Desnudándose

Me dio la espalda.

Luego, se desprendió de la camiseta naranja.

Yo ni siquiera aparté los ojos…

Se desnudó… despacio, con soltura pero despacio, dejando la prenda sobre el escritorio y manteniendo el cuerpo erguido en toda su altura, señorial. Tenía el cabello recogido en una serie de bucles que descendían por detrás de sus hombros. Pude ver la espalda en toda su magnificencia. Se me reveló la piel de seda un deseo inextinguible que me arrancaba la respiración; el corazón ya había sido arrancado tiempo atrás. Era tan hermosa, tan perfecta… Su piel morena, sus hombros menudos, su cintura estrecha…

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Los ojos azules

Pero al alzar los ojos y encontrarse con los otros, su voz se
tildó repleta de incertidumbre e indecisión. Descubrió,
extrañamente pesarosa, que en la profundidad de aquellos ojos
azules, de aquellas cuencas repletas de fortuna y perfección,
temblaba un estigma grave y horrible; temblaba inmóvil por el
pánico.

Era ciego.

Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria

Te voy a escribir una copla

Te voy a escribir la copla
más bonita de este mundo,
para que cuando estés triste
la releas con orgullo.
Así sabrás que te amo
y me sentirás tan dentro,
que aunque no esté a tu lado,
conocerás cuanto te quiero.

Te voy a contar un cuento,
el más hermoso de todos;
de princesas y dragones
y de un caballero loco;
que tan loco como un sueño
intentó volar sin alas,
para ver si con su empeño
podía alcanzar tu cara.

Te voy a cantar poemas
para que nunca lo olvides,
y que te sientas dichosa
mires por donde lo mires.
Que sientas mis dulces versos
como el roce de la brisa;
que los sientas cual los besos
que nos dimos noche y día.

Te voy a pintar retratos
en un marco de oro y plata,
donde la chica más linda
perdure noche y mañana.
Serán tus labios El Beso,
y tus ojos: ¡La Mirada!
Y en el altar de mis huesos,
tú vivirás encumbrada.

Te voy a trazar un mapa
donde el mundo sea pequeño;
para que tanta distancia
no provoque este tormento.
Porque a mi lado, princesa,
haces del mundo algo inmenso;
y no habrá estrella o planeta
que eclipse el haz de tu cuerpo.

Te voy a decir con versos
lo que nadie nunca ha dicho:
¡Qué te amo, qué te quiero!
¡Qué eres única! Infinito,
una cura y un alivio.
Eres mi fuerza y mi llama,
la razón por la que vivo,
y el aliento de mi alma.

Iraultza Askerria

Intento fracasado de soneto

«Escríbeme un soneto», díjome ella.
«¿Cómo quieres la rima?», inquirí.
«No me importa, con tal que sea bella
y que salga cariñoso de ti».

«Y el tema, ¿en qué quieres que haga mella?,
buscando la respuesta le insistí.
«Tal vez: piensa que yo soy tu doncella;
tú, caballero audaz que lejos vi».

Reí por la propuesta y la besé.
Le prometí el soneto a la mañana
que convirtióse en épica más ancha.

En darle un nombre décadas tardé
para entonces mi amor era una anciana.
Nace así Don Quijote de la Mancha.

Iraultza Askerria

Morirme dentro de ella

Materia femenina, concebida de sol,
que gimes a escondidas al placer de la unión.

Tus cumbres sonrojadas de saliva bañada
se yerguen sobre el mundo como dos bellas hadas.

Las ramas que se extienden en ti son terciopelo.
La luz que te corona, estrella de universo.

Los pozos cristalinos, que todo lo han de ver,
traspasan mi interior cual parte de mi ser.

La sima en la raíces, de césped revestida,
perfume como flor, sabores de ambrosía.

Hermoso cuanto es tuyo, hermoso como estrellas.
Querría yo morirme… morirme dentro de ella.

Iraultza Askerria

Reencuentro a finales de verano

Retomamos un beso en los rincones
de nuestras mentes volubles, al modo
de quienes a la pasión de la ausencia
se rinden poco a poco.

Nos abrazamos con paciencia, y luego
entre suspiros, como dos locos,
al fin nos unimos desesperados
en el acto amoroso.

¿Recuerdas el reencuentro al fin de Agosto,
después de tantos meses de abandono,
después de estar tan solos?

Y ahora nos reímos de ese tiempo,
abrazados, y entre besos, contentos.
Sabiendo que por siempre nos tendremos.

Iraultza Askerria

Soneto de amor inmortal

Cristal, de gotas verdes recorrido,
si no ciégalo el velo desplegado
será limen de Apolo, El Brillado,
y almacén de las flechas de Cupido.

Terciopelo que al oro ha desteñido,
de Venus es pincel, de su cuidado.
Su canto, de vocablo encarnado,
al Elíseo en gloria ha vencido.

Sus ojos, portales del hado,
sus hebras, rubio resplandor,
y sus labios, lira de Apolo.

Son cuanto me han enamorado,
y tan inmortal es mi amor
que nunca me sentiré solo.

Iraultza Askerria

Víctimas del cariño

Flecha atroz, la mirada,
taimada,
disparada al aire punzante,
que a mis pupilas, fría,
sin piedad, alcanzó un instante.

A tu lado, tu amante,
ignorante.
Una bienvenida afectada;
tú, su mano cogida,
y la otra cuernos a la espalda.

Tú fuiste mala arpía,
felina.
Nosotros los pobres cabritos
Yo… más cabrón, lo admito…
Pero no dudes que el motivo
fue la abundancia de tus mimos.

Iraultza Askerria

In aeternum

Recuérdame el fértil valle a mi amor…
Las aguas undísonas de cristales
sus puros ojos claros;
sus tiernos labios, los bellos rosales
de rubí su color.
El gran sol, su luengo cabello de aros
en toda oscuridad resplandeciente;
su melodioso canto el ruiseñor.

Vencía al eterno tiempo en paciente,
más sabia que la solemne Minerva,
en amor y beldad Venus su sierva,
única en toda su figura y mente.
Sus dulces besos eran mi alimento;
sus cantos hacían que mi alma hierva
mas hoy, soy falto de tal sentimiento.

En este valle con lechos de flores
descansábamos al sol caluroso,
al ocaso y aurora,
con alborozo y un sueño amoroso.
Al presente en dolores
trasnocho triste al aguardo de mi hora,
privado de esperanza vigorosa
de morir pronto por ver sus amores.

Dios, ¿por qué su amor dio vida fogosa
ora dame la más gélida vida?
¿Cuándo llegará mi esperada ida
fin de esta memoria alegre y penosa?
Regala a esta amarga vida muerte;
finaliza esta tortura sufrida…
¡deja este cuerpo atormentado inerte!

Iraultza Askerria