Ruego a Dios

¡Oh, Dios, que sois en los cielos poderoso!
La súplica escuchad de un implorante
haced que este camino de delante
no sea pedregoso.

¡Oh, vos! Salir dejadnos del gran foso;
que la vida, tal que un infiel amante,
convierte en desdichado al más currante
y en rico al más ocioso.

Por ventura, tened la compasión
de reconstruir nuestra amada tierra;
y al hombre haced mejor de corazón.

Que mientras mi poema al mundo yerra,
mujeres y hombres sufren sin razón
las crueldades de una vida perra.

Iraultza Askerria

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