El rayo de luna de Gustavo Adolfo Bécquer

Tramonto - yokopakumayokoQuizá, El rayo de luna sea la leyenda más conocida de Bécquer. Tal vez se haya convertido en un relato tan popular debido al tema recurrente que abarca: «amor ideal» o, mejor dicho, el «desengaño originado por el amor ideal». Creo que todos, y especialmente en la adolescencia, fraguamos en nuestro mente un amor idílico, platónico, que en forma de mujer o de hombre adquiere todos los canones de la perfección: belleza, inteligencia, simpatía. Concebimos el idea de una mentira que perseguimos tercamente.

Ya en el inicio de la susodicha leyenda, Bécquer nos advierte de dicha realidad:

Yo no sé si esto es una historia que parece cuento o un cuento que parece historia; lo que puedo decir es que en su fondo hay una verdad, una verdad muy triste, de la que acaso yo seré uno de los últimos en aprovecharme, dadas mis condiciones de imaginación.

El propio autor reconoce, dado sus virtudes de creatividad lírica, que él es uno de los primeros en tropezar con la impenetrable roca de la idealización amorosa, una y otra vez, golpe tras golpe. Sin embargo, desgraciadamente, será de los últimos en aprender de esos errores. Si es que acaso consigue aprender algún día.

Quizá por ello, el poeta sevillano deja escapar en el apoteósico final toda la rabia, la frustración y la impotencia del desencanto:

Cántigas…, mujeres…, glorias…, felicidad…, mentiras todo, fantasmas vanos que formamos en nuestra imaginación y vestimos a nuestro antojo, y los amamos y corremos tras ellos, ¿para qué?, ¿para qué? Para encontrar un rayo de luna.

La lección que aprende Manrique, el protagonista de la leyenda, sobre la desilusión y el amor ideal es algo que todos nosotros aprendemos tarde o temprano. Desde mi punto de vista, no se trata de una experiencia amarga ni dura. Sencillamente, el amor ideal no existe; el amor perfecto es un fantasma vano que formamos en nuestra imaginación. Si el amor fuese perfecto, si nuestra pareja lo fuera, el sentimiento sería monótono e insulso; porque las pequeñas imperfecciones hacen del amor algo maravilloso, algo espléndido, algo por lo que —yo, al menos— daría mi vida.

¡Contenido extra!

Bécquer ostenta uno de los pedestales en mi panteón de poetas. Su influencia es clara en muchas obras mías, y asímismo, son abundantes las referencias que de él hago en mis textos. El libro de relatos «Rayo de luna» es un ejemplo claro de este influjo, porque dicha obra, además del título, comparte multitud de homenajes a las Rimas becquerianas. De hecho, el prólogo del libro comienza con el final de la leyenda El rayo de luna.

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El corazón fue hecho para amar

Heart - seyed mostafa zamani—¿Tienes corazón? Pues entonces, fuiste hecho para amar.

El guardián no objetó nada. Firme y erguido frente al umbral, parecía desafiar la terquedad pasional de Eros, pero en su rostro contraído se dibujaba una mueca de vacilación e infelicidad.

Eros tampoco añadió nada más. Vestido por el calor de la noche, sabía que el silencio era el invitado de honor a tal gala de bordados penumbrosos y motivos estelíferos, los cuales resplandecían sobre la oscuridad reinante convirtiendo el negro harapo en una seda brillante y delicada.

La luna, valiente, besaba el rostro del muchacho enamorado, inculcándole la idea de que con paciencia y perseverancia, la luz más débil podía derrotar a la oscuridad más fuerte; del mismo modo que él, con osadía y afán, podría cortejar al chico del templo y amarlo en la eternidad del arte, las palabras y los sueños.

