Agradable, agradable como la aurora cálida que tras un invierno gélido y eternamente níveo, despunta un día insospechado, sembrando en la tierra la esperanza y el sosiego que acarrea consigo su luz.
Agradable, agradable como el tierno trino de los arpados, que semejando las notas de la lira, corresponden con grata melodía a los arpegios que acompañan el susurro del viento.
Agradable, agradable como el néctar de un labio que, junto a otro, se comparte en recíproca devoción y ternura.
Agradable, agradable como el brío de una danza cuyos bailadores sonríen por la gloria de sus gráciles movimientos.
Agradable, agradable como unos ojos que, mirando a otros, se reflejan en los ajenos con intensiva y fogosa insinuación.
Agradable como la luz, agradable como la naturaleza, agradable como el amor, agradable como la música, agradable como la pasión.
Extracto de Rayo de luna, de Iraultza Askerria
Ene302014