Velocidades

Con el coche acelerando al límite de la legalidad, pasé mi mano por la palanca de cambios, con tanta suerte que rocé con los dedos tu rodilla cercana. Sentada junto a mí, parecías ignorar mi involuntario roce, al tiempo que … Leer más

Beso rosa

Lanzar la sábana al encrespado pubis y apaciguar su fortaleza con un roce húmedo. Cubren el pudor los cabellos negros y las manos toman débilmente el rostro acunado sobre el vientre. Hembra rosa. Hombre ciego. Ver más allá de la …

Palmeras

Parecen palmeras las cortinas de tu dormitorio, cuando al leve suspiro de un gemido se agitan a pocos centímetros de tu cabello de betún. Luz en tus ojos cerrados, placenteros, casi ausentes, que observan la nada sintiéndolo todo. Lengua mía …

La espesura del amor

En la espesura del amor naufraga mi piel, destilada como un líquido. Esfera de cristal al unísono. Tus poros repletados de mis efluvios, pálida carne sumergida en la espuma del mar. Se abre la cueva de las galaxias y las …

Labios

Tienes los labios más bonitos del mundo, con su leve aroma a jazmín y a rosa, su elegante forma de acueducto romano, húmedo en cada uno de sus arcos. En la comisura de los labios nace el augurio de un …

Karina

Curiosamente, lo que más me gustaba de la noche era el misterio que encerraba. Las esquinas recortadas como prolongaciones de la calle, los charcos de agua casi invisibles sobre la acera, las mujeres de ensombrecida belleza y los hombres de … Leer más

Tu tristeza

Un avión surcando el cielo gota helada en tu mirada, pasa rápido, invisible, mas dejando triste marca. Tu rosal se descompone como en invernal helada, y a los labios marchitados la sequía los alcanza. En la puerta de tu ánima, …

Dea

El mundo gira sin parar y tus labios de alba brillan en lo más alto, iluminando inviernos y veranos. Eres la primavera de los ojos negros, ávidos de curiosidad, y el otoño que llena de razón los pensamientos. Las estaciones …

Remendando corazones

Remendaste mi corazón con la lluvia de la noche. Quién iba a decirme que en la tormenta aciaga, en la distancia amarga, tomarías mi mano para guiarla hacia una luz desconocida. Como la humedad del firmamento, te filtraste por mis …

Desquiciado

Se abate sobre mi alma la resignación, la emotiva frustración de sentirse inútil. Y así, el sol se envalentona haciéndome sentir inválido, hormiga soportando una carga excesiva. Llueven las amenazas y las injurias. Los oprobios no han hecho más que …

Barco de papel

Pasas niña ante mis ojos como un barco de papel. Bajo el llanto de los cielos te figuras mármol frágil. Ya las gotas desdibujan los arroyos de tu piel. Inundada de la espuma que se cae del firmamento, te evaporas …

Las magdalenas

Te mordí las magdalenas con la delicadeza de un Romeo. Suave y dulcemente escuché tu gemido de Julieta, proyectado desde el balcón de tu boca. Abajo persistía yo en escalar tus magdalenas para unir mi voz a la tuya, pero …

Mirándote

Así que todo es tan plácido al mirarte que la marea se reprime y el oleaje decrece y las ondas suaves recorren la superficie marina en un sosiego pletórico, culminado por tu hálito, nana de bebé. Al observarte, los labios …

Mi luna, tu lunático

Que loco es este amor que me desborda, como un maremoto de emociones, en cuyas profundidades laten las cornisas de un corazón que incansablemente retumba. Me siento un paranoico de tus encantos, un alcohólico de la miel de tu sexo, …

Saeta de pasión

Allí va el paso, al frente vagan dos nazarenos, cirio resplandeciente uno, el otro crucero. Va allá el Cristo, quererlo es pan del costalero, su fervor fortalece la alma que aguanta el peso. Allí vase la gente en silencio y …

El renacer

Quiero derretirme como un cubito de hielo y escanciarme sobre tu piel almibarada, llenándote el cuerpo entero con mi mansedumbre inmaterial. Entrelazarme con tus dedos tangibles y filtrarme por los poros de tu cuerpo hasta el lugar secreto donde anida …

California

California

Lentamente entraste en mí, pequeña California, compartiendo en besos la salitre del Océano Pacífico. Lentamente me abduciste con la visión de tus angelicales rascacielos, cuyas puntas herían el cielo gules de los ocasos. Tú eras la suprema, la dea, la …

Larga espera

Allí en el fin del mundo, donde rielan las lunas y los soles sobre el fondo marino del universo, una perla minúscula, redonda, pura y sonriente, retrata el primoroso continente de tu rostro, ese del cual me enamoré una tarde …