Busco un nombre en mi memoria, teñida de dulces sueños. Espera, espera, no la pierdas de vista. Es una palabra, un apelativo. Es tu apellido. Un vocablo encarnado de rosa con orlas brillantes de rojo pasión. Un vocablo adorado por los aromas de las flores y la frescura de la brisa. Un vocablo que, pronunciado, alegra el alma, el corazón y la mente. Vida mía…, que en un nombre englobas la felicidad. Maremágnum de endorfinas. Analgésico.
Di su nombre, ¡nómbrala! Adelante, labios, ¡tomad las riendas!, ¡gritad su nombre! Descubrid ante el mundo su verdadera identidad, oculta en la posibilidad de escucharla una vez más.
Palabra. Esperanza.