Barco de papel

Ressentiment-Evan Leeson

Pasas niña ante mis ojos
como un barco de papel.
Bajo el llanto de los cielos
te figuras mármol frágil.
Ya las gotas desdibujan
los arroyos de tu piel.
Inundada de la espuma
que se cae del firmamento,
te evaporas al versátil
y diáfano pincel.
Pasas niña ante mis ojos
como un barco de papel.
Cuando el viento sopla fiero
tu velamen se abre ágil,
y las velas se te ensucian
bajo el ímpetu de aquél.
Corres, ánima de luna,
a esconderte entre los puertos,
donde un tierno marinari
te proteja en su bajel.
Pasas niña ante mis ojos
como un barco de papel.
Y entre tanto, yo me ahogo
en los mares del amor.
Tú te marchas, y en el fondo
de este puerto quedo yo.

Iraultza Askerria

Las magdalenas

lemon cake - Chris BlakeleyTe mordí las magdalenas con la delicadeza de un Romeo. Suave y dulcemente escuché tu gemido de Julieta, proyectado desde el balcón de tu boca. Abajo persistía yo en escalar tus magdalenas para unir mi voz a la tuya, pero me resultaba tan exquisito el sabor de tu pequeña repostería, que finalmente preferí quedarme a dormir al pie de tu balcón.

Así lo hice, cobijando mi rostro entre tus íntimas magdalenas, y no hubo nunca un amante que mejor disfrutara de las alhajas de tu corazón.

Iraultza Askerria

Mirándote

Photo - {author}Así que todo es tan plácido al mirarte que la marea se reprime y el oleaje decrece y las ondas suaves recorren la superficie marina en un sosiego pletórico, culminado por tu hálito, nana de bebé.

Al observarte, los labios se agitan por la caricia de una voz angelical, y el aire atmosférico se vuelve en rosa y oro. Es el resplandor vitalicio de tu proximidad ardiente, efusión química, física de los deseos; lanzas tu velo de fuego al oxígeno y al carbono y al nitrógeno que te rodea, quemándolo todo con tu belleza.

Te contemplo serena, sentada, charlando, con el largo cabello negro cayendo alborotadamente por tus mejillas de alabastro, y cubriéndote hombros, pechos y espalda con el roce suave de las hebras morenas, mientras los frecuentes movimientos de tu mano húmeda perseveran en apartar uno u otro mechón de pelo, como queriendo mostrar el rayo de luz que atesoran esas mejillas sonrosadas, esas que tanto añoro besar.

Te examino de esta forma, encerrada en un televisor, tan natural como la naturaleza misma, tan inmensa como el propio cosmos, y me siento tan enamorado de ti, tan obcecado por tu belleza, que el tiempo se para, inmutable, mientras mis ojos marrones te acechan en la distancia, buscando el momento más idóneo para desnudar tus carnes y hacer con ellas todo lo que está prohibido para la literatura.

Iraultza Askerria

Mi luna, tu lunático

Luna atras de las nubes 1-2 - {author}Que loco es este amor que me desborda, como un maremoto de emociones, en cuyas profundidades laten las cornisas de un corazón que incansablemente retumba. Me siento un paranoico de tus encantos, un alcohólico de la miel de tu sexo, un drogadicto adicto a pincharse con tus dientes. La ebriedad de tus senos cobija mis ansias más genuinas.

Ahí quiero seguir día tras día, en la demencia de amarte, a ti y a tu cuerpo de luz y fuego; como el perturbado que erige un altar de Dios sobre el sudor de tu orgasmo. Llámame loco embrujado, paranoico intratable, demente altivo, pero jamás cederé a la impresión de anhelarte, de pintarte, de lamerte, de penetrarte con mi virilidad, y en el silencio y el sosiego de la pausa, sentir que eres mi luna y yo tu lunático.

Iraultza Askerria

Saeta de pasión

Nazareno - {author}

Allí va el paso, al frente
vagan dos nazarenos,
cirio resplandeciente
uno, el otro crucero.
Va allá el Cristo, quererlo
es pan del costalero,
su fervor fortalece
la alma que aguanta el peso.
Allí vase la gente
en silencio y respeto
por la Virgen doliente,
por el niño que ha muerto.
Allí va el penitente
canto saetero,
voz quebrada que siente
la pasión del momento.

Iraultza Askerria

El renacer

Photo - {author}Quiero derretirme como un cubito de hielo y escanciarme sobre tu piel almibarada, llenándote el cuerpo entero con mi mansedumbre inmaterial. Entrelazarme con tus dedos tangibles y filtrarme por los poros de tu cuerpo hasta el lugar secreto donde anida el espíritu.

