Mientras en mi amado país, las jóvenes promesas del catolicismo han vitoreado y bailado en honor de la fe y la unión cristiana; en la no tan lejana Trípoli, capital de Libia y de infortunios, se han dejado escuchar tiros, explosiones, gritos de dolor y aplausos amargos de triunfo. Mientras las portadas de los periódicos y el prime-time de los telediarios recopilan imágenes de un anciano teutón convertido en rey feudal, otros se frotan las manos adivinando las riquezas indirectas que se producirán, al tiempo que en el norte de África la sangre se hermana al polvo de los cimientos destruidos. Y yo, en mi particular egoísmo, sólo estoy preocupado por recuperar el aprecio de mi ex-novia, pasar un buen rato con mis amigos y traducir las fantasías de mi mente.
Invirtiendo el preciado tiempo laboral en ojear las noticias del día anterior -tengo el defecto de llegar tarde a todos los sitios-, me encuentro con un utópico apunte -cuanto menos positivista- sobre la economía europea, que aparece en el diario online de 20 minutos. El artículo da entrada repasando las subidas de los centros bursátiles más importantes de la zona euro, para continuar con las cotizaciones al alza del Ibex-35; cuando, para mi inocente incredibilidad, leo la siguiente parrafada:
“La entrada en Trípoli de los rebeldes al presidente libio, Muammar el Gadafi, alimentaba la cotización de las petroleras y otras empresas del sector energético, como Eni (5,2 %), Total (3,7 %) y OMV (4 %), que se beneficiaban de las tensiones en Libia.”
22.08.2011 – 18.53h, 20 minutos,
¡Qué desfachatez! ¡Qué insolencia! ¿Significa eso que las grandes multinacionales de la energía se benefician despiadadamente de una guerra civil que se ha cobrado miles de vidas sin sentir la menor compasión? ¿Significa eso que mis amados países occidentales -los miembros de la OTAN, entiéndase- son menos que una avanzadilla subordinada al poder empresarial de las petroleras? ¿Significa eso que la insigne promulgación de paz y libertad que se quería sembrar en el pueblo libio sólo es una moneda de cambio para lograr petróleo, gas y otras fuentes de energía? ¿O acaso es que yo, simplemente, soy un pobre anarquista demente que no comprende las intrínsecas verdades asociadas a las palabras de políticos y generales?
Visiblemente trastornado, continúo mi pesquisa por los enlaces del periódico online, cuando, sin desviarme del tema central que nos atañe -la guerra civil en Libia-, me topo con el monólogo de un peculiar personaje. Para algunos un dictador y para otros un incomprendido. Hugo Chávez, presidente de Venezuela. La entrevista, diez horas anterior a la información bursátil, dice así:
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, denunció este lunes que Estados Unidos y sus aliados europeos están perpetrando «una masacre» en Libia con el objetivo de hacerse con las reservas petroleras del país magrebí.
«Eso es lo que están haciendo en Libia: produciendo una masacre» y excusándose en que lo hacen «para salvar vidas. ¡Qué descaro, qué cinismo!, pero es la excusa para invadir, para tomar un país y sus riquezas», manifestó Chávez en un discurso televisado.
22.08.2011 – 08.00h, 20 minutos
Después de leer esto, no sé que más pensar. La cabeza va a explotarme y mi jefe me mira extrañado.
Necesito un café.