Voz de trino

full moon week - {author}En los soportales de tus ojos quedé dormido, y aunque estaba a la intemperie no pasé frío. Me acunaste entre las pestañas como a un niño, cantándome aquella nana con tu voz de trino, y mientras pasaba la noche bajo tu nido, tú me cuidabas como si fuera un hijo. ¡Qué sensación tan plena: sentirme protegido! Feliz y arropado, lleno y querido. Habías en una noche conseguido que volviera a sentirme enteramente vivo.

Iraultza Askerria

Obra de arte

Photo - {author}Los cuerpos descorchados en un abrir y cerrar de ojos. No hay más ropa que el aliento meloso que se pega a nuestra sudorosa piel; más caricias que las que se profesan nuestros genitales; más sonidos que el de los labios gemebundos acampanados de éxtasis. Tu cuerpo bajo el mío, clavada a mi espalda de tal forma que pareces una mar apegada a un mundo, incapaz de regresar al océano perdido de la soledad. Me arañas y mana la sangre, mientras yo cincelo el mármol de tu sexo elástico, amoldado a mi glande como una boca de oxígeno. Dolor y placer condensados en los ojos que, entornados, se tocan.

Digo tu nombre; oigo el mío. Un te quiero. Un te amo. Un gruñido grave y un melodioso gemido. Me suplicas que me corra contigo, descompuesta por el terrible tormento del cénit. Te veo jadear como una gacela herida, combarte bajo mi pecho como una rama de ébano, exhalarme el alma a bocanadas de agonía y morderme el cuello para mitigar la insoportable sensación del estallido. Pero no, córrete tú, córrete tú mientras te penetro altivamente y profesas la fe de adorar mi cuerpo viril.

Te escucho gemir; cerrar los ojos bajo la presión de mil atmósferas y comprimirte a mi cara como atraída por un agujero negro. Sé que has llegado: quieta como un cementerio, no hay más vida en tu cuerpo que la humedad que se pega a mis muslos.

Salgo de ti sin previo aviso y te abrazo con mi carne para que no te quedes fría. Te beso dulcemente la mejilla sonrosada, pudorosa, avergonzada del momento, tan repleta de intimidad y pasión. Me encanta verte así, tan plena, tan desorientada, mientras el sueño comienza a llenar tus ojos y te convierte en una obra de arte.

Iraultza Askerria

La sirena triste

06-ELIALNERAI - Sara LandoCuando lloras y me miras con tus ojos de agua pura, me ahogo como un náufrago en tu honda tristeza. La sal hiende la herida varada en mi corazón y el dolor crece y crece como mareas huracanadas.

No veo tierra a la que acogerme en este mar de sufrimiento, solo puedo con mis brazos tomar la vela de tu rostro y con un beso encender en tus cubiertas algo de vigor.

Pero no surte efecto, y tú, mi sirenita, sigues cantando fúnebre y desconsolada, esperando que lleguen nuevos tiempos y poder así remontar el viaje.

Iraultza Askerria

La casa en llamas

El fuego envolvía por completo la casa abandonada.Llama votiva - Norberto Kolus

Trepaban las llamaradas por los altos muros, como serpientes vivas y rojas que se arrastraban zigzagueando por la superficie pétrea. Los bomberos y vecinos agolpados a las puertas del edificio convivían en temor y sobresalto. Los primeros intentaban vanamente extinguir el humor violento. Los segundos contemplaban con expectación y asombro como el monumento histórico de su pueblo, una construcción renacentista que había sobrevivido a guerras, huracanes y terremotos, era invadida y saqueada por los demonios alados de un inclemente fuego.

Tardaron más de tres horas en extinguirlo. Apenas lo hubieron logrado, la oscuridad de la noche se cernió sobre los presentes, que advertían, agónicos y dolidos, como la historia de la localidad se derrumbaba ante el poder del caos.

Sin embargo, el desastre no terminó ahí: unos minutos después un bombero salió por la puerta desvencijada del edificio con un bulto entre los brazos. Se trataba del cuerpo carbonizado de un hombre.

