Ahora que tú existes el amor antiguo se convierte en un ronco recuerdo desapasionado, indiferente, de aire evaporado, de caricias yermas. ¿Por qué arrugué mis labios en bocas hinchadas de gasolina? ¿Por qué recogí entre mis brazos cofres que carecían de tesoros? ¿Por qué pinté versos en pieles oxidadas y teñidas de fracaso?
Tú estabas ahí, expectante, silenciosa, ineludible e inagotable. Pronto acudiría mi corazón a tu pecho, y solo entonces comprendería lo que era una boca, un tesoro, un verso. Tú me enseñaste a amar y, aún más, a ser amado. Con las demás no aprendí nada. Contigo todo el conocimiento del universo quedó a mis pies.