Mi reloj

Photo - {author}Quiero apropiarme de tu tiempo, y que no tengas que estudiar, dormir o comer. Tan solo te dejaría ir al baño, para ducharte conmigo. Al ser dueño de cada uno de tus segundos, no deberías nada a nadie, ni siquiera a la muerte, siendo mía para toda la vida.

En esa eternidad nuestra, no podrías separarte de mí. Serías mi alma gemela, mi sombra, mi intuición y mi voz, mi sentimiento y mi felicidad. Cada uno de los impulsos eléctricos de mi piel y mi capacidad de absorción de ideas. Podría dejarte que fueras yo mismo inclusive.

Sin miedo al pasado y sin recelo del futuro, solo existiría nuestro presente. Me encerraría contigo en la habitación blanca de un hotel, y en ella te haría el amor para luego leer las huellas de mis besos sobre tu piel incandescente, y entre los lapsos de cada lectura, aprovecharía para escribirte cuánto te amo.

Al ser amo y señor de tu tiempo, estaría tan pendiente de ti que incluso soñaríamos las mismas cosas, y al final, tú también te convertirías en la dueña de mis horas y mis días.

La aguja de mi reloj vital; la luz de mi reloj de sol; la tierra de mi reloj de arena.

Iraultza Askerria

La caricia

Caricias - Reto Cinco sentidos - {author}Despegarse los cuerpos como una bomba de relojería condenada a despedazarse en mil pedazos. Y van los cristales de las almas a esparcirse a través de los kilómetros, infinitos como el tiempo, infinitos como las ganas de comerte. Y en esos momentos de pesadumbre, me recojo en el fuego de los hogareños recuerdos, lugar prestigioso de tu inocencia y mi lealtad, donde los cuerpos y los espíritus pueden volver a evaporarse en una recíproca caricia. Una sola. Tú y yo.

Iraultza Askerria

Columbograma

paloma - {author}Arthur… no tengo mucho tiempo. El sonido de las cadenas repercuten en las paredes de mi mansión y los gruñidos de la criatura ensordecen los pasillos. Mi mano tiembla al escribirte esta carta. Tengo miedo, mucho miedo. No de la muerte. Pero sí del mal que he desatado y que amenaza con propagarse fuera de estos muros de piedra.

Quiere matarme, Arthur, ¡quiere matarme! A mí y a toda la humanidad. Pero me enfrentaré a ella, y rezaré a Dios para que no deje escapar a tan despiadado engendro. Por eso, Arthur, sangre de mi sangre, pronto estaré muerto, junto a ella; espero. Pero si fallo, si no lo logro hermano mío, ¡te suplico que acabes con ella!

Sólo tú conoces el secreto que hoy me llevaré a la tumba.

Huele a pólvora y a podredumbre. Significa que se acerca.

Pronto volaré por los aires, más alto quizá que esta paloma que te envío.

Iraultza Askerria

Nexo

Something to Confess. - {author}Gemiste al escucharme.

Mi demostración de afecto significaba para ti mucho más que las constantes penetraciones que ahondaban en tu vientre, buscando el modo de perpetuar mi complacencia finita a expensas de partirte el cuerpo en dos.

Te apretaste a mí con fuerza y yo me apreté contigo, y nos apretamos tú y yo como se apretaron nuestros genitales y nuestros pechos y nuestras frentes al rojo vivo e, incluso, nuestros ojos.

Fue la culminación de nuestra unión espiritual, el nexo irrompible entre un joven y una muchacha, el fuego purificador quemando simultáneamente unos cuerpos: nuestras vidas.

Vidas destinadas a existir en conjunto mientras la muerte aguardaba para asesinarlas a la vez.

Iraultza Askerria

Igual que ayer

ferias. - {author}El jolgorio se acercaba a la medianoche. Los fuegos artificiales se avecinaban y los parroquianos se agolpaban unos contra otros, buscando ascender al firmamento.

