Exótica imitación

Pétalos y Gotas / Petals and Drops - Ana

En un susurro tan silencioso
como los céfiros del ancho mar,
oí a tus voces dulce rimar,
un dulce cántico, tema amoroso.
Pensé que un sueño, un dulce engaño,
con una exótica imitación,
burlado había mi corazón
para con lágrimas hacerme daño.
Mas cuanta dicha sentí aquel día
cuando los párpados de par abrí
y de tus ojos la luz yo vi,
rayos del éxtasis y de alegría.

Iraultza Askerria

Las semillas de los cuatro vientos

Profundo pensador, que desde su retiro de Getafe lanzaba a los cuatro vientos sus prosas.

Pío Baroja, Desde la última vuelta del camino (1944-49).

La gente de ideas férreas tiende a expresarse con gravedad, promulgando argumentos aquí y allá para que alcancen todos los oídos posibles. Estas palabras se gritan a los cuatro vientos o, lo que es lo mismo, en todas las direcciones posibles.

En este sentido, los cuatro vientos hacen referencia a los cuatro puntos cardinales, tan bien marcados alrededor de la conocida rosa de los vientos. Por lo tanto, al hablar de los cuatro vientos se alude llanamente al norte, al sur, al oeste y al este.

Esta acepción se remonta siglos atrás, encontrándose reseñas escritas ya en el Siglo de Oro:

Hay cuatro ermitas a los cuatro vientos, hay una a la parte de oriente que se dice San Juan Bautista, grande y muy antigua, tiene arrimado a ella un álamo grande, está en alto, y llamase por otro nombre San Juan del Viso, hay otra ermita antes de esta, que se dice San Sebastián pequeña junto al pueblo, hay otra ermita al mediodía, que se dice la Vera Cruz, hay otra al poniente, que se dice Nuestra Señora del Remedio, hay otra a la parte de septentrión, que se dice Santa Ana.

Anónimo, Relaciones topográficas de los pueblos de España (1575-80).

No obstante, ¿son los cuatro vientos meras metáforas de los puntos cardinales? ¿O esconden una verdad que se remonta a tiempos más antiguos? Como siempre, la respuesta a esta segunda pregunta es afirmativa. La historia tiene mucho que enseñarnos.El viento y la rosa de los vientos - Álvaro

Para entenderlo basta con mencionar a los Anemoi de la mitología griega, más conocidos como los dioses del viento. Aunque en la práctica había uno por cada dirección en la que soplase el viento, cuatro eran los principales:

  • Bóreas o viento del norte. En la mitología romana recibía el nombre de Aquilón o Septentrio.
  • Noto o viento del sur. Austro en la mitología romana.
  • Céfiro o viento del oeste. En la mitología romana, Favonio.
  • Euro o viento del este. Vulturno en la mitología romana.

De la interacción de estos cuatro vientos en la antigüedad y su relación directa con los puntos cardinales, ha llegado a la actualidad la frase “a los cuatro vientos”, cuyo uso ya hemos referido.

Sin embargo, este legado mitológico es esclarecedor en multitud de palabras del diccionario español, y por la curiosidad que despiertan, vamos a describirlas.

El vocablo Anemoi (dioses del viento) forma el prefijo de varias palabras utilizadas en el ámbito de la meteorología: anemografía, anemometría, anemoscopio o anemómetro. También ha influido en otras disciplinas como la música o la botánica: anemocordio o anemófilo.

Del Bóreas, el viento del norte, existen claras referencias lingüísticas como “auroras boreales” o “hemisferio boreal”. Sencillamente, se define como lo relativo al norte. Los nombres romanos de este dios son aún más reveladores. Aquilón y Septentrio han derivado en varias palabras con relación directa con el norte o con el viento que sopla del norte: aquilonal o septentrional son adjetivos que se pueden utilizar con este significado.

Después vio cuatro Ángeles sobre los cuatro fines del mundo, que tenían a los cuatro vientos, por que no soplasen sobre la mar ni sobre la tierra.

Juan de Pineda, Diálogos familiares de la agricultura cristiana (1589).

Con el viento del sur, Noto, ocurre algo similar, aunque es mucho más palpable el derivado del nombre romano: Austro. Igual que la aurora boreal, existe la aurora austral, aquella que acontece en el polo sur. No hace falta explicar la etimología de Australia.

Los vientos del este y el oeste han tenido menor repercusión en el español actual. Euro, del este, no tiene relación directa con ninguna palabra representativa, aunque algunos lingüistas lo asocian con la propia etimología de “Europa”. En su vertiente romana, el Euro es llamado Vulturno, y la real academia española define este término como: “bochorno”.

El Céfiro en la antigüedad era el viento del oeste que traía suaves y agradables brisas durante la primavera. Este atributo ha sobrevivido hasta nuestros días y no es extraño escuchar este vocablo para definir un viento apacible. En la mitología romana, el Céfiro era denominado Favonio, que significa, sencillamente, favorable. Sin duda alguna, este dios del viento occidental era el más querido por su benevolencia.

Aquí finalizamos este artículo mezcla de mitología histórica y curiosidades etimológicas, que ha intentado explicar el origen de la oración “a los cuatro vientos”. Aquellos vientos que soplaron desde cada uno de los puntos cardinales en tiempos de Aquiles y Ulises, llevaron consigo las semillas de unas palabras que, paulatinamente, terminarían por florecer.

