Solos tú y yo

S. - {author}Entonces nos abrazamos desnudos y en silencio, mirándonos en la penumbrosa duda de sabernos vivos o muertos, tras haber combatido ferozmente en la batalla de los sexos. Yo estaba sin energías. Tú estabas desmantelada. El mundo lamía nuestros pies sudorosos y el cielo se derretía en nuestras mejillas. Teníamos los rostros juntos, pegados, y nos ardían. Pero no sentíamos dolor, no sentíamos nada, salvo el amor destilado por nuestros cuerpos lujuriosos y nuestras almas hermanadas de por vida. Habíamos hecho el amor consecutivamente y habíamos destrozado nuestra felicidad en simultáneos orgasmos. ¿Qué quedaba entonces de nuestros recuerdos terrenales? ¿De nuestro lugar en el mundo? Nada. Todo desaparecido, todo fuera de nuestro universo propio, de nuestro sistema solar intransferible, de nuestro tímido, minúsculo, sobrio, pero acogedor planeta que habíamos labrado en nuestras carnes.

En aquel momento, solo existíamos tú y yo.

Iraultza Askerria