cual sirena marina en una playa.
No sé si fuiste fuego, luz o cielo,
mas me arrancaste un trozo de mi alma.
No lo sé, ¿quién lo recuerda?
tus pechos… ¡ay, sabían a manzana!
Mas no sé si eras fruto, flor o carne,
aunque todavía me arda la cara.
No lo sé, ¿quién lo recuerda?
y al abrirse… ¡centella de mañana!
No sé si eran azules o morenos,
pero no olvido nunca esa mirada.
No lo sé… ¿quién lo recuerda?
o arena que se escapa de la palma.
¡Nunca! Tenías forma de pecado,
y eso a cualquier varón le deja marca.
¿Mujer? No, imposible…