Cuando habla el corazón

Photo - {author}

A veces las palabras vuelan lejos
sin poder ser leídas o escuchadas,
las mismas no aparecen reflejadas
ni en sonidos, escritos o librejos.
Pero aunque no te lleguen los reflejos
directos de mi voz ni en las llamadas
ni en escritos o lúgubres baladas
sabe que entre estos cálidos reflejos
subyace una razón más que imperante
una palabra siempre resonante:
son los latidos, que aunque lejos hablan.
Y si cierras los ojos para oír
el tímido compás de mi latir
escucharás los versos que se entablan.

Iraultza Askerria

Extraviado en el paraíso

Derrotado por el placer, examinó su belleza femenina. Los labios húmedos esbozaban una deleitosa sonrisa, los imponentes senos se agitaban retándose mutuamente en un duelo sicalíptico, y las piernas mostraban una piel cálida y suave, una piel de vértigo.

Así se sentía él, mareado por la visión de aquel goce; desequilibrado por las caricias de tal desenfreno; estimulado por la posibilidad de fusionarse con otra persona, por la perspectiva de escuchar los latidos femeninos sobre los suyos, por la capacidad de extraviarse en el paraíso mientras él se extraviaba en ella.

 

Extracto de Sexo, drogas y violencia, de Iraultza Askerria