Sería una fusión de átomo y pensamiento, de sentimiento puro y pureza ósea, donde yo mismo desaparecería del mundo terrenal para fundirme en tu ego trepidante, inmenso e inmortal, largo, tendido, alegre, infinito y lírico. Poeta desahogado en tinta rosa y contenido en el frasco de tu cuerpo único.

No me importaría, por tanto, evaporarme como el aire, despedazarme como hojarasca, convertirme en polvo y en olvido si con ello pudiese aunarme a tu alma y a tu carne mucho mejor de lo que nos permite el sexo. Durar dentro de ti en un orgasmo interminable y despertarme siempre acomodado tras el cristalino de tu mirada; ahí dentro, en tu mente intelectual, yo quiero dormir para siempre.

Mi niña, mi novia, mi mujer, mi esposa, mi todo, mi universo, mi vida y mi eternidad. Hagamos de nosotros un único ente, un único ser, una única personalidad en cuya máscara se aglutinen los gestos de nuestros rostros. Y entonces, solo entonces, podré decir que he renacido.

Iraultza Askerria

California

San Francisco Golden Gate Bridge twilight blue moment with red clouds - David YuLentamente entraste en mí, pequeña California, compartiendo en besos la salitre del Océano Pacífico. Lentamente me abduciste con la visión de tus angelicales rascacielos, cuyas puntas herían el cielo gules de los ocasos. Tú eras la suprema, la dea, la universal estela de la vida, California.

Lentamente, te desdoblaste en placeres sin límite llevándome en automóviles deportivos por el Golden Gate. Lentamente, me invitaste a pasear por el bosque de acebo y perderme en las estrellas doradas que adornaban tu fama. Tú eras una guía turística sin parangón en un mundo de secretos y misterios; nada había más bonito y más intenso, California.

Lentamente, deslizaste tus dedos áureos por mi piel bronceada y corriste conmigo en las playas cuyas esquinas virginales sólo tú conocías. Lentamente, me abrazaste y me amaste y me susurraste “Eureka”, haciéndome creer que era para ti una nueva fiebre del oro. Tú eras un estado dorado y yo aquel hombre por el que habías esperado tanto, California.

Lentamente desperté. Lentamente abrí los ojos. No fui el único que cayó entre tus brazos. Otros muchos te alababan y te amaban y decían de ti lo mismo que decía yo. Tan solo éramos uno más en la larga lista de vagabundos que habían pisado tus tierras, California.

Lentamente te odié y lentamente tomé la resolución de eludirte. Me extravié en los desiertos y dormí en el Valle de la Muerte, donde solo los más estúpidos o valientes osaban entrar. Allí, en la soledad de esa cuenca, me diste muerte, California.

Iraultza Askerria

Larga espera

Photo - {author}Allí en el fin del mundo, donde rielan las lunas y los soles sobre el fondo marino del universo, una perla minúscula, redonda, pura y sonriente, retrata el primoroso continente de tu rostro, ese del cual me enamoré una tarde o una noche o un día de la historia que solo pudo ser predispuesto por el destino, mucho antes de que la tierra fuese concebida, la misma que, ahora, separa nuestros corazones adictos a la carne del otro esperando reencontrarse en un momento tan intenso como especial, un momento por el que esperar meses, años, milenios… o aún más, toda la vida del universo.

Iraultza Askerria

London

Cabina telefónica de noche - {author}Quiero hacerte el amor en una cabina de Londres cuando el Big Ben taña las doce de la noche. Tú apoyada de espaldas contra las vidrieras cuadrangulares del puesto telefónico. Mis manos teñidas en el metálico rojo del cubículo. Arrancarte la piel a tiras. En la lujuriosa furia, empotrarte contra la pared una y otra vez. Tú gemirme, yo gruñirte. Confiar en que ningún policía cabalgue a esas tardías horas por el distrito de Westmister. Decirnos “I love you” en la ardiente pelea. Fraudulenta batalla sin vencedor. Ataque fortuito y clímax enloquecedor. Golpeo sin querer el teléfono. Se queda colgando. Te golpeo a ti, cada vez más dentro tuyo. Bramo fuerte, te muerdo la boca y gritas. Me corro. Tus muslos rendidos y húmedos, goteando semen. Y mi boca recogida entre tus cabellos como un muñeco moribundo.

Iraultza Askerria