Diciendo adiós

Photo - {author}Tarde o temprano todo el mundo siente que la vida, en un principio maravillosa y tierna, aparece infatigablemente cruel y ladina al otro lado del muro de la ilusión. Es allí donde surgen sus garras más temidas, mezcladas de casualidad y sofisticada conspiración, para arrancar en un instante la mera ilusión de existir, la esperanza de mantenerse con vida.

Di adiós a la alegría, di adiós a la felicidad, da la bienvenida a un amor que te puso los cuernos y, después, si tienes cojones, pégate un tiro.

Iraultza Askerria

Un grito en pos del viento

yell - {author}Gritó. Fuerte. Tanto que el último latido de su corazón se le escapó por la garganta. Cayó al suelo, de rodillas y apoyado en sus débiles brazos. La arena del desierto se introdujo bajo sus uñas y el sol derritió las gotas de su frente ardorosa. Las lágrimas fluyeron por sus ojos y la última exhalación de su ruego se agotó tras el viento. Habían arrasado sus campos, incendiado su casa, violado a su mujer y matado a sus hijos. Y lo única que podía hacer, gritar, no le servía de nada.

Iraultza Askerria

Sobre la esperanza

Esperanza vieja - Eduardo AmorimLas sombras aparecen por las esquinas y me dibujan el perfil de tus senos. No es más que un recuerdo sutil y vano, pero casi puedo sentirlos bajo mis dedos. Los acaricio… y luego los beso. Jadeante, me ahogo en tu vientre y en la curvatura de tu cadera…

La sombra se desvanece como una primavera adolescente y la soledad y la frustración de la realidad me acometen con su tenaz filo. Más allá, no hay más que dolor, nostalgia e impotencia. Más allá de mis remembranzas y mis ocasionales sueños, solo puedo llorar con el corazón encogido, atravesado de puñaladas. Solamente puedo ser feliz engañándome con la alegre memoria del pasado. Y la esperanza, maldita ella, tiñe todo de su hipnótico color verde.

Iraultza Askerria