¡Ay!, hermosa azucena en este valle,
blanca miel en boca de serafín;
del ladrón codicioso su botín.
Ojalá entre mis brazos al fin te halle.
blanca miel en boca de serafín;
del ladrón codicioso su botín.
Ojalá entre mis brazos al fin te halle.
Como la vagabunda de la calle
que se expande de aquel a éste confín,
en mi corazón te extiendes afín,
por mi cuerpo con lujoso detalle.
que se expande de aquel a éste confín,
en mi corazón te extiendes afín,
por mi cuerpo con lujoso detalle.
Azucena estival, ¿dónde estarás?;
tu aroma en este valle y nada más,
y tus caricias solo en mi recuerdo.
tu aroma en este valle y nada más,
y tus caricias solo en mi recuerdo.
Azucena querida, mi azucena,
inabarcables pétalos de pena,
convirtiendo en demente a un hombre cuerdo.
inabarcables pétalos de pena,
convirtiendo en demente a un hombre cuerdo.