Sep112018
Archivo de la categoría: Microrrelatos
Ago282018
Remendando corazones
Remendaste mi corazón con la lluvia de la noche. Quién iba a decirme que en la tormenta aciaga, en la distancia amarga, tomarías mi mano para guiarla hacia una luz desconocida. Como la humedad del firmamento, te filtraste por mis poros hasta mi alma; dentro, mía para siempre, por influjo de la química. Átomos covalentes de energía solar. Arreglaste mi espíritu cosiendo a bocados mi carne y convertirme así en un ser sin cuerpo: solo intelecto, solo sabiduría, solo emoción y sentir, solo felicidad e ilusión, solo futuro mirando al presente por tus ojos de caoba. Mi buena costurera y modista que diseñó para mí la vida que todo hombre desea.
Ago232018
Desquiciado
Pero en el fondo, por muy mal que puedan ir las cosas, sé que tú siempre estarás ahí: expectante, altiva, elegante, inmensa, mía y amante. Mi niña remota en cuya existencia subyace la única razón de mi felicidad.
Ago162018
Las magdalenas
Así lo hice, cobijando mi rostro entre tus íntimas magdalenas, y no hubo nunca un amante que mejor disfrutara de las alhajas de tu corazón.
Ago142018
Mirándote
Al observarte, los labios se agitan por la caricia de una voz angelical, y el aire atmosférico se vuelve en rosa y oro. Es el resplandor vitalicio de tu proximidad ardiente, efusión química, física de los deseos; lanzas tu velo de fuego al oxígeno y al carbono y al nitrógeno que te rodea, quemándolo todo con tu belleza.
Te contemplo serena, sentada, charlando, con el largo cabello negro cayendo alborotadamente por tus mejillas de alabastro, y cubriéndote hombros, pechos y espalda con el roce suave de las hebras morenas, mientras los frecuentes movimientos de tu mano húmeda perseveran en apartar uno u otro mechón de pelo, como queriendo mostrar el rayo de luz que atesoran esas mejillas sonrosadas, esas que tanto añoro besar.
Te examino de esta forma, encerrada en un televisor, tan natural como la naturaleza misma, tan inmensa como el propio cosmos, y me siento tan enamorado de ti, tan obcecado por tu belleza, que el tiempo se para, inmutable, mientras mis ojos marrones te acechan en la distancia, buscando el momento más idóneo para desnudar tus carnes y hacer con ellas todo lo que está prohibido para la literatura.
Ago92018
Mi luna, tu lunático
Que loco es este amor que me desborda, como un maremoto de emociones, en cuyas profundidades laten las cornisas de un corazón que incansablemente retumba. Me siento un paranoico de tus encantos, un alcohólico de la miel de tu sexo, un drogadicto adicto a pincharse con tus dientes. La ebriedad de tus senos cobija mis ansias más genuinas.
Ahí quiero seguir día tras día, en la demencia de amarte, a ti y a tu cuerpo de luz y fuego; como el perturbado que erige un altar de Dios sobre el sudor de tu orgasmo. Llámame loco embrujado, paranoico intratable, demente altivo, pero jamás cederé a la impresión de anhelarte, de pintarte, de lamerte, de penetrarte con mi virilidad, y en el silencio y el sosiego de la pausa, sentir que eres mi luna y yo tu lunático.
Jul312018
El renacer
Quiero derretirme como un cubito de hielo y escanciarme sobre tu piel almibarada, llenándote el cuerpo entero con mi mansedumbre inmaterial. Entrelazarme con tus dedos tangibles y filtrarme por los poros de tu cuerpo hasta el lugar secreto donde anida el espíritu.
Sería una fusión de átomo y pensamiento, de sentimiento puro y pureza ósea, donde yo mismo desaparecería del mundo terrenal para fundirme en tu ego trepidante, inmenso e inmortal, largo, tendido, alegre, infinito y lírico. Poeta desahogado en tinta rosa y contenido en el frasco de tu cuerpo único.
No me importaría, por tanto, evaporarme como el aire, despedazarme como hojarasca, convertirme en polvo y en olvido si con ello pudiese aunarme a tu alma y a tu carne mucho mejor de lo que nos permite el sexo. Durar dentro de ti en un orgasmo interminable y despertarme siempre acomodado tras el cristalino de tu mirada; ahí dentro, en tu mente intelectual, yo quiero dormir para siempre.
Mi niña, mi novia, mi mujer, mi esposa, mi todo, mi universo, mi vida y mi eternidad. Hagamos de nosotros un único ente, un único ser, una única personalidad en cuya máscara se aglutinen los gestos de nuestros rostros. Y entonces, solo entonces, podré decir que he renacido.
Jul262018
California
Lentamente entraste en mí, pequeña California, compartiendo en besos la salitre del Océano Pacífico. Lentamente me abduciste con la visión de tus angelicales rascacielos, cuyas puntas herían el cielo gules de los ocasos. Tú eras la suprema, la dea, la universal estela de la vida, California.
Lentamente, te desdoblaste en placeres sin límite llevándome en automóviles deportivos por el Golden Gate. Lentamente, me invitaste a pasear por el bosque de acebo y perderme en las estrellas doradas que adornaban tu fama. Tú eras una guía turística sin parangón en un mundo de secretos y misterios; nada había más bonito y más intenso, California.
Lentamente, deslizaste tus dedos áureos por mi piel bronceada y corriste conmigo en las playas cuyas esquinas virginales sólo tú conocías. Lentamente, me abrazaste y me amaste y me susurraste “Eureka”, haciéndome creer que era para ti una nueva fiebre del oro. Tú eras un estado dorado y yo aquel hombre por el que habías esperado tanto, California.
Lentamente desperté. Lentamente abrí los ojos. No fui el único que cayó entre tus brazos. Otros muchos te alababan y te amaban y decían de ti lo mismo que decía yo. Tan solo éramos uno más en la larga lista de vagabundos que habían pisado tus tierras, California.
Lentamente te odié y lentamente tomé la resolución de eludirte. Me extravié en los desiertos y dormí en el Valle de la Muerte, donde solo los más estúpidos o valientes osaban entrar. Allí, en la soledad de esa cuenca, me diste muerte, California.
Jul242018
Larga espera
Allí en el fin del mundo, donde rielan las lunas y los soles sobre el fondo marino del universo, una perla minúscula, redonda, pura y sonriente, retrata el primoroso continente de tu rostro, ese del cual me enamoré una tarde o una noche o un día de la historia que solo pudo ser predispuesto por el destino, mucho antes de que la tierra fuese concebida, la misma que, ahora, separa nuestros corazones adictos a la carne del otro esperando reencontrarse en un momento tan intenso como especial, un momento por el que esperar meses, años, milenios… o aún más, toda la vida del universo.
Jul172018
London