Vano fantasma de niebla y luz

Nude woman - bartEl cuello largo y delgado, como el de un cisne, y suavemente tallado por la mano del Arquitecto, me azotaba la cabeza plasmando imágenes inolvidables. Durante las clases de matemáticas, de filosofía, de biología, de física y química, de historia, de literatura, de lengua castellana, de inglés y del antediluviano euskera, había observado el cuello de la muchacha bajo los destellos de la luz del aula desprendidos por sus tirabuzones; había soñado con tentar sus delicadas curvas que se abrían en delgados y frágiles brazos de porcelana, cuyas manos menudas y esbeltas acogían un carácter laborioso y vivaz; había anhelado besar sus labios de oculto nácar enmarcados en un rúbeo cuadro de melódico contenido; había amado una ilusión, una huella de la memoria, un sueño de cadenas apretadas en el infierno, un gas imponderable de inviable respiración.

Un vano fantasma de niebla y luz, como diría Bécquer.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

La última vez

La despertó un aliento frío que se pegaba a la piel como el sudor de un amante. La despertó una sensación olvidada por el cerebro y que sólo el corazón puede reconocer. La despertó el brillo de unos ojos que no veían, y que tampoco eran ojos: un misterio secreto, la mirada de Dios.

Entre la penumbra de la habitación, y ofuscada por la somnolencia, divisó durante un segundo un contorno pálido en mitad del dormitorio, inmóvil pero sonriente, firme pero sereno, muerto pero inmortal.

Cuando pestañeó, la presencia del espíritu había desaparecido.

Aquella fue la última vez que vio a su esposo.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria