La fruta prohibida

Photo - {author}El afeite de tu sexo desnudo ante mis labios rojos parece más un caramelo envuelto en elegantes galas que un órgano cercano y tangible que tañer con la boca. Lo contemplo inmóvil, pletórico, radiante en su rocío, empañado de miel y encanto, y temo que, si lo beso, sea condenado al averno por haber degustado la fruta prohibida.Por ello, me quedo quieto, distante a menos de cuatro centímetros, intentando decidir qué hacer con mi vida en un momento tan crucial como aquel, mientras tu cuerpo de nieve y chocolate se desprende de la realidad esperando una caricia de fuego.

Al final, me decido: unto mis labios entre los tuyos, me lleno de la suavidad de tus muslos colorados y al momento de saborearte comprendo por qué Eva tampoco se arrepintió de hacerlo.

Iraultza Askerria

Rostro de invierno

Recoleta - {author}Tenías el rostro desdibujado por las lágrimas.

El viento de la costa, tan irascible en los límites del litoral, te azotaba la cara helando el llanto de tus ojos y formando ríos de escarcha alrededor de tus mejillas. Los labios, timoratos, estaban húmedos de salitre y parecían descarnados a causa de los gemidos inconsolables de tu alma. La flor del verano que había sido tu rostro era ahora menos que un tallo de invierno.

Mientras tanto, se extendía ante ti el acantilado de la muerte, y el viento te arrastraba a su seno.

Iraultza Askerria

Tercetos trovadores

Balada de marineros - Alé

Tercetos trovadores de tristeza
traed entre las rimas el aroma
de un poema repleto de belleza.
Tercetos escritores de la broma
traed de la montaña carcajada
que vuele de la boca cual paloma.
Tercetos componed una balada
bella en cadencia, rima consonante.
Y que suene al final de la tonada…
¡el nombre de mi amante!

Iraultza Askerria

Entre el Sáhara y el Everest

Everest - {author}Viajé por el cereal de tus ojos, hundiéndome en una perla alfombrada de noche. Me interné en las estrellas de tu mirada, como un yeti vagabundo en las faldas del Everest. Sediento, me ahogué en el Sáhara de tus labios secretos y quedé empapado por tu rechazo. Firmé un beso a la puerta de tu boca que quedó sin identidad.

Fuiste un desierto inabarcable, que no pude regar con mi amor. Fuiste una enorme montaña cuya cima no fui capaz de coronar. Fuiste la amplitud agónica de la nada y la impenetrable fortaleza de la inmortalidad.

Siempre fuiste más que yo y nunca pude alcanzarte.

Iraultza Askerria

Lazo rosa

Rosa - {author}Lazo rosa, de piña colada, con una sutil textura picante. Tierna gracia sin término, como fresa que al morderla exhala cálidas vitaminas. Pan de molde cuya miga se mantiene siempre blanda. Fogosa delicia que despide una fragancia única. Flor de doble pétalo rosado, cuyas semillas blancas traen frutos de ensueño, no hallados en ningún otro edén del universo, más que en tu cara.

Así pienso que es tu boca: una obra perfecta de la naturaleza, con sus largas comisuras y su carnosidad caliente, donde germina un jardín de sensaciones. Habla y grita, muerde y saborea, destila el meloso gusto de tu lengua punzante, como la espina de un rosal, que protege coquetamente el borde de los labios.

Es allí donde florecen los deseos de este hombre, tibios y sinceros, que encuentran en la profundidad de tu garganta el escondrijo en el que ocultar sus razones, sus secretos, su amor y su alma entera.

Iraultza Askerria

La lluvia negra

Photo - {author}El agua, como siempre, caía negra del cielo, formando opacas sombras que se estampaban contra la ciudad. En esos instantes, aunque fuese mediodía, el firmamento parecía de noche, sin un resto de sol que pudiera atravesar las brunas nubes.

Por suerte, cuando la tormenta negra llegaba, los ciudadanos ya estaban listos para enfrentarse a ella.

Se cobijaban bajo sus paraguas pálidos, cuyas varillas resplandecían como perlas. Se vestían entonces los chubasqueros de finos hilos de nácar para poder destacar bajo el firmamento de agua negra. Como colofón, los vehículos encendían sus luces de posición, tintando el automóvil de un aura pura como la nieve.

De esta forma, cuando acontecía la lluvia negra, toda la ciudad se engalanaba de blanco y parecía un estelífero cielo bajo el brumoso firmamento, que se figuraba un planeta corrompido de oscuros sentimientos.

En ese momento, el afán y el compromiso de la gente demostraban que un mundo mejor era posible.

Iraultza Askerria

Des-inspirado

The dawn of freedom - digital-art - {author}A veces experimentas en tu interior un nudo, un obstáculo, una carretera cortada o un camino embarrado por las sombras. Te sientes desorientado, confuso, perplejo. Sin ideas. Ignoras a dónde tus pasos te llevarán. El mundo parece frío y desolado y tu propia alma se te figura desconocida.

En esos momentos, la frustración y la impotencia se respiran junto al oxígeno. Los ojos pestañean queriendo despertar de una pesadilla, pero incapaces de hacerlo. Los sentimientos se evaporan ante la indiferencia y la desilusión, y ninguna alegría puede ensanchar tu espíritu.

Intentas evadirte leyendo un poemario de Rubén Darío…, pretendes reconfortarte con un poco de ejercicio físico…, incluso optas por encender la adictiva televisión, algo extraordinario para ti.

No obstante, nada, las ideas siguen lejos de tu imaginación, escabulléndose, riéndose, solazándose con tu íntima agonía. Las musas se han evaporado, la inspiración corre por caminos distintos a los tuyos. Nunca en la vida te has sentido tan solo.

Entonces recuerdas a Picasso, casi como si le hubieras conocido en vida: “Si existe la inspiración, que me encuentre trabajando”. Te imaginas al famoso pintor frente a un enorme lienzo blanco, inmaculado, sin más compañía que la oscura intimidad. Le ves dubitativo pero firme, destemplado pero constante, desmotivado pero decidido. Luego una pincelada al aire y el lienzo comienza a tomar color, forma y contenido.

Con dicho pensamiento, te sientas frente al ordenador, cierras los ojos y comienzas a escribir; para imitar al difunto Pablo Ruiz. Las palabras fluyen, se entrelazan y se componen en armoniosos párrafos.

Al terminar, te percatas de que tu musa no te había abandonado. Solo esperaba a que te pusieras a escribir.

Iraultza Askerria

El encierro

Ruindad Prisionera - {author}
Estoy hundido en un agujero.
La fuga lejos, sin libertad.
Oscuro entorno de mi ansiedad,
ya nada veo. Ven carcelero.
Ya nadie me oye mientras espero
el triste fin, ¡decapitad!,
orgullo de hombre cuya piedad
será entregada por frío acero.
Pero una luz entra en la noche,
ánima blanca, mi salvación,
lanzas la cuerda, ¡cierras el broche!
Voy a los cielos, voy perdonado,
porque ya nunca mi corazón
dejará al tuyo abandonado.

Iraultza Askerria

Solos tú y yo

S. - {author}Entonces nos abrazamos desnudos y en silencio, mirándonos en la penumbrosa duda de sabernos vivos o muertos, tras haber combatido ferozmente en la batalla de los sexos. Yo estaba sin energías. Tú estabas desmantelada. El mundo lamía nuestros pies sudorosos y el cielo se derretía en nuestras mejillas. Teníamos los rostros juntos, pegados, y nos ardían. Pero no sentíamos dolor, no sentíamos nada, salvo el amor destilado por nuestros cuerpos lujuriosos y nuestras almas hermanadas de por vida. Habíamos hecho el amor consecutivamente y habíamos destrozado nuestra felicidad en simultáneos orgasmos. ¿Qué quedaba entonces de nuestros recuerdos terrenales? ¿De nuestro lugar en el mundo? Nada. Todo desaparecido, todo fuera de nuestro universo propio, de nuestro sistema solar intransferible, de nuestro tímido, minúsculo, sobrio, pero acogedor planeta que habíamos labrado en nuestras carnes.

En aquel momento, solo existíamos tú y yo.

Iraultza Askerria

El beso

Photo - {author}

La sonrisa de la luna en un rostro de estrella
cuando la noche llora y es fría la tormenta,
hasta mis labios llega tuyo el sabor de menta
y guerrean las lenguas en fogosa querella.
Te paras un instante. Yo muerdo la grosella
de una boca que juega con mi amor que acrecienta.
Pero la abres de nuevo y en la lucha violenta
me recuerdas quien manda bajo la noche bella.
Tus dientes se han clavado. Mi labio escapa presto.
Tu lengua me envenena cual adictiva droga.
Tu fuerza me encadena bajo invencible peso.
Mi yo se desvanece sin resistir tu gesto
y quedan mis memorias bajo tu sed que ahoga.
Me rindo y me someto a tan terrible beso.

Iraultza Askerria