En la ducha

Photo - {author}Rodeándote la cintura desde la espalda. Mi pecho pegado a tu piel tersa, con tus omóplatos sobresaliendo tiernamente de la epidermis como si quisieran obstaculizar el avance de mi aliento. Más abajo tu culito ideal siendo presionado por el pene erecto, mientras por delante, una mano ansiosa discurre por las raíces de tu incipiente vello hasta la juntura de las ingles.
Ambos desnudos como dioses griegos, en un baño rodeado de mármol, columnas dóricas y frontones fidíacos. El reflejo de nuestra carne excitada buscándose a contraluz de un espejo rectangular. Unos dedos explorando otros dedos, y después, un cuello que se gira, una cabeza que persigue y un beso contraído como una alianza matrimonial.
Luego, tú y yo trastabillando hacia el plato de la ducha, cuya frialdad pronto calcinamos. El agua helada, después tibia, finalmente ardiente; y tu piel mojada por mi lengua ansiosa de penetrarte. Pero en tan pequeño cubículo, apenas podemos maniobrar tú y yo más que como un sólo cuerpo que lucha contra la potestad del jabón y la espuma. Nos enjugamos y nos manchamos de sexo. Te golpeo contra la pared y me arañas la espalda. Rebusco en la invidencia el paso de tus muslos y tu mano experta dirige el miembro hacia la entrada de Dios.
Y como tal, te elevas sobre mí, levitando sobre mi cadera. Bajo tus huesos, me derramo en tu interior. El constante ir y venir de mi flujo sanguíneo por el vaso de tu vientre. Una sola alma, un sólo cuerpo; y el agua, siempre insistente, refrescando esa femínea carne y ese ímpetu viril tan disfrutados.

Iraultza Askerria

¿Qué es un soneto?

“Un soneto perfecto vale por un largo poema.”
Nicolás Boileau

Poesía

Seamos simples: un soneto es la estructura clásica de la poesía culta, compuesta por catorce versos de once sílabas y dividida a su vez en cuatro estrofas; la primera y la segunda formada por cuatro versos (cuartetos) y las últimas dos por tres versos (tercetos); y provista además de rima consonante de tipo ABBA ABBA CDE CDE, aunque la de los tercetos es variable.

Así de sencillo. Cualquier otro intento de definición no son más que florituras y añadidos detallistas, lo cual me encanta y resulta indispensable para conocer las variantes, requisitos y arquetipos de esta forma poética italiana.

Veamos un ejemplo de soneto:

 

Un soneto me manda hacer Violante, (11A)
que en mi vida me he visto en tal aprieto; (11B)
catorce versos dicen que es soneto: (11B)
burla burlando van los tres delante. (11A)

Yo pensé que no hallara consonante (11A)
y estoy a la mitad de otro cuarteto; (11B)
mas si me veo en el primer terceto (11B)
no hay cosa en los cuartetos que me espante. (11A)

Por el primer terceto voy entrando (11C)
y parece que entré con pie derecho, (11D)
pues fin con este verso le voy dando. (11C)

Ya estoy en el segundo, y aún sospecho (11D)
que voy los trece versos acabando; (11C)
contad si son catorce, y está hecho. (11D)

Lope de Vega

 

Métrica y acento rítmico

Es fácilmente visible la estructura formada por dos cuartetos y dos tercetos, además de los versos endecasílabos (once sílabas), que he anotado junto a este poema de Lope de Vega. Por tanto, este ejemplo es un paradigma del soneto clásico: el soneto por antonomasia. No hay más que enumerar las sílabas de cada verso, respetando la sinalefa, para cerciorarse de la métrica correcta.

Además, he subrayado en cada uno de los versos una sílaba en concreto: se trata de la sílaba número seis, sílaba que en los endecasílabos debe estar acentuada; se considera que es un acento rítmico. Aunque pueda parecer una incongruencia, el acento rítmico de la sílaba seis, es más importante que la propia rima.

Para comprobar esto, cambiemos el primer cuarteto, no respetando el acento rítmico de la sexta sílaba:

Un soneto mándame hacer Violante,
que en mi vida nunca vi tal aprieto;
catorce versos tenemos soneto:
van, burla burlando, los tres delante.

Si se lee con atención, se percibirá un sonido inarmónico, una caótica confusión en el tercer verso, algo que nos obliga a cortar la lectura debido a la traba que supone el acento rítmico de la séptima sílaba. Los restantes versos disponen el acento rítmico en la sílaba cinco. Ninguno se marca en la sílaba seis, que es la regla universal del verso endecasílabo.

