El pantano

Pantano del Tranco. - Matías Expósito Lechuga

Te despiertas. Un pantano. Tenebroso, todo tinieblas, gasas de piel en forma de nubes, vapores de humores sangrantes de odio. Escuchas sonidos sordos, apocados, gélidos, como llanto de niño en una noche tormentosa. Llueve del cielo, llueven hirientes diamantes. Resplandecen en el aire cual fantasmagóricas garras de cristal.

El pantano gélido, umbroso, lóbrego, lúgubre, luctuoso, como un lupanar de poesía, como un misterio indescifrable, como una romántica mentira que acongoja el corazón.

En él te despiertas, desgraciado, perdido y desolado, como un Pedro Páramo que busca inútilmente a su padre.

Iraultza Askerria

Entre el Sáhara y el Everest

Everest - {author}Viajé por el cereal de tus ojos, hundiéndome en una perla alfombrada de noche. Me interné en las estrellas de tu mirada, como un yeti vagabundo en las faldas del Everest. Sediento, me ahogué en el Sáhara de tus labios secretos y quedé empapado por tu rechazo. Firmé un beso a la puerta de tu boca que quedó sin identidad.

Fuiste un desierto inabarcable, que no pude regar con mi amor. Fuiste una enorme montaña cuya cima no fui capaz de coronar. Fuiste la amplitud agónica de la nada y la impenetrable fortaleza de la inmortalidad.

Siempre fuiste más que yo y nunca pude alcanzarte.

Iraultza Askerria

Perdido

Buscando en este mapa que es tu cuerpo
la senda de llegada hasta tu sexo,
perdíme en laberintos de cristal
que sabían a cielo, pan y sal.

Recé solo esperando tu rescate,
mas disfrutabas viéndome en tus carnes.
Perdido, sin saber por dónde ir,
perdido, y a la vez siendo feliz.

Me alimenté de ti con la noción
de que si te comía yo, yo mismo,
lograría encontrar tu corazón.

Y así lo hice, lento, sin sufrir,
y ya cuando escuché el primer gemido,
supe que lo había encontrado… ¡al fin!

Iraultza Askerria