El gato

Benito jr - {author}Firme, impasible, el gato se asoma al borde del pozo. A su alrededor, nada más que soledad. Cierra los ojos un instante y las reminiscencias acuden a su mente:

El patio cordobés, con sus blancas fachadas engalanadas de floridas macetas, parece un vergel sobre la nieve.

Una anciana se desliza en el espacio abierto mientras humedece con una regadera el suelo empedrado y las flores altivas. Claveles, geranios, rosales y jazmines destilan frescura.

El gato abre los ojos, se gira, agilérrimo, y se descubre solo. Cierra los párpados de nuevo.

Una niña juega en el patio, próxima al pozo. Ríe, inocente, risueña, feliz. “No te acerques o te atrapará La Maldita”, amonesta la anciana agitando suavemente la regadera. La niña, curiosa y traviesa, se asoma al interior. Susurra algo. Hunde la cabeza en el umbroso fondo. Vuelve a gritar… silencio. La Maldita no quiere responder.

El gato abre los párpados, otra vez. Contempla en derredor, apesadumbrado. Vacío y soledad. Levanta la cabeza hacia el cielo, invocando a Dios en una última plegaria. Una lágrima cae de sus ojos felinos. Está solo, y lo sabe. Con sus siete vidas ha trascendido a todos los demás, a todos los que caminaron por aquel patio cordobés.

Ahora, sólo queda él.

Iraultza Askerria

Abre niña los ojos

Pink As You See - Elena Pérez Melgarejo
Abre niña los ojos
por mirar al poeta
que está ciego de amor
con los versos a cuestas.
Mira niña su espalda
que parece una cresta,
sin soberbia de gallo,
con recuerdos que pesan.
Mira niña su frente
de arrugones cubierta
y manchones oscuros
de hojarasca reseca.
Mira niña sus labios
desgajados por pena,
pálidos como el hielo
que ni los mares besa.
Mira niña sus manos
que parecen de cera,
débiles y cansadas,
sin apenas ya fuerza.
Mira niña sus ojos
que cenizas revelan,
cueva negra y perdida
en su loca cabeza.
Abre niña los ojos
a quien por ti lamenta
y llora un poco, ¡un poco!,
por su eterna condena.

Iraultza Askerria

¡Contenido extra!

Siempre he tenido la duda de escribir poesía asonante o consonante, rima popular o más culta. De los sonetos de Quevedo a los versos de Bécquer. Nunca he despreciado ninguno de estos géneros, sin recapacitar mucho en las exigencias del lector. Por eso, me gustaría preguntarte que poesía te gusta más: ¿la asonante o la consonante? ¿Y por qué?
Si algún lector quiere responder a esta cuestión, estaré encantado de recibirle en mi dirección de correo. Como siempre, ¡gracias!

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Tus ojos

alina's eye - ^@^ina (Irina Patrascu)

Frente, sudario de perlas
sobre cristal oceánico.
Niña tus ojos son llave
de los candiles volcánicos.
Boca que sabe agua dulce
bajo un acuoso remanso.
Niña tus ojos son oda
de los torrentes más cálidos.
Pechos, soporte de estrellas
del cielo azul el ornato.
Niña tus ojos de mi alma
son el enérgico ánimo.
Vientre varado a la orilla
de los manjares más caros.
Niña tus ojos del mundo
son el edénico hálito.
¡Ay, mi niña! De tu cuerpo
con versos pinto su trazo.
Pero por mucho que afane
no sé pintar tus ojazos.

Iraultza Askerria

La tentación

tentacion. - mami13

Es la tuya la sincera
manzanita del paraíso
que acaricio ya muy cerca
¡tentador que es el destino!
Es pecado capital
observar los corazones
de la niña virginal
y querer comer sus flores.
La serpiente me envenena
y me muero de agonía
por ansiar besar la pena
atascada en tu sonrisa.
Un reflejo en mis razones
¡advertencia!, caso omiso.
Ignorando los temblores
voy con mi emoción de niño.
Niña mía, soy tu hombre;
sirenita, mi Yasmín.
Es real y azul mi nombre,
no te escapes, ¡ven aquí!
Eres árbol en el centro
no movible del edén.
Con tu fruto me enveneno,
¡qué ahora Dios me juzgue bien!

Iraultza Askerria

Barco de papel

Ressentiment-Evan Leeson

Pasas niña ante mis ojos
como un barco de papel.
Bajo el llanto de los cielos
te figuras mármol frágil.
Ya las gotas desdibujan
los arroyos de tu piel.
Inundada de la espuma
que se cae del firmamento,
te evaporas al versátil
y diáfano pincel.
Pasas niña ante mis ojos
como un barco de papel.
Cuando el viento sopla fiero
tu velamen se abre ágil,
y las velas se te ensucian
bajo el ímpetu de aquél.
Corres, ánima de luna,
a esconderte entre los puertos,
donde un tierno marinari
te proteja en su bajel.
Pasas niña ante mis ojos
como un barco de papel.
Y entre tanto, yo me ahogo
en los mares del amor.
Tú te marchas, y en el fondo
de este puerto quedo yo.

