El pescador nazarí

Alcazaba - {author}

Sopla el viento de Levante
sobre la roja alcazaba,
y de frente, por delante,
no se ve nada;
salvo la Sierra Nevada
y la Alpujarra distante.
¿Dónde se fue el agua?
Que no veo entre la bruma
el son marino del agua,
ni la blanca y suave espuma,
ni las barcas ni las cañas.
¿Dónde se fue el agua?
¡Qué solo queda en la Alhambra
la sequedad de mis lágrimas!

Iraultza Askerria

Marinero maldito

marinero - María Aurinko laulelettLágrima alta en la vela,
párpado de aros viejos.
Mar te abraza de lejos
cual manchón de acuarela.
Ola que pinta esquela
sobre ancianos pellejos.
Lleva el mar los reflejos
lejanos de la escuela.
Mares de olvido y muerte
do nadie puede verte;
tumba acuosa te esconda.
Tierra azul y redonda,
campo santo infinito.
Mar, minero maldito.

Iraultza Askerria

¡Contenido extra!

Desde la primera escritura del poema he sobrellevado la duda del último verso. Vacilaba entre «Mar, minero maldito» o «Mar, dinero maldito«. En ambos casos, el enlace de «Mar, minero» o «Mar, dinero» era una referencia fonética a «Marinero«. Sin embargo, dependiendo del uso entre «dinero» o «minero», el poema adquiría un tono y una conclusión diferente. Mi pregunta es clara, ¿por cuál te decantas? Respóndeme, si lo deseas, a la siguiente dirección de correo.

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No importa dónde ni cuándo

Photo - {author}Allí vas, joven y perpetua. Te ríes, tomas un sorbo, bailas, vuelves a reír. Y yo, aunque no me veas, te observo maravillado desde la barra, acariciando con los ojos tus hombros desnudos mientras ardo en deseos de hacerte el amor.

No importa dónde ni cuándo, si en una discoteca o en la mismísima calle, si ayer o mañana. Pero ardo en deseos de hacerte el amor.

Subes a lo alto de la metrópoli ancestral. Estás cansada, hace calor. Pero da igual. Tu camiseta de tirantes arrastra lejos el calor de tu carne tibia. El aire de las alturas te oxigena el alma mientras el sol te renueva las energías. Desde allí, te asomas a la barandilla escrutando la diminuta ciudad sin saber que desde allí abajo te espío yo… para admirarte otro día más. Y mientras te admiro ardo en deseos de hacerte el amor.

No importa dónde ni cuándo, si en un parque infantil o en la cima del Everest, si ahora mismo o dentro de quince años. Pero ardo en deseos de hacerte el amor.

Navegando por un río más vasto que la imaginación de un poeta, tomas el sol entre las velas de un navío engalanado de rosa. Eres tú la sirena de los mares o un pececito que, volador, limpia con su rocío la podredumbre del mundo. Yo, atento, intento pescar tus encantos, utilizando como trampa el azúcar de mis labios. Y mientras brego en la faena de atraparte, ardo en deseos de hacerte el amor.

No importa dónde ni cuándo, si en el fondo de los mares o en lo alto de las cimas, siendo adolescentes o ancianos enjutos. Pero ardo en deseos de hacerte el amor.

Y no importará dónde ni cuándo. Estés allí o aquí. Esté yo aquí o allí. Seamos ahora o mañana o ayer. Siempre, siempre, arderé en deseos de hacerte el amor.

Iraultza Askerria

Rocío

Just Drops - Dr.  AzzacovTomillo espolvoreas en mi cara,
como polvo de estrellas o de nieve,
como el agua bendita que en un ara
derrama el sacerdote sobre un bebe.
¡Ay, si el sol en mi rostro despuntara
no se apropie del agua que en mi llueve!
¡En mi rostro ojalá siempre quedara
el perfume de un beso blanco y leve!
¡Ay, señor, ya amanece allá a lo lejos!
Y del bosque feroz desaparece,
bajo el pobre sol mueren sus reflejos.
La noche a los demonios deja paso,
el día vil con fuegos amanece
y yo esperando quedo al nuevo ocaso.

Iraultza Askerria

¡Contenido extra!

