El arte de revisar textos: ahora sí… ¡a revisar!

Serie Alfabetos 2002 - Silvia Cordero VegaEn el artículo anterior sobre el arte de revisar textos hacía una división, inquebrantable, de los procesos de redacción y revisión. La conclusión es bien sencilla: primero se escribe, luego se revisa. Nunca hay que llevarlas a cabo simultáneamente.

En el texto precedente explicaba algunos consejos o pautas a seguir durante el proceso de escritura de la novela o el relato en cuestión. Los siguientes consejos están orientadao tras finalizar el primer borrador de la obra. Es entonces cuando comienza el verdadero, tenaz, insoportable y agotador trabajo de corrector.

Ahora nos adentraremos en esta dura faena. Esperemos que salgamos ilesos.

Revisa la novela un año después de finalizarla, no antes

Paciencia, paciencia, descansa, descansa, relájate, haz un viaje y olvídate de cuanto haz escrito durante los meses pretéritos. Antes de iniciar el proceso de revisión, el autor tiene que realizar un esfuerzo considerable y quitarse de la memoria a personajes, escenarios, situaciones, etc. Olvidarlo todo. Sufrir amnesia literaria podríamos llamarlo.

¿Por qué? Porque los escritores tenemos una memoria selectiva para nuestros escritos. Consecuentemente, en vez de leer el texto escrito, leemos aquel que está introducido en el cerebro. Por eso, antes de iniciar la revisión de la novela hay que dejarla reposar un tiempo… puedes ser varios meses… un año. Todo depende del tiempo que hayamos invertido en la redacción de la obra y cuan absorbidos estemos por ella.

Mientras tanto, hay que aprovechar la espera para escribir otra novela.

Utiliza el corrector ofimático

Antes de adentrarse en la tediosa tarea de revisión, conviene utilizar los mecanismos que la informática ha puesto a nuestro alcance. Tanto LibreOffice Writer como Microsoft Office Word incorporarán un corrector gramatical y ortográfico decente. De hecho, lo mejor es utilizar los dos.

Con sus sugerencias se pueden subsanar muchísimos errores: falta de tildes, carencia de diéresis, palabras en minúsculas, puntuación incorrecta, doble separación entre palabras, etc. Revisar el borrador de la obra con estas herramientas puede llevar un día entero, pero el tiempo invertido merecerá la pena.

Un último consejo: nunca antepongas la sugerencia de la máquina a tu propia disposición. El humano siempre es más sabio que el ordenador.

Ponte siempre cerca un diccionario

Cuando digo un diccionario, digo un diccionario de verdad, no valen las enciclopedias en línea. No es que las primeras sean mejor que las segundas o viceversa, para nada. Es una forma de crear presión, de insistir. Cualquier palabra que suponga un ápice de duda, por pequeña que sea, hay que buscarla inmediatamente en el diccionario, y tener uno cerca sirve como medida de control. Te sorprenderán las cantidad de términos que usamos equivocadamente pensando que conocemos su significado correcto.

Igualmente, se recomienda el uso de un diccionario de sinónimos. Ahora bien, hay una regla inquebrantable que ningún escritor debe olvidar: una vez encontrado un sinónimo, búscalo prontamente en el diccionario de definiciones.

Has un desglose de las palabras más utilizadas por secciones o capítulos

Las repeticiones de palabras y frases son muy comunes en el primer borrador de la obra. Si estas reiteraciones ocurren espaciadamente no hay ningún problema. Por el contrario, si los términos se repiten en la misma página o aún peor en el mismo párrafo, conviene modificarlas con ideas afines.

Para saber las palabras que más se repiten en un texto, utilizo una herramienta web que hace un desglose de las más utilizadas. Es muy sencillo de usar y permite saber rápidamente cuáles son los términos más repetidos o si se están empleando justamente los sinónimos.

