La bola de billar salió despedida. Golpeó con su pálida calva la profunda opacidad de la última diana y la introdujo, gracias a un rebote en el lateral de la mesa, en el agujero ubicado en la esquina inferior derecha de la mesa. La bola blanca se detuvo en el centro del tablero, sola en un inmenso vergel.La partida había terminado.
Nov272012
Y vaya final de partida