Dio un paso hacia delante, débilmente, y luego dio otro, arrimándose aún más al cuerpo del guardián. Éste, aun sabiendo de la cercanía de Eros, no intentó alejarse de él, se mantuvo ante el umbral del templo en la misma posición que ayer, que hoy y que mañana, inmutable. Se dedicaron una mirada, la del guardián de incertidumbre, la de Eros de decisión; y éste alargó el brazo hacia el cuerpo del guardián.

Sus dedos le palparon el desnudo torso, de duros y firmes músculos. Las caricias se extendieron por todo el busto, llegando hasta el rostro moreno y los labios silentes.

Finalmente, Eros se inclinó sobre el guardián y le besó.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Después de un largo beso

Libby & Austin | The Pub *Explored* - Sean MolinNos entregamos un beso largo, ardiente como el sol, de infinita existencia. Sus rizos pintaban caricias sobre mi rostro, suavizando mi piel con su seda, como un algodón de brillante pureza que propagaba su tersura, su finura. Sus complacientes labios, una acuosa ambrosía, me atravesaban a voluntad, hiriéndome muy dentro mientras yo procuraba defenderme con la pericia de las mismas estocadas, pero sus quites y envites me desarmaban, me hacían enloquecer. Ni siquiera el escudo de mi hermética boca podía resistir sus acometidas.Cerré mis húmedos labios contra los suyos, atenuando el beso de fuego que nos había unido, pero ella terminó por romperlo.

Se despidió con el roce de sus labios y se desligaron sus dedos de los míos antes de que su cuerpo traspasase la entrada de la soledad.

Cuando me percaté, me hallaba solo, incapaz de comprender lo que estaba sucediendo. Sobre mí cabeza, se alternaban amenazadores el cielo y el infierno, dudosos de cuál debía caer primero.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Vano fantasma de niebla y luz

Nude woman - bartEl cuello largo y delgado, como el de un cisne, y suavemente tallado por la mano del Arquitecto, me azotaba la cabeza plasmando imágenes inolvidables. Durante las clases de matemáticas, de filosofía, de biología, de física y química, de historia, de literatura, de lengua castellana, de inglés y del antediluviano euskera, había observado el cuello de la muchacha bajo los destellos de la luz del aula desprendidos por sus tirabuzones; había soñado con tentar sus delicadas curvas que se abrían en delgados y frágiles brazos de porcelana, cuyas manos menudas y esbeltas acogían un carácter laborioso y vivaz; había anhelado besar sus labios de oculto nácar enmarcados en un rúbeo cuadro de melódico contenido; había amado una ilusión, una huella de la memoria, un sueño de cadenas apretadas en el infierno, un gas imponderable de inviable respiración.

Un vano fantasma de niebla y luz, como diría Bécquer.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Amor de juventud

juventud vs vejez - NuriaLos jóvenes necesitaban amar durante los febriles y vacilantes progresos de la mocedad. La mayoría, tanto ellos como ellas, llegaban a amar en algún instante de su juventud a una ilusión; a una fantasía concebida en su mente con el único objetivo de solazar y reprimir las propias ansias, los temores, la incertidumbre y la desconocida soledad que los embargaba.
Es esta soñadora y romántica inocencia lo que distingue al joven del adulto; los cuales conciben sólo el espíritu frustrado y resignado de lo que anteriormente fueron y dejaron de ser, perdiendo la inocencia, la ilusión y el deseo irrefrenable de ser amado y amar en la inmensidad de un paraíso donde todo se figure paz y bondad.
Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

La sombra de la memoria

Lavender dream - Bhumika.BMe resultó extrañamente doloroso verla en el austero papel, lejos del alcance de mis manos y tan cercana en la distancia de mis ojos. Viendo sus labios, recordé aquel beso que me entregó con fogosidad y que nunca más volví a sentir. Lo que veía sólo era un espejo, una ilusión, la mentira de un momento esculpido en el presente y proyectado en el pasado; pero aún así, se me figuraba tan bella como siempre, quizás más bella que siempre.La chica más bonita que he visto nunca.

