La instantánea evoca los momentos finales de la fatídica Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército rojo de la URSS penetra Berlín y se hace con el control de sus edificios. En esos instantes de victoriosa gloria, varios soldados se encaraman al tejado del Reichstag mientras un fotógrafo de guerra, hábil y valiente, dispara para obtener la emblemática diapositiva. La imagen evoca fielmente a la otra popular fotografía de la Segunda Guerra Mundial protagonizada por los estadounidenses en la isla de Iwo Jima, la cual fue tomada unos meses antes de la caída de Berlín. Dos potencias mundiales que gobernarían el mundo durante las próximas décadas.
Volviendo al asunto que nos concierne, la inconmensurable foto fue utilizada como propaganda soviética, a semejanza de los norteamericanos y sin desmerecer a ninguna de las dos naciones. Hasta tal punto que su imagen se utilizó como estampa para una serie de sellos. Lo cual nos demuestra fehacientemente la importancia y la estima que obtuvo el daguerrotipo. Sin embargo, entre el original ilustrado sobre el párrafo anterior y el revelado que se muestra en las siguientes líneas hay unas sutiles diferencias Es patente que la imagen fue modificada a posteriori… ¡sin ayuda de photoshop!En primer lugar, se puede observar un agobiante humo sobrevolar el marco superior del retrato, lo cual fue agregado posteriormente para intensificar el dramatismo de la batalla y la gloria de los soldados. Pero, lo más importante y sobrecogedor es… la muñeca derecha del militar que ayuda al portador de la bandera a mantenerse en pie. La muñeca está libre: sin relojes, sin brújulas, sin pulseras ni brazaletes, en contra de lo que se observaba en la foto original.¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué se ha trucado la imagen? ¿Por qué se ha borrado el objeto? Y aún más estremecedor, ¿de qué artilugio se trataba? Aquí, como siempre, las opiniones se dividen: los capitalistas dicen que un reloj y los comunistas que una brújula. ¿La verdad? Jamás la sabremos.
Desde mi modesto punto de vista y habiendo perdido la fe en el ser humano años atrás, es un reloj. ¿Una brújula? Podría ser, dado que, como se argumenta, los militares soviéticos acostumbraron a portarla durante la guerra. No obstante, la idea del reloj me parece la más acertada, y tras observar la foto y sabiendo de la falta de escrúpulos que inundó Europa durante la Segunda Guerra Mundial, nada podrá trastocar este juicio. No me resulta muy difícil imaginar a unos oficiales aniquilando la resistencia enemiga, y después, nutriéndose con los despojos de los cadáveres y acaparando todo cuanto se pudiera acaparar, como por ejemplo, un ligero reloj. Y es que, por mucho que se pretenda alardear del honor del ejército, poca honra puede quedar en una milicia tras un lustro de sangrientas batallas, torturas y ejecuciones. El saqueo, durante aquella horrorosa confrontación, me parece algo tan probable y vergonzoso como el asesinato, la esclavitud y la invasión.
Y ahora recularé sin previo aviso tres milenios, aproximadamente, para situarnos antes del advenimiento de la Edad Oscura y después del cenit de la civilización micénica. En una guerra que duró diez años y cuyas vicisitudes fueron narradas en un poema épico varios siglos después. Efectivamente, hablo de la Ilíada, de Homero, donde se dan cuenta de los pormenores de la guerra entre aqueos y troyanos; y en cuyas líneas podemos leer en multitud de ocasiones como los soldados saquean sin pudor los cadáveres de los enemigos vencidos, pertrechándose con sus armas y sus armaduras, robándoles, además de la vida, sus objetos personales, y todo sea dicho, mancillando su cuerpo.
En conclusión, desde la épica troyana hasta el desbarajuste de la Segunda Guerra Mundial, el ser humano no ha evolucionado nada. Se ha quedado estancando, siempre en su perseverante y cruel egoísmo capaz de saquear la virginidad de adolescentes, la pobreza del campesinado o la vida de un prisionero. Hace tres mil años la vileza y la infamia se recogían en poemas épicos. Hasta hace poco en fotografías en blanco y negro. Y más actualmente en aterradores vídeos. Tres mil años de tecnología… e igualmente estancados. ¿Cuánto tiempo más hará falta para que el ser humano progrese, evolucione y mejore? ¿Dónde está esa brújula que debe servir de guía para encontrar el buen camino? Son las generaciones venideras quienes tienen en sus manos el reloj del tiempo, y ellos tendrán que elegir: darle cuerda y avanzar, o borrarlo de la memoria y continuar estancados.
Quizás un vivo no necesite 2 relojes o mas, pero un muerto… mucho menos. Se me vino a la mente una escena de una película sobre el mismo tema. Soldados saqueado cuerpos después de una batalla de invierno, uno le arrebata las botas a un cadáver y ante la mirada sorprendida de un compañero, agrega.. «el ya no las necesitará, nosotros si» .
Hola, agradezco enormemente tu comentario. Las guerras son tan cruentas que al final todo gira en torno a la supervivencia.
COINCIDIMOS, AMIGO, EN LA MISMA APRECIACIÓN.
EN MI BLOG LO HE ABORDADO DE VARIAS FORMAS, SIN EL ADORNO TÉCNICO QUE TÚ EXHIBES CON EL ANÁLISIS FOTOGRÁFICO…
«NADA HA PASADO» EN MILES DE AÑOS. SÓLO LA ENVOLTURA TECNOLÓGICA.
EL SER HUMANO SIGUE Y SEGUIRÁ SIENDO EL MISMO…¡MIENTRAS SE RIJA POR EL RELOJ, POR EL TIEMPO!
ES UNICAMENTE QUIEN SE SALE DEL TIEMPO PARA VIVIR EN EL AHORA, QUIEN DEJA DE TRANSPORTAR AL FUTURO AL MISMO SER PERDIDO, BÁRBARO Y SALVAJE.
¡EL FIN DEL TIEMPO, AMIGO MÍO!
Ciertamente, intentaba transmitir en este artículo el hecho de que el instinto más primitivo y violento del ser humano sigue haciendo estragos allá por donde vaya, a pesar de todo los avances que se han venido realizando en todos estos siglos. Gracias por leerme.