En este artículo, por ejemplo, las palabras más explotadas son las siguientes (se excluyen preposiciones y artículos):

  • revisión
  • texto
  • obra
  • diccionario
  • palabra
  • novela
  • borrador

Primero lee el texto, después escucha el texto

Un borrador hay que leerlo varias veces para encontrar cada una de las faltas que contenga. Sin embargo, la última revisión no pasa por una lectura del texto, sino por una escucha del mismo. Léelo en voz alta, o aún mejor, deja que otro lo lea.

Particularmente, utilizo herramientas informáticas que leen el texto automáticamente. La voz no es precisamente dulce y armoniosa, pera la entonación es más que correcta y permite revelar carencias y errores.

Recomiendo esta práctica insistentemente.

No entres en el bucle infinito de la revisión

Para terminar, he de admitir una cosa: todo texto es susceptible de mejora, independientemente del número de revisiones a las que se haya expuesto. Por consiguiente, los autores tienden a obcecarse en una revisión infinita de sus textos, corrigiéndolos una y otra vez. Es un vicio que conviene erradicar.

Seamos sinceros: la perfección no existe, y nuestra obra tampoco lo será. Por eso, la revisión sólo es el paso intermedio para que la novela alcance su objetivo. Primero ser escrita, luego ser revisada y finalmente ser leída. Esa es la función primordial: incitar la lectura, y para llegar a allí no debemos revisar eternamente la obra.

Espero que estos consejos sirvan a cualquiera que se embarque en la corrección de una obra literaria. Asimismo, me gustaría pedir vuestra colaboración para saber qué metodologías usáis a la hora de revisar textos. Como siempre, cualquier tipo de aportación será bienvenida.

¡Contenido extra!

La revisión de textos es un proceso mucho más duro que la propia escritura. Una novela se puede escribir en tres meses con plena dedicación. Ahora bien, la revisión se puede alargar, sin ningún problema, durante tres años.
El ser humano es un animal que comete errores, muchos errores. No tiene que sorprendernos encontrar incontables fallos en nuestras novelas. Es normal y, lo mejor de todo, enmendable.
La revisión de un texto es como una vacuna, como una medicina, como una operación de larga convalecencia. Pero, en cualquier caso, algo necesario.
Con el tiempo, los autores aprenden a revisar los textos con tanta pulcritud, que ya no temen que la corrección se alargue durante años.

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El arte de revisar textos: durante el proceso de redacción

(7/52) Corregir - Irene ChaparroLa revisión de novelas, cuentos, relatos y demás ficciones es toda una vocación. No sólo se necesita un conocimiento expreso de gramática, ortografía y estilo, sino también nociones de historia, educación, política, ecología, industria y cualquier otra ciencia habitual, dependiendo de la ambientación de la obra.

Creo firmemente que la mayoría de los autores, escriben mal y revisan bien. Aquellos que escriben bien son simplemente los maestros de la literatura (uno de cada cien mil escritores, diría yo), y lógicamente, no soy uno de ellos. Los malos autores debemos aprender a revisar bien nuestro trabajo, para que al menos pueda resultar legible.

En los siguientes artículos intentaré abarcar fundamentos al respecto de la revisión de nuestras obras, textos y redacciones, un trabajo mucho más laborioso y aún más insoportable que la propia redacción. En este primer capítulo me centraré, sencillamente, en compaginar la revisión con la redacción del texto, dando a este último proceso mucha más importancia que al primero.

Escribe o revisa, pero nunca hagas las dos cosas

Un autor debe discernir entre dos acciones complementarias pero íntegramente diferentes: escribir y revisar. Escribir es una cosa y revisar otra. La segunda sigue a la primera, pero no deben ir de la mano, no deben sucederse simultáneamente.

Aquel que escribe un párrafo e inmediatamente lo revisa, ni escribe ni revisa. Simplemente, pierde el tiempo. Lo digo tan abruptamente porque lo he sufrido durante años. Hay que dejar que la pluma se deslice sin óbice. Después ya habrá tiempo para revisar, corregir, buscar sinónimos, asimilar significados, reconstruir tramas y anotar cualquier frase oportuna.