Iraultza Askerria

Mi dulce niña

202/366 · La bella durmiente-Iñaki Pérez

En casa está la niña,
dormida en cama, dulce… ¡dulce hada!
Su boca sabe a piña;
su aliento es la balada
del bardo, del juglar… de mi tonada.
Eterno labio fresa,
eterna la canción, eterna dama.
Y yo… por mi duquesa
velo triste su llama
que no apaguese nunca en esta cama.
Durmiente bella, dime…
¿querrás algún instante despertar?
Mientras mi verso rime,
no deje yo de andar
me sentaré a tu vera… ¡y a esperar!

Iraultza Askerria

Ilusión

Ilusión centesimal - Silvia Viñuales

Misteriosa luna azul,
curiosidad engreída,
arco iris de palabras,
pedacito de mi vida.
Unos versos que en silencio
forman una voz querida.
Una pluma de los mares,
una Jane desconocida.
En la tacita de plata
la perla más exhibida,
de largos cabellos negros
donde un rostro blanco anida.
Tanto eres para mí
que te imagino mentira,
lejana ilusión errante
pero deseada niña.

Una niña llorando

Photo - {author}En la habitación a oscuras, una luna discordante ilumina una cama que chirría. Y chirría con dos cuerpos atenazados sobre el colchón; uno abalanzado sobre el otro. Los gruñidos del hombre pegados al pelo de su esposa, cuyos ojos vacíos miran el techo por encima del hombro de su amante.Y al otra lado de la pared, una niña llorando.

La sábana cubre los cuerpos, remarcando las siluetas. Unos pechos incipientes, apenas perceptibles por el tórax masculino, que aplasta con su potencia monstruosa mientras arranca rumores al viento y penetra en el fondo de la arena. La esposa se aferra al dorso del marido, sin arañar, sólo firmeza y resistencia, sólo sujeción.

Y al otro lado de la pared, una niña se bebe sus lágrimas mientras cierra los oídos, ausente.

Aumenta el ritmo, se acelera el pulso. Los muslos forzados se abren un poco más ante las frenéticas acometidas. Es la guerra sin cuartel, la batalla final por el trofeo anhelado. Por eso grita el soldado, descompuesto por el esfuerzo, sintiendo la amenaza de su vida, mientras su esposa recibe la mole varonil: el hombro bajo la barbilla, la espalda vestida del cabello femenino, el vientre oleoso y pegado al otro vientre, la pelvis aguijoneando el sexo ajeno.

Y al otro lado de la pared, una niña gime sin que nadie escuche sus secos lamentos.

Corre, corre, corre. Se apresuran las pieles laceradas al recibir el movimiento nervioso, imparable. El hombre gruñe, brama, ruge, balbucea un término amoroso, mientras se aprieta contra ella, quien lo siente como una pesada bomba de relojería a punto de explotar. Y estalla con un grito expansivo.

Y al otro lado de la pared, una niña traga saliva y cierra los ojos para limpiarse las lágrimas.

El hombre se vuelca a un lado, exhausto. La mujer queda en su posición supina, silenciosa, sólo escuchando el respiro anheloso de su legítimo esposo, que ha perdido la fuerza y la virilidad. La luna, a través de la ventana, clarea en el dormitorio, desvelando un rostro joven y hermoso, casi primaveral. El marino vuelve la espalda, amolda la cabeza y ronca, adormilado.

Y al otro lado de la pared, una niña se evade de las penumbras, escapa de las sábanas y se encamina al baño para asearse

Iraultza Askerria

Violadores y poetas desorientados

(untitled) - Phil HilfikerEl mundo estaba lleno de oportunidades. Rubias, morenas, incluso pelirrojas. Algunas de piernas delgadas, otras gruesas, todas llamando a una boca ávida. En cualquier lugar aparecían: en los sueños, en el cielo, en cualquier punto del universo… Incluso en los vagones del metro nocturno.

Una duda, un interrogante, un suspiro en unos labios tan sensuales como la propia inocencia.

La mirada perdida, soñolienta, vagando entre los asientos del vagón metropolitano, mirando, mirando a aquel desconocido sentado enfrente, mirándome, cuestionándose que estaré escribiendo.

Y en el fondo tontea con una pregunta. ¿Se atreverá? ¿Me dirá algo? ¿Me cortejará con palabras amables? ¿Habrá dulzura en sus ojos azules? ¿Habrá osadía en sus labios principescos?

¡Niña! Ya no existen los caballeros.

Sólo quedan violadores y poetas desorientados.

Iraultza Askerria