Es de fuego y carmín, combustible nevado,
donde alegre perdura tu aniñada sonrisa
que discurre sin fin por tu boca deprisa
sonando en el apuro de mi amor encerrado,
donde alegre perdura tu aniñada sonrisa
que discurre sin fin por tu boca deprisa
sonando en el apuro de mi amor encerrado,
pues palpita mi pecho, cuando llega a mi lado
el certero y el tibio, el clamor de tu risa
que se vuelve un alivio del yo, necesitado,
de corazón maltrecho, por tu lejana brisa.
el certero y el tibio, el clamor de tu risa
que se vuelve un alivio del yo, necesitado,
de corazón maltrecho, por tu lejana brisa.
Que necesito oírte, y oír bien a tu boca
y beber del enjuague de tus húmedos labios,
honda caverna dulce, que a mi alma vuelve loca.
y beber del enjuague de tus húmedos labios,
honda caverna dulce, que a mi alma vuelve loca.
Ojalá llegue el día para unir a ti mi alma
al reencontrarnos más ardientes y más sabios
y besarnos, reírnos, mientras te escucho en calma.
al reencontrarnos más ardientes y más sabios
y besarnos, reírnos, mientras te escucho en calma.