Mucho se ha hablado de
Helena de Troya a lo largo de la historia, y es que aún hoy resulta incomprensible como el
rapto de una mujer pudo provocar una guerra de diez años, culminada en el popular caballo. Pero lo curioso es que esta hermosa mujer llamada Helena,
ya había sido secuestrada con anterioridad.
El rapto de Teseo
Porque mucho antes de que sucediera la guerra entre aqueos y troyanos frente a los muros de Ilión, Helena de Esparta fue secuestrada por Teseo, el legendario héroe griego que se había enfrentado al Minotauro y que por aquel entonces era rey de Atenas.
Helena, de apenas doce años, pertenecía a una poderosa estirpe de aristócratas espartanos. Una vez conocido el rapto de la niña por parte de Teseo, los hermanos de la primera acudieron en su rescate, dispuestos a destruir Atenas si fuera necesario.
Pero cuando los hermanos llegaron a las afueras de la ciudad griega, sus habitantes proclamaron que ni Teseo ni Helena se encontraban allí. Los invasores, sin embargo, descontentos con la situación, amenazaron con una sangrienta batalla.
Fue entonces cuando entró en escena un desconocido personaje, llamado Akademos. Se trataba de un gentil ciudadano que en defensa de la ciudad de Atenas desveló que Helena había sido conducida a Afidnas, un lejano pueblo del norte.
Akademos, el salvador de Atenas
Los hermanos de Helena aceptaron la revelación y marcharon sin mayor perjurio para Atenas. Allí quedó Akademos, el valeroso ciudadano, como el salvador de la polis. Los atenienses le glorificaron de tal forma que sus tierras pronto se convirtieron en lugar de culto y veneración.
Los terrenos de Akademos se ubicaban a seis estadios de distancia de Atenas, cerca del río Cefiso. Allí se engendró un bosque de olivos y en las inmediaciones se enterró al emblemático ciudadano. La localización se hizo sagrada.
La escuela platónica
Los siglos pasaron por la ciudad de Atenas, entre gobernadores y batallas, entre la amenaza persa y las discusiones filosóficas, pero los jardines del difunto Akademos continuaron fértiles e inmaculados.
Hasta que en el año 388 a.C., el filósofo Platón fundó en aquel lugar su insigne escuela. En honor al antiguo héroe ateniense, Platón llamó a su primitiva universidad la Akademia.
La Akademia atesoró todo el saber de la antigüedad, instituyendo una sociedad científica y literaria. Matemáticas, medicina, astronomía, retórica, oratoria. Fue el antecedente de las universidades modernas y el núcleo cultural durante los siguientes siglos.
Academias y liceos
La Akademia de Platón fue tan popular y tan trascendente para el saber occidental, que los milenios rindieron homenaje a tal nombre. Hoy en día, la palabra academia hace referencia a cualquier institución docente, pero no hay que olvidar que su verdadero origen se encuentra en la figura de Akademos, el héroe ateniense.
Finalmente, hay que apostillar que, siguiendo los pasos de Platón, su discípulo Aristóteles fundó su propia escuela, a la cual bautizó como Liceo. De esta forma, debemos a ambos filósofos griegos el significado y el empleo de estas dos palabras milenarias, que hoy son sinónimo de centros de enseñanza y cultura.