Pero lo peor no era eso.

Lo peor era que tenía un cuchillo clavado en el pecho.

Iraultza Askerria

Pinocho sin nariz

Pinocchio Roma - Juliogmilat FotografíaPinocho no tenía nariz, al contrario que los otros niños de la escuela. Cuando estos mentían quedaba de testigo una prominente punta nasal, la cual se extendía a cuanto más falso era el embuste. Pero pinocho, al carecer de nariz, engañaba sin que nadie se percatara de ello.

No obstante, es bien sabido que se coge antes al mentiroso que al cojo, y por eso, un buen día, el entorno social de Pinocho dejó de confiar en él. Por regla general, en su palabrería no había ni una pizca de verdad.

De esta manera, el día que Pinocho manifestó que estaba muriendo de cáncer, sus familiares y amigos creyeron fehacientemente que era una farsa.

Y así, murió sólo.

Iraultza Askerria

Una niña llorando

Photo - {author}En la habitación a oscuras, una luna discordante ilumina una cama que chirría. Y chirría con dos cuerpos atenazados sobre el colchón; uno abalanzado sobre el otro. Los gruñidos del hombre pegados al pelo de su esposa, cuyos ojos vacíos miran el techo por encima del hombro de su amante.Y al otra lado de la pared, una niña llorando.

La sábana cubre los cuerpos, remarcando las siluetas. Unos pechos incipientes, apenas perceptibles por el tórax masculino, que aplasta con su potencia monstruosa mientras arranca rumores al viento y penetra en el fondo de la arena. La esposa se aferra al dorso del marido, sin arañar, sólo firmeza y resistencia, sólo sujeción.

Y al otro lado de la pared, una niña se bebe sus lágrimas mientras cierra los oídos, ausente.

Aumenta el ritmo, se acelera el pulso. Los muslos forzados se abren un poco más ante las frenéticas acometidas. Es la guerra sin cuartel, la batalla final por el trofeo anhelado. Por eso grita el soldado, descompuesto por el esfuerzo, sintiendo la amenaza de su vida, mientras su esposa recibe la mole varonil: el hombro bajo la barbilla, la espalda vestida del cabello femenino, el vientre oleoso y pegado al otro vientre, la pelvis aguijoneando el sexo ajeno.

Y al otro lado de la pared, una niña gime sin que nadie escuche sus secos lamentos.

Corre, corre, corre. Se apresuran las pieles laceradas al recibir el movimiento nervioso, imparable. El hombre gruñe, brama, ruge, balbucea un término amoroso, mientras se aprieta contra ella, quien lo siente como una pesada bomba de relojería a punto de explotar. Y estalla con un grito expansivo.

Y al otro lado de la pared, una niña traga saliva y cierra los ojos para limpiarse las lágrimas.

El hombre se vuelca a un lado, exhausto. La mujer queda en su posición supina, silenciosa, sólo escuchando el respiro anheloso de su legítimo esposo, que ha perdido la fuerza y la virilidad. La luna, a través de la ventana, clarea en el dormitorio, desvelando un rostro joven y hermoso, casi primaveral. El marino vuelve la espalda, amolda la cabeza y ronca, adormilado.

Y al otro lado de la pared, una niña se evade de las penumbras, escapa de las sábanas y se encamina al baño para asearse

Iraultza Askerria

Sexo en la calle

Gran Vía con Alcalá. Edificio de Metropolis. Gran Vía and Alcalá junction. Metropolis building. Madrid - J. A. AlcaideTe apoyas en la farola como una parte indisoluble del mobiliario urbano. Miras, contemplas. Traduces en versos el caminar de las doncellas. El poeta en la calle. Alberti. Pero hoy no quieres hablar de revolución. Hoy quieres hablar de sexo. De dulce y primigenio sexo.

Desde la farola y rodeado de edificios, miras hacia la carretera. Coches. BMW. Muchachas de copiloto. Una joven conduce una motocicleta. Rubia embutida en cuero. Gasolina, velocidad y sexo.

