Te voy a escribir una copla

Te voy a escribir la copla
más bonita de este mundo,
para que cuando estés triste
la releas con orgullo.
Así sabrás que te amo
y me sentirás tan dentro,
que aunque no esté a tu lado,
conocerás cuanto te quiero.

Te voy a contar un cuento,
el más hermoso de todos;
de princesas y dragones
y de un caballero loco;
que tan loco como un sueño
intentó volar sin alas,
para ver si con su empeño
podía alcanzar tu cara.

Te voy a cantar poemas
para que nunca lo olvides,
y que te sientas dichosa
mires por donde lo mires.
Que sientas mis dulces versos
como el roce de la brisa;
que los sientas cual los besos
que nos dimos noche y día.

Te voy a pintar retratos
en un marco de oro y plata,
donde la chica más linda
perdure noche y mañana.
Serán tus labios El Beso,
y tus ojos: ¡La Mirada!
Y en el altar de mis huesos,
tú vivirás encumbrada.

Te voy a trazar un mapa
donde el mundo sea pequeño;
para que tanta distancia
no provoque este tormento.
Porque a mi lado, princesa,
haces del mundo algo inmenso;
y no habrá estrella o planeta
que eclipse el haz de tu cuerpo.

Te voy a decir con versos
lo que nadie nunca ha dicho:
¡Qué te amo, qué te quiero!
¡Qué eres única! Infinito,
una cura y un alivio.
Eres mi fuerza y mi llama,
la razón por la que vivo,
y el aliento de mi alma.

Iraultza Askerria

La partida

La bola de billar salió despedida. Golpeó con su pálida calva la profunda opacidad de la última diana y la introdujo, gracias a un rebote en el lateral de la mesa, en el agujero ubicado en la esquina inferior derecha de la mesa. La bola blanca se detuvo en el centro del tablero, sola en un inmenso vergel.La partida había terminado.

Iraultza Askerria

Intento fracasado de soneto

«Escríbeme un soneto», díjome ella.
«¿Cómo quieres la rima?», inquirí.
«No me importa, con tal que sea bella
y que salga cariñoso de ti».

«Y el tema, ¿en qué quieres que haga mella?,
buscando la respuesta le insistí.
«Tal vez: piensa que yo soy tu doncella;
tú, caballero audaz que lejos vi».

Reí por la propuesta y la besé.
Le prometí el soneto a la mañana
que convirtióse en épica más ancha.

En darle un nombre décadas tardé
para entonces mi amor era una anciana.
Nace así Don Quijote de la Mancha.

Iraultza Askerria

Pequeño juicio sobre la banca y sus desahucios

Leo en un artículo del diario 20 minutos que «Todos los bancos paralizarán durante dos años los desahucios en casos extremos», noticia que se publica a raíz de un comunicado de la patronal bancaria en el que explican que dicho compromiso responde a «razones humanitarias».

¿Razones humanitarias? ¿Después de varios suicidios y familias malviviendo sin un hogar? Razones humanitarias…

Solo faltaría que el próximo año os concediesen el premio nobel de la paz.

Iraultza Askerria

Sala de torturas

Llevo años encerrado en esta estancia de mármol, de azulejos blancos y húmedas paredes. Soy incapaz de moverme y solo puedo examinar mi entorno con mi único ojo, siempre humedecido por los escupitajos de mis carceleros. Pero lo peor no es la penuria de mi cautiverio, sino ver como torturan a mi compañero de celda.

Todos los días, a la misma hora, tres veces por jornada, entran en la estancia de mármol, le agarran por el cuello con sus férreas manos y estrujan y estrujan hasta que un líquido blanco egresa por su garganta. Luego, como si fuera un despojo, apartan al herido y se vuelcan sobre mí, lanzándome su asquerosa saliva mezclada de agua e inmundicia. Me escupen, me ensalivan, babean y carraspean sobre mí; me ensucian y me gritan con insultos mientras mi compañero, herido, se retuerce de dolor. Así día tras día, noche tras noche. De uno en uno, pero todo los carceleros repiten el ritual.

Ignoro que pretenden, cuál es su cometido; pero desde que tengo uso de razón, han repetido incansablemente el proceso. No se a cuántos compañeros he visto morir estrujados por el cuello por esas manos homicidas; pero seguro, que veré muchos más.

A éste último no le resta mucho tiempo de vida. Le han apretado la garganta una docena de veces. Ha exhalado mililitros del valioso líquido blanco que tanto aprecian sus torturadores. Posiblemente, su garganta no pueda aguantar ni una embestida más.

Así fue.

El primer torturador irrumpe en la estancia de mármol, lo agarra con sus manos firmes y le aprieta con insistencia el pescuezo. La víctima despide su última bocanada de vida y luego fallece, macilenta y arrugada. El carcelero ni siquiera se inmuta: coge el lánguido envase de pasta dentífrica y lo arroja a la papelera.

Después, se abalanza sobre mí.

Iraultza Askerria

La vida

Érase una vez un mundo, una historia y un futuro. El primero se había engendrado bajo el peso del segundo, siendo el tercero una unión entre los otros dos. Juntos formaban un triángulo cíclico que avanzaba en una misma dirección, siempre a la misma velocidad y siempre en el mismo sentido. Aquel ciclo era comúnmente llamado vida.

Iraultza Askerria