Haz una breve revisión de lo escrito el día anterior

Intenta revisar una o dos páginas escritas el día anterior. Esto te permitirá entrar en consonancia con el tono de la redacción y habituar la inspiración al momento narrativo, además de impulsar una pequeña corrección del texto, en la que es vital no demorarse mucho tiempo.

Se trata simplemente de un modelo a seguir para aclimatar la voz narrativa y que sirve, además, como una minúscula, breve y fugaz revisión. Así matamos dos pájaros de un tiro.

Anota instintivamente códigos de revisión durante la escritura de textos

Quizá complicada, pero una práctica muy recomendable. Mientras uno escribe le pueden acometer dudas y faltas: un sinónimo para esta palabra, cómo se escribe realmente el nombre de este médico escocés, a cuántos kilómetros esta Almería de Madrid, se acentúa o no se acentúa esta palabra y cuál es la maldita forma del pretérito pluscuamperfecto del verbo ser.

Lo más importante es no detenerse ante estas vacilaciones y seguir el curso de la escritura. En mi caso, he implementado lo que podríamos llamar un automatismo de códigos que me permite remarcar cada término dudoso para una futura revisión.

Por ejemplo, para cada palabra que necesariamente hay que corregir, suelo enfatizarla con un asterisco (*). Se puede lograr mayor precisión añadiendo códigos alfanuméricos, como los siguientes:

  • *o: duda ortográfica, de acentuación.
  • *g: duda gramatical, muy útil para determinados tiempos verbales.
  • *i: duda informativa, cuando se necesita recavar más datos sobre un personaje, un acontecimiento histórico, un producto de lavandería, una marca de ropa…
  • *d: duda de definición, para lo cual será necesario utilizar un diccionario en el futuro.
  • *s: buscar un sinónimo para la palabra en cuestión.

Un pequeño ejemplo para ilustrar este método:

Pisé el acelerador sin más preámbulos*d. El coche resurgió como un buitre en la carrera desolada. No había nadie: ni coches*s, ni rastro de vehículos ajenos, ni tan siquiera aquel Ferrari Testa Rosa*i del año 1986*i. Por ello, bajé las ventanillas y subí la radio a tope*s. La autopista se llenó de rock & roll.

En este caso, el escritor ha preferido seguir con la escritura sin pararse a revisar el verdadero significado de “preámbulos”, o buscar información sobre la forma correcta de escribir el modelo de ese Ferrari y su año de fabricación. Además, el autor también necesitará encontrar un sinónimo para un dicho tan vulgar como “a tope”, pero esta labor la realizará en otro momento, durante el periodo de revisión y corrección.

La revisión mensual

Como último consejo, recomiendo a los autores realizar una revisión completa a final de mes, pero sólo de lo escrito ese último mes. Nunca de la obra entera. Siguiendo este proceso el escritor clarificará sus pensamientos en torno a la novela, realizará anotaciones sobre personajes, acontecimientos o escenarios, aprovechará para modificar algún punto crítico del capítulo en cuestión, etc. Es importante no demorarse más de dos días en esta revisión mensual. Es sólo una revisión, no una corrección completa.

Si bien en este artículo he aportado pautas para revisar un texto alternándolo con la redacción y sin influir negativamente en ésta, en el próximo capítulo hablaré de consejos para corregir una obra ya finalizada.

Espero que estos trucos os sirvan de ayuda tanto como a mí.

¡Contenido extra!

La revisión de textos es un proceso mucho más duro que la propia escritura. Una novela se puede escribir en tres meses con plena dedicación. Ahora bien, la revisión se puede alargar, sin ningún problema, durante tres años.
El ser humano es un animal que comete errores, muchos errores. No tiene que sorprendernos encontrar incontables fallos en nuestras novelas. Es normal y, lo mejor de todo, enmendable.
La revisión de un texto es como una vacuna, como una medicina, como una operación de larga convalecencia. Pero, en cualquier caso, algo necesario.
Con el tiempo, los autores aprenden a revisar los textos con tanta pulcritud, que ya no temen que la corrección se alargue durante años.

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