Acaricié la foto evocando en mi mente la suavidad de su piel, de su rostro, de sus pestañas negras, de su mirada clavada en el corazón.

Sólo era una fotografía, pero el recuerdo le daba vida, le entregaba carne y cuerpo; la sombra de la memoria…

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Durmiente

La bella durmiente - Juanedc

El silencio de nuestra compañía nos dejó a solas con nuestros cuerpos, y únicamente después de que los espíritus se unieran en uno, pude comprender lo hermoso y agradable que resulta la soledad, el silencio y la calma.

La agonía del deseo había sucumbido al placer del recuerdo, y mientras mis manos la agasajaban con caricias y abrazos, ella se relajaba sobre mi pecho desnudo. Bañándome con el perfume delicioso de sus labios, sus suspiros se pegaban a mi piel pausadamente, como una brisa cadenciosa y apacible.

Unos minutos después, se había dormido.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Por lo que merece la pena vivir

 - Adriano Agulló

Al tiempo que el muchacho deambulaba junto a la orilla de la playa, evocó, tan tangiblemente que volvió a sentir los latidos en su pecho, aquellas caricias y aquellos besos que le arrancaron el alma y el corazón. Durante aquellas noches del estío en las cuales vagaron solos por la arena, fue el chico más feliz del tiempo, no sólo de la historia; y la playa el más sublime paraíso que Dios nunca hubiese podido crear, como tampoco pudo crear una mujer tan perfecta. Ella fue una diosa, reina de las olas, musa de la arena, trompeta de fragante aroma.

La había amado apasionadamente y con la sinceridad de unos votos de eternas promesas, nunca quebrantadas. Había soñado despierto durante aquellas noches, abrazado a su cuerpo, hermanado a sus labios. La había amado y había sido correspondido. Había sido feliz.

Pero ahora… El presente devoraba su dicha y lo suplía de pesar y tormento, crudas razones del averno que en el mundo terrenal tomaban aspecto de gritos y lamentos, de lágrimas sin aliento. Las heridas de su corazón seguían sangrando como al principio, manchando la saliva de sus labios jóvenes y arrebatándole la gracia de su juventud, la lozanía y el vigor de su espíritu mozo, todo por lo que merecía la pena vivir.

Ella había muerto.

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El tacto de la naturaleza

Tacto - Anwar Vazquez

Dejado el ceremonioso altar de los sueños, en donde el religioso y consagrado matrimonio se viene a efecto mediante un cercano beso en los labios ajenos, y abandonando instantes después la inmensa iglesia de la felicidad tapizada por una cortina de ébano, el amor se vuelve ahora un completo sentimiento de reciprocidad y fortuna.

En la ciudad, ruinas de cementerio al día, y vergel de cielo a la noche, la pareja, él y ella, se unen en un beso de amor puro, al punto que un trueno arranca un ensordecedor aplauso de las manos de las nubes. Las lágrimas de los astros, sonrientes en lo alto de la vastedad creciente del universo, nublan el cuerpo de los amantes, imposibilitando cualquier recepción visual. No obstante, a pesar de que los ojos no se puedan ver, el corazón, unido, ve por ellos. Ella le muestra su alma, dichosa en el interior de su regazo, mientras en la oscuridad de los ojos y en los truenos de los oídos, se ven y se escuchan con el tacto de la naturaleza.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Y mientras tanto…

Y mientras el mundo prosigue envuelto en las brumas de la guerra; mientras un octubre rojo se decanta al amanecer y se recoge al ocaso; mientras las estrellas persiguen la luz de la luna allí donde ésta huye; mientras la humanidad se disemina bajo el manantial de la muerte; mientras los misterios atacan y desamparan; mientras la injusticia se arropa bajo el velo de la democracia; mientras la Nada devora y el Todo palidece, ¡mientras ocurre todo esto!, yo sigo igual: mirándome en el espejo, atormentándome el corazón, llorando enamorado y envejeciendo.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria