Palabras en femenino

Esperando dormida... - Javi Sánchez de la viñaLa mano dormida reposaba sobre la almohada. La noche había cedido a una cálida aurora, cuyas luces resplandecían sobre las desgastadas sábanas de la cama, iluminando la piel desnuda de la mujer.

Él la contemplaba con la mirada pensativa.

Recordó la historia de pasión y sinceridad que habían vivido durante la madrugada. Ahora no quedaba más que la memoria nostálgica e imborrable de una pasada época.

Pero la vida era así.

Tomó su ropa y se vistió bajo las caricias de la mañana. Antes de abandonar la alcoba, la miró una vez más; por última vez. Sabía que nunca volvería a verla.

Jamás, nunca más.

Pero juró, sobre la vida y la muerte, que nunca dejaría de amarla.

¡Contenido extra!

Algún lector me preguntó alguna vez sobre el título de este microrrelato. «Palabras en femenino», ¿por qué? La verdad es que no se puede encontrar relación del encabezado con el contenido narrativo del mismo; en vez de eso, hay que vincularlo con la morfología del texto. Todos los sustantivos que se han utilizado en el relato son de género femenino, de ahí, el título. Simple y llanamente.

Gracias por suscribirte al blog. Sólo por ser seguidor de esta bitácora, podrás leer este contenido extra.

Una chispa de excitación

Era tan apuesto, tan hábil en su movimiento manual…, que se preguntaba si sus dedos serían tan agradables pulsando las melodías guardadas entre sus muslos. Le imaginó desnudo, sin esa camisa, sin esos pantalones ceñidos, sin la ropa interior que le arrancaría a mordiscos. Le imaginó tendido sobre ella, soportando su sagrado peso contra la cadera, percibiendo como el sudor recorría sus cuerpos flamígeros, mirándose recíprocamente con las pupilas extraviadas en el culminante éxtasis. Imaginó la saliva varonil y meliflua descender empalagosamente por su propia garganta.

Blue eye-Pablo Fernández

Sus ojos femeninos chispeaban de excitación, rehuyendo de la ferocidad de su hermano.

—¡Qué me des tu móvil, joder! —Su hermano alcanzó la culminación de la ira. Empuñó con ambas manos el fusil, miró al otro hombre y le disparó—. ¡Y mírame a la cara cuando te hable!

Se hizo un completo silencio, un silencio puntualmente roto por la caída de un cadáver.

Extracto de Sexo, drogas y violencia, de Iraultza Askerria

Extraviado en el paraíso

Derrotado por el placer, examinó su belleza femenina. Los labios húmedos esbozaban una deleitosa sonrisa, los imponentes senos se agitaban retándose mutuamente en un duelo sicalíptico, y las piernas mostraban una piel cálida y suave, una piel de vértigo.

Así se sentía él, mareado por la visión de aquel goce; desequilibrado por las caricias de tal desenfreno; estimulado por la posibilidad de fusionarse con otra persona, por la perspectiva de escuchar los latidos femeninos sobre los suyos, por la capacidad de extraviarse en el paraíso mientras él se extraviaba en ella.

 

Extracto de Sexo, drogas y violencia, de Iraultza Askerria