Quizá le gusta saber al lector que he tardado nada menos que tres años en encontrar un título para este poema. Ahora, sin embargo, veo tan claro el nombre del soneto que me resulta extraño saber cuánto tarde en bautizarlo. A veces, la creatividad necesita un largo espacio de tiempo para seguir produciendo.

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En el éxtasis

 - Lumosmaxima.Los ojos entornados contra la penetrada oscuridad, las piernas entreabiertas ante la luz creciente, la boca quejumbrosa bajo un peso atroz y los brazos aferrados a un sudoroso mundo; un sentimiento tan agónico que la dejó finalmente desprotegida, herida e incluso devastada por el huracán ardiente que la había traspasado, abandonándola casi seca, perdida y sin energías, pero colmada de una plena satisfacción por haber hecho el amor con el hombre que más amaba del mundo.

Iraultza Askerria

El bosque que chilla

El Sabinar, el bosque encantado de la Isla de El Hierro - {author}Van las rosas a esconderse de las sombras. En la oscuridad, las remotas esperanzas son deshojadas por los vientos. Aullidos que ensordecen el llanto mientras las lágrimas, embarradas, soterran la alegría. El bosque brama, el bosque chilla, el bosque teme y se desbanda. Muriendo van los regalos de la madre tierra cuando su flora es vilipendiada y su cielo violado. Condenado a desaparecer para siempre, arrastrando consigo cualquier recuerdo de la vida.

Iraultza Askerria

La pirámide maldita

Kukulcan Pyramid (Chichén Itzá - Mexico) - Jorge Sanmartín Maïssa

Pico dorado,
que alzas tu esplendor
sobre el acantilado
de la vida.
Muchos hombres mataste
en tu interior,
tarde avisaste:
solo había ida.
Zigurat de oro.
Afán conquistador
al buscar tu tesoro;
acto suicida.
Nunca hubo montaraz
ni explorador
de hallar capaz
su argéntea cabida.
En tus entrañas
polvo se mutaron.
Fueron como alimañas
siempre hambrientas
tras un botín.
Egoistas que pecaron.
Se lamentan al fin
de horas muertas
cuando no quedan más
que macilentas
llamas. Jamás
volvieron tras sus puertas.

Iraultza Askerria

Carthago delenda est

Photo - {author}Avanzan las legiones victoriosas entre fuegos y escombros. Sortean los miembros amputados, las espadas melladas… Los últimos esclavos han levantado breve resistencia, infructuosa como la petición de piedad. Los vencedores cumplen órdenes sin valorar la maldad de sus actos. Siguen adelante.

Varios bueyes trabajan detrás, resignados, arando la tierra de otrora una gran ciudad. Los surcos, como venas abiertas, se llenan de sal y malos augurios. Muere la flora y la fauna se envenena.

La guerra prosigue su curso germinando a sus anchas.

Iraultza Askerria

La noche azul

Photo - {author}
Una sombra se escabulló entre mis sábanas y me apretó el pecho con una tenaza aterciopelada. Fuerte… fuerte… fuerte. Fuerte y tenaz. Pero no dolorosa. Sino suave… suave… suave como el terciopelo.

Su hálito sabía a mar. Su boca a estrellas. Sus ojos… agua. Cielos y océanos desbordándose en cataratas como una noche que se desprende de su luctuosa mortaja y se atavía con un vestido de gala azul.

Así era aquella sombra que se escabulló entre mis sabanas: una noche azul.

Me besó… me acarició con seda… me arropó, cariñosa… me embriagó de néctar. Me mordió… ¡me saboreó! Me fumó, me cantó, me partió en dos, me comió, me pintó de saliva, me cosió a su piel, me acorraló…

Hizo todo lo que quiso. Y yo la dejé; dejé que la noche azul hiciera conmigo cuanto quisiera.

Iraultza Askerria

Al campo

Tardes de campo entre Caldas y Tolima-Ana Garcia

Tierra abierta al estío campesino
bajo rayos dorados.
Viste la flor de trigo mi camino,
puente de faustos hados.
Cantan los pajaritos, el molino
trae cantos de arpados.
Pétalos, néctar, litros de buen vino
cubren labios regados..
El tiempo ora invernal
de mi ciudad ahogada
me recuerda el final
de aquella era pasada;
evolución fatal
que agota mi balada.

Iraultza Askerria