Despegando

No habrá aeropuerto que cierre cuando mi cuerpo se asome a tus muslos boquiabiertos. Entraré de lleno en el terminal de tu vientre, como ese travieso que pierde las maletas a sabiendas de que tiene toda una fortuna esperándole. Justificaré …

A un corazón roto

A un corazón roto

Tú ya conoces todos mis secretos, tú ya sabes mi poesía, tú has leído mi rima y mis sonetos y los llantos de esta alma mía. Tú ya estorbaste tantos alfabetos que recorrí de noche y día. Tú ya has …

Soneto a un caballero

Cabalga, caballero, trota apriesa; recorre, las llanuras de Castilla; galopa, mas no olvides que quien brilla arriba no es el sol, es tu princesa. Traviesa la muralla tanto gruesa; alcanza a quien bandidos acaudilla, sembrando miedo y pánico en la …

La venganza de los papeles

Son muchos; ellos. No cesan en su ataque, en su acometida, en su ofensa endiablada. Se han multiplicado durante años, mutilados, inconexos, inconclusos, y ahora se han rebelado contra mí. Los papeles buscan venganza tras tantos años de maltrato. Me …

Desrazonamiento

Harto de la comodidad del no pensar del desrazonamiento, de actuar no con el instinto ni con la cabeza, sino con la indiferencia. Avanzar por el mundo tirados del hilo de la discordia, consumidos por el apremio de estar a …

Ramera

La ramera de la solitaria luna cuando escampa el sol y la tormenta los acuna. Lleva a su regazo el cetro plateado. La cortesana que reclama un título nobiliario. En el silencio se frotan los colores. Abundan sudores, lluvias y …

Pese a la distancia

Pese a que vives en la frontera inalcanzable, te siento tan cerca de mí como esta mano mía. Pareces revolotear cual mariposa en mi suspiro de fuego y siento las alas de tu espíritu batirse en caricias sobre mi espalda. …

El pantano

El pantano

Te despiertas. Un pantano. Tenebroso, todo tinieblas, gasas de piel en forma de nubes, vapores de humores sangrantes de odio. Escuchas sonidos sordos, apocados, gélidos, como llanto de niño en una noche tormentosa. Llueve del cielo, llueven hirientes diamantes. Resplandecen …

Un soneto confuso

Un soneto confuso

Si elijo rima abrazada solo me sale un cuarteto y no puedo dar parada a este incipiente soneto. Mas si opto por la rítmica cruzada formo una redondilla en el objeto del verso popular, y a tal sujeto hago de …

El pescador nazarí

Sopla el viento de Levante sobre la roja alcazaba, y de frente, por delante, no se ve nada; salvo la Sierra Nevada y la Alpujarra distante. ¿Dónde se fue el agua? Que no veo entre la bruma el son marino …

Marinero maldito

Lágrima alta en la vela, párpado de aros viejos. Mar te abraza de lejos cual manchón de acuarela. Ola que pinta esquela sobre ancianos pellejos. Lleva el mar los reflejos lejanos de la escuela. Mares de olvido y muerte do …

No importa dónde ni cuándo

Allí vas, joven y perpetua. Te ríes, tomas un sorbo, bailas, vuelves a reír. Y yo, aunque no me veas, te observo maravillado desde la barra, acariciando con los ojos tus hombros desnudos mientras ardo en deseos de hacerte el …

Rocío

Tomillo espolvoreas en mi cara, como polvo de estrellas o de nieve, como el agua bendita que en un ara derrama el sacerdote sobre un bebe. ¡Ay, si el sol en mi rostro despuntara no se apropie del agua que …

En el éxtasis

Los ojos entornados contra la penetrada oscuridad, las piernas entreabiertas ante la luz creciente, la boca quejumbrosa bajo un peso atroz y los brazos aferrados a un sudoroso mundo; un sentimiento tan agónico que la dejó finalmente desprotegida, herida e …

El bosque que chilla

Van las rosas a esconderse de las sombras. En la oscuridad, las remotas esperanzas son deshojadas por los vientos. Aullidos que ensordecen el llanto mientras las lágrimas, embarradas, soterran la alegría. El bosque brama, el bosque chilla, el bosque teme …

La pirámide maldita

La pirámide maldita

Pico dorado, que alzas tu esplendor sobre el acantilado de la vida. Muchos hombres mataste en tu interior, tarde avisaste: solo había ida. Zigurat de oro. Afán conquistador al buscar tu tesoro; acto suicida. Nunca hubo montaraz ni explorador de …

Carthago delenda est

Avanzan las legiones victoriosas entre fuegos y escombros. Sortean los miembros amputados, las espadas melladas… Los últimos esclavos han levantado breve resistencia, infructuosa como la petición de piedad. Los vencedores cumplen órdenes sin valorar la maldad de sus actos. Siguen …

La noche azul

Una sombra se escabulló entre mis sábanas y me apretó el pecho con una tenaza aterciopelada. Fuerte… fuerte… fuerte. Fuerte y tenaz. Pero no dolorosa. Sino suave… suave… suave como el terciopelo. Su hálito sabía a mar. Su boca a …