El corazón fue hecho para amar

Heart - seyed mostafa zamani—¿Tienes corazón? Pues entonces, fuiste hecho para amar.

El guardián no objetó nada. Firme y erguido frente al umbral, parecía desafiar la terquedad pasional de Eros, pero en su rostro contraído se dibujaba una mueca de vacilación e infelicidad.

Eros tampoco añadió nada más. Vestido por el calor de la noche, sabía que el silencio era el invitado de honor a tal gala de bordados penumbrosos y motivos estelíferos, los cuales resplandecían sobre la oscuridad reinante convirtiendo el negro harapo en una seda brillante y delicada.

La luna, valiente, besaba el rostro del muchacho enamorado, inculcándole la idea de que con paciencia y perseverancia, la luz más débil podía derrotar a la oscuridad más fuerte; del mismo modo que él, con osadía y afán, podría cortejar al chico del templo y amarlo en la eternidad del arte, las palabras y los sueños.

Dio un paso hacia delante, débilmente, y luego dio otro, arrimándose aún más al cuerpo del guardián. Éste, aun sabiendo de la cercanía de Eros, no intentó alejarse de él, se mantuvo ante el umbral del templo en la misma posición que ayer, que hoy y que mañana, inmutable. Se dedicaron una mirada, la del guardián de incertidumbre, la de Eros de decisión; y éste alargó el brazo hacia el cuerpo del guardián.

Sus dedos le palparon el desnudo torso, de duros y firmes músculos. Las caricias se extendieron por todo el busto, llegando hasta el rostro moreno y los labios silentes.

Finalmente, Eros se inclinó sobre el guardián y le besó.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Y mientras tanto…

Y mientras el mundo prosigue envuelto en las brumas de la guerra; mientras un octubre rojo se decanta al amanecer y se recoge al ocaso; mientras las estrellas persiguen la luz de la luna allí donde ésta huye; mientras la humanidad se disemina bajo el manantial de la muerte; mientras los misterios atacan y desamparan; mientras la injusticia se arropa bajo el velo de la democracia; mientras la Nada devora y el Todo palidece, ¡mientras ocurre todo esto!, yo sigo igual: mirándome en el espejo, atormentándome el corazón, llorando enamorado y envejeciendo.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria