Entre el Sáhara y el Everest

Viajé por el cereal de tus ojos, hundiéndome en una perla alfombrada de noche. Me interné en las estrellas de tu mirada, como un yeti vagabundo en las faldas del Everest. Sediento, me ahogué en el Sáhara de tus labios …

Lazo rosa

Lazo rosa, de piña colada, con una sutil textura picante. Tierna gracia sin término, como fresa que al morderla exhala cálidas vitaminas. Pan de molde cuya miga se mantiene siempre blanda. Fogosa delicia que despide una fragancia única. Flor de doble …

La lluvia negra

El agua, como siempre, caía negra del cielo, formando opacas sombras que se estampaban contra la ciudad. En esos instantes, aunque fuese mediodía, el firmamento parecía de noche, sin un resto de sol que pudiera atravesar las brunas nubes. Por …

Des-inspirado

A veces experimentas en tu interior un nudo, un obstáculo, una carretera cortada o un camino embarrado por las sombras. Te sientes desorientado, confuso, perplejo. Sin ideas. Ignoras a dónde tus pasos te llevarán. El mundo parece frío y desolado y …

El encierro

Estoy hundido en un agujero. La fuga lejos, sin libertad. Oscuro entorno de mi ansiedad, ya nada veo. Ven carcelero. Ya nadie me oye mientras espero el triste fin, ¡decapitad!, orgullo de hombre cuya piedad será entregada por frío acero. …

Solos tú y yo

Entonces nos abrazamos desnudos y en silencio, mirándonos en la penumbrosa duda de sabernos vivos o muertos, tras haber combatido ferozmente en la batalla de los sexos. Yo estaba sin energías. Tú estabas desmantelada. El mundo lamía nuestros pies sudorosos …

El beso

La sonrisa de la luna en un rostro de estrella cuando la noche llora y es fría la tormenta, hasta mis labios llega tuyo el sabor de menta y guerrean las lenguas en fogosa querella. Te paras un instante. Yo …

Siete meses de poesía

Han pasado siete meses desde que acaricié tu rostro de porcelana, desde que abrí tus Puertas Esceas con los dedos, desde que tomé entre los labios los trocitos de tu alma. Todavía recuerdo esas primeras caricias inundadas con el posible …

Lira de los vientos

(ella) Abrázame otra vez, abrázame en las playas del Oriente, cual si en la lobreguez unimos nuestra mente, el cuerpo, el alma; haciendo un mismo ente. (él) Tomar tu desnudez tomarte por los bosques de Occidente, con ansia y avidez, …

En busca de una estrella

Cuando naciste, una estrella se prendió en el firmamento. Aún no había sido descubierta por el ser humano, pero cuando sus telescopios la vislumbraran, la bautizarían con tu nombre. Hasta ese momento tu existencia quedaría únicamente ligada a La Tierra. …

A una boca terca

Terca boca escrupulosa de unos besos cariñosos, encuentras más pasión entre los restos de un paladar ambicioso. Terco labio lacerado por la gracia de un fogoso, como del sol ardiente llamarada que quema hasta lo más hondo. Terca niña que …

Rencor, celos, odio y traición

Cada orgasmo sembró una arruga en tu frente; cada goce mancilló un poco más tu alma dedicada a la egolatría; cada risa fortaleció la piedra de tu corazón y cada roce desvirtuó con grietas el cristal de tu mirada. De …

A la antísesis

El medible infinito de la honesta codicia, oxímoron probable el vegetal animado, atentos los descuidos del desierto mojado en el celeste infierno de la áspera caricia. El manzano naranja de purgada inmundicia en libertad esclava del corredor parado entre odiados …

Tercetos a un hermano ofendido por el amor

Como aquel que rompiendo las cadenas de las esclavitudes deshonrosas y corre hasta una fuente a aliviar penas. Como aquel que llorando a decorosas mujeres que nos roban corazones, se cava entre sus lágrimas las fosas de la muerte, ponzoña …

Besos enajenados

Tus pestañas parecían derretirse como cera bajo el influjo de mis besos. Con los ojos cerrados y el cuerpo inmóvil, te rendías ante los encantos de un desconocido, que bien podría haber sido un violador o, peor aún, un asesino. …

A tu ausencia

Horizonte nocturno do bailabas junto a teas brillantes hechas de oro, y entre todas sublime descollabas, siento tú, siendo tú el mayor tesoro. Al oído melosa me cantabas y tu voz se escuchaba como un coro, ya en el aire …

El riachuelo y la cadena

Tu cuerpo me parecía a veces un riachuelo. Otras una cadena. Cuando acariciaba y besaba tu piel, te sentía húmeda, undívaga, timorata, como hielo derretido bajo el calor de viriles centellas. Al principio, fría como el agua de las montañas, …

La serpiente silenciosa

No se percató de tu presencia. Apareciste en el interior de su cuerpo con una lentitud tan parsimoniosa que nadie pudo augurar tu llegada. Lentamente, te abriste paso en el interior de su alma, silenciosa como una serpiente, arrastrándote entre …