Tu mirada se desvía hacia el bar de la esquina, cinco niñas haciéndose mayores bebiendo cerveza. Algunos hombres junto a ellas intentando llamar la atención. Fracaso. Sexo virginal. Artemisa o Atenea. No importa. Virgen sexo.

Una criatura espera en la entrada del metro. Rostro de princesa. Frente de firmamento. Labios frambuesa. Ojos…, ojos…, ojos… de primavera. Bella granada que sola aguarda la llegada de su novio. Tan solitaria como yo. Solitario sexo.

Una chica sentada a la orilla del banco de la plaza. Piernas desnudas hasta la vertiente de los muslos. Color moreno, casi galáctico. Movimientos cruzados que han ganado la guerra. La fuerza del sexo.

Y tú escribes historias bajo el amparo de la farola, sabiéndote poseedor de aquellas almas y cuerpos que en la cascada de las palabras, se desnudan ante ti como libros abiertos.

Iraultza Askerria

Y ahora te lamentas

I just want to be happy. - .bravelittlebirdNunca quisiste creerme, nunca confiaste ciegamente en mí, nunca hiciste caso de mis opiniones, y mis consejos no valían nada.

Y ahora te lamentas.

Fui tu conocido, tu compañero, tu amigo, tu amante, tu amor, tu amante, tu amigo, tu compañero y tu conocido, y a pesar de tantos años de proximidad, nunca diste crédito a mis palabras.

Y ahora te lamentas.

Tú procurabas contradecir mis argumentos, particularizando la palabra clave, saliendo por la tangente, defendiéndote entre ataques, gritos, calumnias, desplantes y acusaciones. En definitiva, sacando toda la mierda del pasado.

Y ahora te lamentas.

Te lo advertí con una única preocupación: protegerte de ti misma; pero daba igual. Oídos sordos a palabras ciegas.

Y ahora te lamentas.

Creaste falsas expectativas en tus falsos amigos que se creían tus falsos amantes, confiando en que se encontraban a un paso de tu falsa correspondencia, cuando en realidad sólo daban pasos en falso.

Y ahora te lamentas.

Ellos te rindieron sus secretos, sus miedos, sus ilusiones, quiénes fueros las mujeres de su vida y cuáles los mayores errores del pasado. Desnudaron el alma, queriendo desnudarse el cuerpo y quedaron a merced de tu abrigo, ese que siempre guardabas para algún desconocido.

Y ahora te lamentas.

Porque todos te abandonaron, todos. Aunque te hubieran jurado fidelidad y amor eterno, todos ellos desaparecieron de tu vida tras dos años de perseverancia.

Y ahora te lamentas.

Ninguno queda ya, ninguno. Estás sola, arrugada, pálida, sin amigos, sin amantes, sin amores. No hay nadie que te mime, que te compre, que te llore, que te auxilie. No hay nadie que te quiera.

Y ahora te lamentas.

Y mira que te lo advertí, ¡mira que te lo dije! Los perderías a todos si les tratabas igual que a mí. Pero hiciste caso omiso.

Y ahora te lamentas.

Iraultza Askerria

Violadores y poetas desorientados

(untitled) - Phil HilfikerEl mundo estaba lleno de oportunidades. Rubias, morenas, incluso pelirrojas. Algunas de piernas delgadas, otras gruesas, todas llamando a una boca ávida. En cualquier lugar aparecían: en los sueños, en el cielo, en cualquier punto del universo… Incluso en los vagones del metro nocturno.

Una duda, un interrogante, un suspiro en unos labios tan sensuales como la propia inocencia.

La mirada perdida, soñolienta, vagando entre los asientos del vagón metropolitano, mirando, mirando a aquel desconocido sentado enfrente, mirándome, cuestionándose que estaré escribiendo.

Y en el fondo tontea con una pregunta. ¿Se atreverá? ¿Me dirá algo? ¿Me cortejará con palabras amables? ¿Habrá dulzura en sus ojos azules? ¿Habrá osadía en sus labios principescos?

¡Niña! Ya no existen los caballeros.

Sólo quedan violadores y poetas desorientados.

Iraultza Askerria