Cuando duermes y te miro, me pareces el cuenco de misterios y el eco de las supernovas que llaman al otro lado del universo. Tu boca entreabierta, suspirando pecados y promesas ciertas, y las pestañas largas bien cerradas sobre tus ojos de arco iris. Las mejillas blancas, los pómulos enrojecidos por la almohada, la frente serena e inmaculada. Tu rostro suspendido en el sueño como el más beato de los inmortales.
Verte dormir es un espectáculo en la oscuridad de la noche; una nueva disciplina artística; una oportunidad de brindar por la naturaleza contemplando tu belleza. Y en ello quiero pasar mis horas nocturnas, diurnas, muertas, ciegas, vivas, eternas, acechándote mientras descansas, sabiéndote mía bajo el amparo de las sábanas como el loco hambriento que soy, enloquecido por tu hermosura.
Iraultza Askerria