Iraultza Askerria

Rosa de mi tumba

Fotos Cementerio de Vegueta : El Guardián de La Memoria. Las Palmas de Gran Canaria - El Coleccionista de Instantes

Ya habiéndose mi amor adormilado
en el lecho aciago de la memoria,
acudió una princesa hasta mi tumba
a adornarla de rosas.
Yo me revolví junto a los gusanos
que roían mi piel poca a poca,
queriendo conocer a esa exquisita
desconocida sombra.
Adivinarlo nunca pude, y hoy
me pregunto, ¿quién era aquella moza
que cubrió mi cadáver con las flores
de tan dulce aroma?

Iraultza Askerria

Disolución

Photo - {author}
Una persiana entornada y, entre sus rendijas, la luz de las farolas iluminando el interior de la habitación. Los cuerpos desnudos, oleosos, sibilinos, amordazados el uno contra el otro sin más interrogante que los besos mordientes en los labios hinchados. Las sábanas apaleadas dibujan cortinas en el suelo, donde las prendas de uno y otra aprueban la conducta carnal.

Y encima, sobre el lecho, se cantan los gorriones en los oídos asfixiados, se arquean las espaldas como catedrales de huesos y los bustos se encuentran para unir y desunirse en un constante cambio de posiciones y centurias.

El tiempo transmite olores, arañazos, fluidos genitales cuya fuente se distorsiona en la fisión de los muslos. Las carnes rojas y aleadas, pero derretidas en la fogosa batalla cuyo final parece cercano, aunque volátil. Los dedos se acercan y se diluyen. Las voces claman y se evaporan. Los ojos se miran, esperándose para explosionar en la agonía conyugal.

Iraultza Askerria

Guerrero

Photo - {author}Soy el marcial de tus labios, el guerrero inmortal de tus ojos canela, el defensor acérrimo de tu libertad, de tu gloria, de tus muslos en celo. Soy yo el libertador, el Cid, un torneador de lanzas y espadas, un maligno caballero que arrasa de batalla en batalla. En mi violencia me escudo por escudarte. Cuerpito tuyo, mente tuya, por ello lucho en los campos y en las veredas, clavando mi escudo almidonado, mi pica húmeda, mis humeantes dedos que al aire se extienden imaginando rozar los tuyos. No soy bueno cuando lidio en las más cruentas confrontaciones, gritando mientras otros gritan bajo mi yugo. Soy malo, vil, atroz, inclemente y ácido. Pero en defensa de ti, mi trofeo anhelado, deambularé por bosques y campiñas, cautivando imperios y denostando países, convirtiendo naciones enteras en polvo y carroña y limitando las fronteras a la extensión de tu piel. Porque soy yo un loco enamorado cuya única fe es la miel de tus labios.

Iraultza Askerria

Cenicienta

Cristal. - Marcos de MadariagaCenicienta. Zapatitos de cristal. La corona que relumbra en tu frente. Los ojos… abiertos, pétalos, tesoros, estrellas, mansos ríos y agitadores vientos. Carmín derretido en la curva de tu sonrisa. Las mejillas frágiles…, pedazos de pan, caliente y húmedo de mi saliva, de mi ansia. Cuerpito de dócil fuego, ardiente arena, morena luz… ¡todo eso eres tú! Cenicienta por una noche, que al amanecer desapareces tras un sueño de cenizas y dolorosas nostalgias.

Iraultza Askerria

Noches que me atormentan

¡Rayos! - José Eugenio Gómez Rodríguez

En las noches de tu ausencia
me alimento de recuerdos,
me alimento de los besos
que nos dimos entre estrellas.
En las noches, tu presencia
la recuerdo como un mito,
la recuerdo mientras grito:
“¡qué regrese mi princesa!”
En las noches, mis gemidos
me presentan las promesas
que rotas, añicos hechas
se me clavan cual espinos.
En las noches, yo me digo:
“sólo he sido un pasatiempo;
un juego, un instrumento,
una escoria del olvido”.

Iraultza Askerria

Ilusión

Ilusión centesimal - Silvia Viñuales

Misteriosa luna azul,
curiosidad engreída,
arco iris de palabras,
pedacito de mi vida.
Unos versos que en silencio
forman una voz querida.
Una pluma de los mares,
una Jane desconocida.
En la tacita de plata
la perla más exhibida,
de largos cabellos negros
donde un rostro blanco anida.
Tanto eres para mí
que te imagino mentira,
lejana ilusión errante
pero deseada niña.

La casa abandonada

Quien tuvo, ¿retuvo? - Dani Sardà i LizaranNadie habitaba la casa desde hacía décadas. Estaba desolada, vacía, con los cristales rotos, las paredes desconchadas y el tejado desnudo de losas. Ningún hombre se había atrevido a entrar en ella, a ocuparla, a reclamarla para uno mismo. La vegetación que crecía incansablemente en los alrededores eliminaba cualquier deseo de posesión. Ni siquiera el ayuntamiento se había molestado en derruir la construcción.

Pasaron los siglos y el pueblo quedó desolado. Los milenios arrastraron la arena y el polvo, cubriéndolo todo del color de la miseria. Llegó un arqueólogo y comenzó a excavar.

Encontró la casa abandonada desde hacía milenios, que había permanecido en pie y fosilizada por una capa de vegetación.

En su interior no encontró nada, pero fue el mayor descubrimiento de su vida.

Iraultza Askerria

Soneto a una tierra ofendida

Las Médulas - José MiguelSoy el paraíso, el ánima que riega
los riachuelos dulces que descienden
por las montañas níveas que hienden
la voluntad del éter que ciega.
Soy el planeta que amado debiera
por las personas que viven de mí,
y a defenderme bien dicen que sí,
mientras me usan cual la basurera.
Mas sin embargo, próximo es el día
en el que vengaré tal osadía
y de su pueblo no deje señal.
Vientos, tornados, gélidos inviernos,
fuegos, riadas, cálidos infiernos…
¡hoy sellarán vuestro triste final!