios supo nunca como complacerla de verdad. Y lo peor es que ninguno se molestó en preguntarla.

Iraultza Askerria

Soneto alejandrino sin tema

blue daisy - Luz Adriana Villa

La niña de mis ojos, la amada flor azul;
la misteriosa ciencia que acierta al corazón;
un tono de penumbra de amarga desazón;
un frío cristalino quebrando un triste tul..

Agudo filamento, madera de abedul;
inmenso cuerpo al viento, fatídico aguijón.
Redoma envenenada, poción de curación;
guardando los recuerdos muy dentro de un baúl..

No sé que más decirte, ni sé explicarme bien;
soy la figura esclava al fondo de un Belén
gotita pesarosa que fluye en el canal..

No sé si has entendido lo que quiero decir;
tal vez haya mentido, tal vez lo has de omitir.
Lo cierto es que has llegado al versículo final..

Iraultza Askerria

Ejemplo de soneto

Image from page 126 of
En los versos impares rima en abo,
y los pares que casen como en vetos.
El acento pondré en el tres y octavo;
los demás como en todos los sonetos.
Once sílabas son, de cabo a rabo,
las que forman didácticos cuartetos.
Todas deben entrar igual que un clavo
e intentando que queden tan perfetos.
Uso aquí la licencia del poeta
de poder transformar palabra y versos
con objeto de que esto llegue a meta.
Pues espero dejar en tu razón
pensamientos dïáfanos y tersos
sobre el modo y rimar de la canción

Iraultza Askerria

Sobre la gente que grita

Empty shout [EXPLORED] - Joaquin VillaverdeMe río de la gente que grita. Esa gente que se limita a chillar como un cerdo degollado, furiosa de su personalidad y repleta de envidia hacia las personas que los rodean. Te gritan queriendo gritarse a sí mismos; te insultan mencionando las lacras que guardan dentro de su viciado espíritu, te vejan deseando las virtudes que ellos tachan de defectos.

Esos desgraciados individuos que gritan se odian tanto a sí mismos que son incapaces de ver más allá de su corazón. Con sus zumbidos de mosquito pretenden inculcar miedo, cuando son ellos quienes se aterrorizan a causa de la sombra de su propio desprecio.

Proclaman, como dictadores, que tienen razón —y derecho— en cada uno de los zarpazos y gruñidos que lanzan al aire, y claman con lágrimas al no entender ni poder controlar su voluntad. La mayoría de ellos cuando se percata de que nadie escucha sus alaridos de perro rabioso, proceden a levantar la voz, graznando aún más alto, y al final, se quedan sordos de egoísmo; algunos, incluso —y parece mentira—, también mudos.

Esas personas —que hay muchas en el mundo— nunca cambian. Se muestran, ante el espejo de la realidad, como seres superiores y orgullosos; se envalentonan ante cualquier nimiedad; se exaltan y se enfadan; y sobre todo gritan. No respetan a nadie ni se respetan a sí mismos. Son como buitres.

Pero en la soledad de su colchón, son menos que carroña. Hunden la cabeza en la almohada, lloran por la desdicha que empaña su vida y se aferran como un sueño a todo cuanto han despreciado durante el día. Cuando están solos, en un reservado silencio, maldicen su trabajo de diez horas en el pozo de alguna fábrica, se quejan de las tantas parejas que han formado a lo largo de su existencia porque ninguna las amó realmente, reclaman una oportunidad que evoque aquellas que dejaron pasar, imploran que el padre al que nunca dijeron “te quiero” les abrace por una vez. La gélida dureza que muestran ante la gente se derrite bajo el calor y el peso de la noche, y los gritos se convierten en súplicas.

En realidad, son criaturas indefensas, que anhelan ser lobos cuando no son más que corderos. Su propio orgullo les devora.

Lástima. Ellos gritan; yo sonrío.

Iraultza Askerria

Al sentir tu mirada

Photo - {author}
Como baila el velero
a la luz de las sombras;
tus pestañas, tinieblas,
terciopelo y alfombras.
Como bailas, pupila,
en el mar de las dudas,
ojalá que en tu orgullo
a mis brazos acudas.
Como baila el deseo
ante hermosa malicia,
me destroza inclemente,
con cruel avaricia.
Siento así tu mirada.
¿Cómo haré con tus labios?
¡Qué me queman por dentro
al llenarme de agravios!

Iraultza Askerria

Un grito en pos del viento

yell - {author}Gritó. Fuerte. Tanto que el último latido de su corazón se le escapó por la garganta. Cayó al suelo, de rodillas y apoyado en sus débiles brazos. La arena del desierto se introdujo bajo sus uñas y el sol derritió las gotas de su frente ardorosa. Las lágrimas fluyeron por sus ojos y la última exhalación de su ruego se agotó tras el viento. Habían arrasado sus campos, incendiado su casa, violado a su mujer y matado a sus hijos. Y lo única que podía hacer, gritar, no le servía de nada.

Iraultza Askerria