Entonces, otra vez igual que ayer, el ruido y el color rompieron la templanza del universo. Desaparecieron las estrellas bajo resplandores azules, rojos, blancos y verdes.

No había nada más hermoso. Vecinos y turistas de la capital lo sabían. Allí estaban los taberneros, con su merecido asueto. Feriantes despachando buñuelos y churros. Bailarines exhaustos tras genuinas manchegas. Los niños pequeños subidos a los hombros de los padres y las madres más atentas a los fingidos llantos del carricoche que a la propia realidad. Y entre esa multitud, resaltaban los jóvenes.

Los fuegos artificiales siguieron, como siempre, adornando el cielo sin estrellas, atrapando la atención de la gente. Ruido y más ruido en el recinto ferial.

Pero más allá, allí donde terminaba las barracas, sorbida por las brumas de la soledad, una muchacha de quince primaveras lloraba arrodillada ante Dios. Pero nadie acudió a rescatarla, y solo la mirada noctámbula de un escritor pudo vislumbrar alrededor del ojo de aquella niña un terrible moratón.

Y, efectivamente, día tras día, año tras año, siglo tras siglo, se repetía la misma historia, la misma injusticia, la misma actitud cobarde que había convertido a la Y en una variante sin perdón, y a la X en un símbolo de perfección y gloria.

Iraultza Askerria

Lujuria infinita

Deseo - Desire - {author}Hojas de terciopelo sobre las que escribir deseos, deseos de amor, de sexo, de eyaculaciones en tu vientre plano, de los picantes sabores de tu boca y de tu sexo. Tintas de sudor y efluvios corporales, solo visibles para nuestros ojos, que se evaporan entre las caricias y los murmullos. Murmullos acompasados del uno y del otro, al hacer el amor. Interjecciones silenciosas cuando nos practicamos sexo oral simultáneamente. Repertorio de incidencias y arañazos, de un cuerpo aplastado contra otro, de un cuello maltratado por la voracidad del orgasmo.

El compás de la lujuria en su lento pero inexorable camino al infinito.

Iraultza Askerria

Beso rosa

Kiss - {author}Lanzar la sábana al encrespado pubis y apaciguar su fortaleza con un roce húmedo. Cubren el pudor los cabellos negros y las manos toman débilmente el rostro acunado sobre el vientre.

Hembra rosa. Hombre ciego. Ver más allá de la realidad cuando es cierto lo imposible. Simplificando el placer para derribar el odio, mientras sonríen los gases nobles en la polución del sexo.

Saliva contra saliva. Claroscuros de sabores entre aromas almizclados. Embudar la boca y lacerar con la lengua. Oblicua punzada tras íntegra envoltura. Se queda abierta la sima y libre el pedestal ante otra profunda ingestión.

Y tan profunda…

… que se rompe la agonía en cien pedazos. El corazón se tambalea sin pedir perdón ni permiso. Llora un gruñido gutural sin que el beso rosa se inmute. Explosión de llamas.

Los labios teñidos de blanco como una flor de azucena en su zigurat de luz.

Iraultza Askerria

Palmeras

Photo - {author}Parecen palmeras las cortinas de tu dormitorio, cuando al leve suspiro de un gemido se agitan a pocos centímetros de tu cabello de betún. Luz en tus ojos cerrados, placenteros, casi ausentes, que observan la nada sintiéndolo todo.

Lengua mía que empapa la ribera de tu cuerpo frágil, y con sabiduría penetra allí donde más débiles se vuelven las aguas. En la música de tu estómago escucho trinar a los gorriones, y un poco más abajo observo que el nido se abre para dejarlos volar.

Llega a la copa de los mares y déjate embelesar por el firmamento, que mientras mis besos te llenen por dentro no tendrás tú que pensar en nada, salvo en palmeras.

Iraultza Askerria

La espesura del amor

Photo - {author}En la espesura del amor naufraga mi piel, destilada como un líquido.