Ahora bien, como toda regla universal, puede infringirse, estableciéndose el acento rítmico en el verso 5, en el 4 y 8, etc. Pero sea cual sea el elegido, es primordial mantener una estructura fija para no obstaculizar la lectura y marcar el soneto con un ritmo musical y acompasado.

La rima

La métrica contempla la clásica estructura del endecasílabo, incluyendo su acento métrico de la sílaba seis. La rima es igual de respetuosa con el clasicismo del siglo de oro de las letras españolas.

Los cuartetos conforman la sucesión rimada de ABBA ABBA. Es la más extendida, aunque no la única. También es aceptable la forma ABAB ABAB, en cuyo caso los cuartetos se denominan serventesios.

Los tercetos son algo más complejos. Su rima se encadena entre uno y otro verso formando estructuras rimadas del tipo CDE-CDE, CDC-DCD y otras menos extendidas. Desde mi modesto punto de vista, la elaboración de un terceto es más complicada que la de un cuarteto, razón por la cual hay que tener muy clara la rima que se va a emplear.

Sea cual sea la elección, es importante elaborar el verso con rima consonante.

Las variantes

Hasta aquí se ha estudiado el soneto clásico, el mismo que nos legaron Lope, Quevedo y Góngora. Desde entonces, han transcurrido siglos y el soneto ha adquirido nuevas formas y diseños, desde el soneto alejandrino de Ruben Darío hasta el soneto polimétrico de Manuel Machado, sin olvidarnos de sonetos de arte menor conocidos como sonetillos de ocho, siete… y hasta tres sílabas. También se componen complicadísimos soneto con eco, del cual os cedo un ejemplo, o el prolongado soneto con estrambote.

Mil y una formas que nos demuestran la variedad de la poesía, y que siempre queda algo por inventar en un arte tan versátil como éste. Si quieres saber más sobre el soneto te recomiendo la lectura de un artículo histórico dedicado a sus orígenes y, si te atreves a escribirlo sigue mis consejos en cómo escribir un soneto.

Iraultza Askerria

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Inteligencia

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Te miro estudiar con la seriedad de un ser omnipotente. Todo lo sabes, todo lo absorbes, pones en duda el más recóndito axioma. Sólo tu aire puede evidenciar la verdad de este planeta vacilante. La boca cerrada como el carnoso muro del saber.

¿Qué esconden esos labios? El cosmos entero. La formación de las galaxias y la trascendencia de las civilizaciones. La más apasionada poesía y la más cultivada prosa. Llenas bibliotecas con tus códices, y mi corazón enamorado se arrodilla ante tu supremo conocimiento.

Me embargas, me pasmas, me desconciertas. Mezcla excitante de intelecto y belleza. Tu rostro adormecido en el silencio del estudio, como una palpitante luna en la noche cerrada. A tus ojos no se les escapa nada. Ni del ayer ni del mañana. Veo en tu nariz el itinerario mágico del oxígeno. Y tu frente, ¡ay tu frente!, frontón de enciclopedias, con dimensiones correctamente calculadas para dejar en ella mis besos enajenados.

Y, entonces, sin pretenderlo, contemplo la risa de tus labios, el enrojecimiento de tus pómulos, el brillo incandescente de tus pupilas, la agitación atómica de tu piel. Te ríes como una flor de primavera, que rodeada de libros, parece aún más hermosa que de costumbre.

Descubro así, mujer mía, el motivo de tu perfección. Tan guapa y sexy que me mareo al observarte. Tan inteligente y aplicada que dejo mi cerebro a tus pies. Yo, cariño, tan enamorado como asombrado de ti, quiero cederte todo lo que un día tuve y, de esta forma, con tu sabiduría, me hagas libre, libre y eterno.

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Mi otra mano te recorre el abdomen. Más allá del pubis encuentra la abertura de tus muslos. Justo debajo, el pene enfila la vagina. Acerca la cabeza llameante a la entrada húmeda. Le permite el acceso. Entra.

Unido a ti como una prolongación de tu sexo. Haciendo el amor sobre un colchón blanco. Entre gemidos y gruñidos. Entre exclamaciones y promesas. Amor y placer eterno. Las penetraciones van y vuelven. Tu vagina se excita. Tu clítoris, bajo el impacto de mis dedos masculinos, también. El pene se tambalea en su férreo dominio. Gruñe. Explota. Estalla. Se corre.

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Iraultza Askerria

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Iraultza Askerria