Con el coche acelerando al límite de la legalidad, pasé mi mano por la palanca de cambios, con tanta suerte que rocé con los dedos tu rodilla cercana. Sentada junto a mí, parecías ignorar mi involuntario roce, al tiempo que tu mirada de oro se perdía en la argéntea autopista.
Quise probar suerte y comprobar hasta que punto tu ausencia era real o quimérica. Mi mano se posó como una pluma en tu liviana rodilla, donde la cobertura de un pantalón negro me insinuaba la perfección de tus huesos. Casi podía sentir bajo la tela tu piel de alabastro, de arena, de brisa cadenciosa y tibia.
No dijiste nada, aunque te escuché suspirar, y sentí como se te erizaba el vello a causa de la emoción. Supe que, acomodada en el asiento del copiloto y con el asedio de mi mano sobre tu rodilla, poco podías hacer salvo dejarte llevar.
Tomé una curva y luego rocé las tuyas con mi palma apresurada. Subí por el muslo voluptuoso, tonificado y curvo, recordando aquella lejana vez en que un beso mío inauguró la apertura de tu virginidad. Seguí en mi avance ofuscado mientras mis dedos tanteaban tu pierna. No había mejor sustento para el porte de una princesa.
Supe que si seguía subiendo por el muslo, llegaría a la frontera prohibida, cálida y húmeda de tu sexo; a tu ingle izquierda donde podría reconocer entre los bordados de la ropa interior, a tu tesoro, a tu bomba de relojería, a tu mayor secreto.
Entonces, el coche chocó contra el guardarraíl de la carretera y se despeñó poco después por un barranco de varios metros. Nuestros cuerpos se ataron en un amasijo de hierros y sangre.
Pero no me importaba morir de una forma tan romántica, recorriendo tu sexo y tu corazón a la máxima velocidad.
Me gusta, los finales inesperados son los que dejan mejor sabor de boca.
Aunque, siendo crítico conmigo mío, siempre me ha parecido un final un poco forzado. Muchas gracias por comentar. Te lo agradezco de corazón.
wow. Me atrapó desde las primeras líneas. Excelente
Gracias por la visita y el comentario 🙂
Es magnífico, envolvente, inesperado y con ese grado de imprudencia que sólo una gran pasión puede generar.
Muchas gracias por el comentario. Las pasiones deben ser tan imprudentes como inesperadas. Gracias.
Estupendo, me a gustado mucho, de principio a fin, el cierre, trágico, y aun así, aun bajo la tragedia ese toque pasional, incitativo del sexo y la muerte, el fuego caliente de la pasión y el hielo frió de la muerte.
Gracias por el comentario, y por describir tan fielmente tu opinión. Mi intención era superponer la pasión a la tragedia. Gracias de nuevo.
Jajaja, muy bueno, qué cruel, nos pones todo romanticones y sensuales y luego nos das un batacazo. Ha sido genial.
Bueno, he buscado tanto sensualidad como romanticismo, y teñir el relato con un toque de infortunio y desgracia, aunque sin pretender ser cruel :). Muchas gracias por la lectura y el comentario.