Esfera de cristal al unísono. Tus poros repletados de mis efluvios, pálida carne sumergida en la espuma del mar. Se abre la cueva de las galaxias y las estrellas muerden incansables. Ataque fortuito, devolución vengativa. Una supernova que corta nuestras miradas. Es la espesura del amor.

Los cabellos se funden y se desgarran, cayendo por la límpida tierra como cae el rocío de un cometa. En el contacto, el tacto se aparta, quemado, y vuelve a la hoguera donde se canaliza; nada puede escapar del círculo vicioso de la espesura del amor.

Fluyen las lágrimas y el sudor de los agujeros negros, pupilas centelleantes. Las pestañas cortadas por el viento huracanado de los gemidos. El aire es pesado, agónico, ardiente, cargado de sensualidad. Persiste un perfume de dominación absoluta, propio de la espesura del amor.

Vagan los besos de un lado a otro, cuerdas que descienden del cielo y se enredan en el vello púbico. Se calientan los genitales como cerillas; el fósforo de tu boca; el fósforo de mis labios. Duele y se carboniza; mártires de nuestro sufrimiento compartido, el mismo que se hincha en el interior de nuestras carnes hacia arriba, hacia arriba, siempre hacia arriba. La bomba de relojería acabará, tarde o temprano, con la espesura del amor.

Se abrazan los universos en un único cosmos; condensación de células, fusión nuclear, química de los sentidos absortos y absorbidos por el estallido de la fuerza y la bestialidad. Rotas las barreras del género; aunados los entes sexuales; la antigua fisión deja paso a un trastornado Big Bang, donde la absoluta presencia de las cosas y pensamientos se ha concentrado para explotar.

Y, al fin, la espesura del amor lo tiñe todo de su simbólico color albino, y nuestros ojos se cierran, cayendo una mirada sobre la otra mirada, y toman consciencia de un sueño del que ya no despertaremos.

Iraultza Askerria

Labios

Lujuria / Lust: Sabores - {author}Tienes los labios más bonitos del mundo, con su leve aroma a jazmín y a rosa, su elegante forma de acueducto romano, húmedo en cada uno de sus arcos. En la comisura de los labios nace el augurio de un futuro mítico, celestial, merecedor de epopeyas y poemas épicos. Luego se despliegan hacia el centro, ensanchándose como el latido de un corazón, y es entonces cuando más hermosa se vuelve la boca, con el labio inferior y el labio superior pugnando por ver cuál es más bello.

Ninguno pierde: perfección dentro de la perfección.

El labio de arriba dominante, certero, sabio, con su traza barroca, monumental, producto de la arquitectura de un pintor de la corte, como Velázquez o Goya. El de abajo más inocente, puro, erótico, sensual, como un edén de perfumes almizclados o la carne de una doncella sin desvirgar. En conjunción, lo tienes todo: fuego y agua, tierra y cielo, caos y cosmos, retrato de una reina y retrato de una dama.

Tus labios son la pareja perfecta entre el amor y la sexualidad. Con ellos puedes consagrar la felicidad con una sonrisa y besar las bocas de aquellos mortales que tuvieron la suerte de probarte. Con ellos puedes gritar, resollar, reír. El oráculo de los deseos. El templo de Venus. El Partenón de la beldad femenina.

Y aquí estoy yo, rezando; sacrificando hecatombes líricas en tu recuerdo, suplicándole a tus labios que me tiñan el rostro con su eterna saliva. Quiero besarte, besarte, besarte, rozar tu boca con la mía, y con las yemas de los dedos recorrer la sinuosa vertiente que va de arriba abajo. Quiero entrar en tu boca con un anhelo vehemente, y mirarla durante horas, fotografiarla en la memoria, reír mientras ríe, besar mientras besa, gemir mientras gime. Quiero que devores mi alma y quiero morir entre tus labios de jazmín y rosa.

Iraultza Askerria