lo intenté muchos años, y los versos
me decían: “que miras,
tú, juglar, tan diversos
los versos que colócalos reversos!
de mí, y yo lloraba desquiciado.
La estrofa imparisílaba
de verso enrevesado
fallaba siempre en métrica o rimado.
por olvidar la pena de la lira.
¡Me cansásteis cuartetos!
Y como quien suspira
volví a centrar aquí el punto de mira.
pero los siete aún se resistían
busqué una treta entonce:
vi que si se rompían
en siete y cuatro sílabas volvían.
haciendo endecasílaba la estrofa;
y como quien retira
del verso la voz fofa
en siete convertí la dura estrofa.