Jul112017
Archivo del Autor: Iraultza Askerria
Jul62017
Complacencia femenina
Una vez, incluso, había tonteado con un juguete vibrador, cortesía de su mejor amiga. Sin embargo, sus expectativas se acabaron pronto, cuando descubrió que carecía de la flexibilidad de sus dedos y de la suavidad de sus yemas. Comprendió que una máquina difícilmente podría reemplazar el sentido y la sensibilidad de un ser humano.
Varios meses después, perdió la virginidad con su novio. Fue como abrir una caja de bombones sin ningún dulce de chocolate. En las siguientes ocasiones, saboreó chocolatinas de todos los sabores y texturas.
Aun así, siguió masturbándose por las noches porque ninguno de sus novios supo nunca como complacerla de verdad. Y lo peor es que ninguno se molestó en preguntarla.
Jul42017
Soneto alejandrino sin tema
la misteriosa ciencia que acierta al corazón;
un tono de penumbra de amarga desazón;
un frío cristalino quebrando un triste tul..
inmenso cuerpo al viento, fatídico aguijón.
Redoma envenenada, poción de curación;
guardando los recuerdos muy dentro de un baúl..
soy la figura esclava al fondo de un Belén
gotita pesarosa que fluye en el canal..
tal vez haya mentido, tal vez lo has de omitir.
Lo cierto es que has llegado al versículo final..
Jun292017
Ejemplo de soneto
y los pares que casen como en vetos.
El acento pondré en el tres y octavo;
los demás como en todos los sonetos.
las que forman didácticos cuartetos.
Todas deben entrar igual que un clavo
e intentando que queden tan perfetos.
de poder transformar palabra y versos
con objeto de que esto llegue a meta.
pensamientos dïáfanos y tersos
sobre el modo y rimar de la canción
Jun272017
Sobre la gente que grita
Me río de la gente que grita. Esa gente que se limita a chillar como un cerdo degollado, furiosa de su personalidad y repleta de envidia hacia las personas que los rodean. Te gritan queriendo gritarse a sí mismos; te insultan mencionando las lacras que guardan dentro de su viciado espíritu, te vejan deseando las virtudes que ellos tachan de defectos.
Esos desgraciados individuos que gritan se odian tanto a sí mismos que son incapaces de ver más allá de su corazón. Con sus zumbidos de mosquito pretenden inculcar miedo, cuando son ellos quienes se aterrorizan a causa de la sombra de su propio desprecio.
Proclaman, como dictadores, que tienen razón —y derecho— en cada uno de los zarpazos y gruñidos que lanzan al aire, y claman con lágrimas al no entender ni poder controlar su voluntad. La mayoría de ellos cuando se percata de que nadie escucha sus alaridos de perro rabioso, proceden a levantar la voz, graznando aún más alto, y al final, se quedan sordos de egoísmo; algunos, incluso —y parece mentira—, también mudos.
Esas personas —que hay muchas en el mundo— nunca cambian. Se muestran, ante el espejo de la realidad, como seres superiores y orgullosos; se envalentonan ante cualquier nimiedad; se exaltan y se enfadan; y sobre todo gritan. No respetan a nadie ni se respetan a sí mismos. Son como buitres.
Pero en la soledad de su colchón, son menos que carroña. Hunden la cabeza en la almohada, lloran por la desdicha que empaña su vida y se aferran como un sueño a todo cuanto han despreciado durante el día. Cuando están solos, en un reservado silencio, maldicen su trabajo de diez horas en el pozo de alguna fábrica, se quejan de las tantas parejas que han formado a lo largo de su existencia porque ninguna las amó realmente, reclaman una oportunidad que evoque aquellas que dejaron pasar, imploran que el padre al que nunca dijeron “te quiero” les abrace por una vez. La gélida dureza que muestran ante la gente se derrite bajo el calor y el peso de la noche, y los gritos se convierten en súplicas.
En realidad, son criaturas indefensas, que anhelan ser lobos cuando no son más que corderos. Su propio orgullo les devora.
Lástima. Ellos gritan; yo sonrío.
Jun222017
Al sentir tu mirada
a la luz de las sombras;
tus pestañas, tinieblas,
terciopelo y alfombras.
en el mar de las dudas,
ojalá que en tu orgullo
a mis brazos acudas.
ante hermosa malicia,
me destroza inclemente,
con cruel avaricia.
¿Cómo haré con tus labios?
¡Qué me queman por dentro
al llenarme de agravios!
Jun202017
Un grito en pos del viento
Jun152017
Sobre la esperanza
Las sombras aparecen por las esquinas y me dibujan el perfil de tus senos. No es más que un recuerdo sutil y vano, pero casi puedo sentirlos bajo mis dedos. Los acaricio… y luego los beso. Jadeante, me ahogo en tu vientre y en la curvatura de tu cadera…
La sombra se desvanece como una primavera adolescente y la soledad y la frustración de la realidad me acometen con su tenaz filo. Más allá, no hay más que dolor, nostalgia e impotencia. Más allá de mis remembranzas y mis ocasionales sueños, solo puedo llorar con el corazón encogido, atravesado de puñaladas. Solamente puedo ser feliz engañándome con la alegre memoria del pasado. Y la esperanza, maldita ella, tiñe todo de su hipnótico color verde.
Jun132017
El universo se detiene
Quiero desnudarte con los dedos y con los labios vestirte, lamiéndote el frío para que no quede nunca tu cuerpo desamparado en la intemperie de la distancia.
Quiero que choquen nuestras mejillas y se aten las manos y que reste espacio para el trotar de los besos; que siempre estemos unidos, inseparables, con las bocas fundidas y los labios pegados.
Jun82017
El universo se detiene
En esa posición de íntimo arrebato, el cosmos nos seduce con su hálito de sueño. Quiere adormecernos y en la ausencia de nuestra consciencia, confirmar cómo se hablan las pieles abrazadas, presionadas por los dedos aferrados a la espalda contraria. Tu cabeza reposando en mi pecho. La mía en tu cabellera. Y entre castillos y veredas soñar con no separarnos, físicamente, jamás.
Así, en la polución del sexo y en la relajación del amor, nos suspendemos entre caricias y arrumacos, al tiempo que las galaxias orbitan, como anillos nupciales, alrededor de nuestra pasión. Las palabras dejan aire a los latidos, la respiración se susurra pausada, y los kilómetros se vuelcan sobre los miembros femeninos y masculinos, entrelazados como un ovillo de lana.