Te mordí las magdalenas con la delicadeza de un Romeo. Suave y dulcemente escuché tu gemido de Julieta, proyectado desde el balcón de tu boca. Abajo persistía yo en escalar tus magdalenas para unir mi voz a la tuya, pero me resultaba tan exquisito el sabor de tu pequeña repostería, que finalmente preferí quedarme a dormir al pie de tu balcón.
Así lo hice, cobijando mi rostro entre tus íntimas magdalenas, y no hubo nunca un amante que mejor disfrutara de las alhajas de tu corazón.
Qué tierno…
Sensual y tierno a la vez.
¡Y tan dulce!
: ) Me ha encantado.
Además, así, cortito, comedido, apenas el esbozo de unas cuantas líneas para dibujar con delicadas pinceladas un momento sublime. Un deseo.
Sí. Me ha gustado mucho.
Un diez al gemido «proyectado desde el balcón de tu boca». : )
Saludo repostero ; )
Viajaba un tanto aburrido en el tren y salió este pequeño microrrelato 🙂
Gracias por el comentario