El caballo de Helena

Caballo 003 - {author}Sobre la alfombra de la habitación, reposa un caballo de juguete. Está esculpido en madera, con unos ojos cilíndricos de color azul que parecen estallar en lágrimas. En su lomo se ha cincelado un epígrafe con letras rojas, apasionadas, llenas de cariño. Rezan lo siguiente: “betirako maite zaitut”, y debajo, con una grafía diminuta, aparece el nombre del escultor. Al lado, el de la princesa a quien va dedicado semejante regalo. Un juguete con forma de caballo y corazón que llora ante la soledad a la cual se le ha desterrado.

En la misma habitación, en una cama individual que limita con la alfombra, se escuchan unos gemidos intermitentes, agudos e intensos. Los muelles del colchón gritan infieles ante la ofensa de su uso. La almohada se encoje ante el sudor lujurioso de los dos amantes. Y el caballo de madera, exiliado en la alfombra, contempla entre lágrimas cómo su amada abre las piernas a un amor desconocido.

El aire se vicia y la luz se ensombrece; los segundos se ahogan y el cariño agoniza; la vida parece una ironía y la muerte un destino anhelado. Ante los ojos del juguete de madera, su Helena ha regresado con Menelao.

El caballo cierra los párpados, incapaz de asistir a tanta deslealtad y desapego. No quiere mirar; se enclaustra en sus pensamientos recordando el duro trabajo que le supuso al escultor tallar su cuerpo.

Unos minutos después, el hombre se baja de la cama y aterriza encima del juguete de madera.

El caballo se parte en dos, como un corazón roto.

Iraultza Askerria

El legado de Akademos

Academia de Atenas (Resist version) - Santiago AtienzaMucho se ha hablado de Helena de Troya a lo largo de la historia, y es que aún hoy resulta incomprensible como el rapto de una mujer pudo provocar una guerra de diez años, culminada en el popular caballo. Pero lo curioso es que esta hermosa mujer llamada Helena, ya había sido secuestrada con anterioridad.

El rapto de Teseo

Porque mucho antes de que sucediera la guerra entre aqueos y troyanos frente a los muros de Ilión, Helena de Esparta fue secuestrada por Teseo, el legendario héroe griego que se había enfrentado al Minotauro y que por aquel entonces era rey de Atenas.

Helena, de apenas doce años, pertenecía a una poderosa estirpe de aristócratas espartanos. Una vez conocido el rapto de la niña por parte de Teseo, los hermanos de la primera acudieron en su rescate, dispuestos a destruir Atenas si fuera necesario.

Pero cuando los hermanos llegaron a las afueras de la ciudad griega, sus habitantes proclamaron que ni Teseo ni Helena se encontraban allí. Los invasores, sin embargo, descontentos con la situación, amenazaron con una sangrienta batalla.

Fue entonces cuando entró en escena un desconocido personaje, llamado Akademos. Se trataba de un gentil ciudadano que en defensa de la ciudad de Atenas desveló que Helena había sido conducida a Afidnas, un lejano pueblo del norte.

Akademos, el salvador de Atenas

Los hermanos de Helena aceptaron la revelación y marcharon sin mayor perjurio para Atenas. Allí quedó Akademos, el valeroso ciudadano, como el salvador de la polis. Los atenienses le glorificaron de tal forma que sus tierras pronto se convirtieron en lugar de culto y veneración.

Los terrenos de Akademos se ubicaban a seis estadios de distancia de Atenas, cerca del río Cefiso. Allí se engendró un bosque de olivos y en las inmediaciones se enterró al emblemático ciudadano. La localización se hizo sagrada.

La escuela platónica

Los siglos pasaron por la ciudad de Atenas, entre gobernadores y batallas, entre la amenaza persa y las discusiones filosóficas, pero los jardines del difunto Akademos continuaron fértiles e inmaculados.

Hasta que en el año 388 a.C., el filósofo Platón fundó en aquel lugar su insigne escuela. En honor al antiguo héroe ateniense, Platón llamó a su primitiva universidad la Akademia.

La Akademia atesoró todo el saber de la antigüedad, instituyendo una sociedad científica y literaria. Matemáticas, medicina, astronomía, retórica, oratoria. Fue el antecedente de las universidades modernas y el núcleo cultural durante los siguientes siglos.

Academias y liceos

La Akademia de Platón fue tan popular y tan trascendente para el saber occidental, que los milenios rindieron homenaje a tal nombre. Hoy en día, la palabra academia hace referencia a cualquier institución docente, pero no hay que olvidar que su verdadero origen se encuentra en la figura de Akademos, el héroe ateniense.

Finalmente, hay que apostillar que, siguiendo los pasos de Platón, su discípulo Aristóteles fundó su propia escuela, a la cual bautizó como Liceo. De esta forma, debemos a ambos filósofos griegos el significado y el empleo de estas dos palabras milenarias, que hoy son sinónimo de centros de enseñanza y cultura.