Qué tonto es el poeta
que escribió poesía
perdiendo el tiempo breve
en tristes agonías
que el corazón flagelan
con la inhóspita rima.
Qué tonto es el poeta
que en vez de hacer estudio
de los grandes misterios
que abundan en el mundo
se limita al recuerdo
del amor que no tuvo.
Qué tonto es el poeta
que escribe sin paüsa
sabiendo que no existe
el amor de su musa
cuando en el mundo hay tantas…
¡qué mujeres son muchas!
Qué tonto es el poeta
que espera, siempre espera
durante largos años
una luz, una seña
que le diga por fin:
corre, corre a por ella.
Qué tonto es el poeta
que aun sintiéndose solo
rehuye del contacto
de amigos, padres y otros
alegando que aquella
es su universo todo.
Qué tonto es el poeta
y que tonto soy yo
que escribo los cristales
rotos del corazón
en vez de amar la vida
ocasión a ocasión.