Obra de arte

Photo - {author}Los cuerpos descorchados en un abrir y cerrar de ojos. No hay más ropa que el aliento meloso que se pega a nuestra sudorosa piel; más caricias que las que se profesan nuestros genitales; más sonidos que el de los labios gemebundos acampanados de éxtasis. Tu cuerpo bajo el mío, clavada a mi espalda de tal forma que pareces una mar apegada a un mundo, incapaz de regresar al océano perdido de la soledad. Me arañas y mana la sangre, mientras yo cincelo el mármol de tu sexo elástico, amoldado a mi glande como una boca de oxígeno. Dolor y placer condensados en los ojos que, entornados, se tocan.

Digo tu nombre; oigo el mío. Un te quiero. Un te amo. Un gruñido grave y un melodioso gemido. Me suplicas que me corra contigo, descompuesta por el terrible tormento del cénit. Te veo jadear como una gacela herida, combarte bajo mi pecho como una rama de ébano, exhalarme el alma a bocanadas de agonía y morderme el cuello para mitigar la insoportable sensación del estallido. Pero no, córrete tú, córrete tú mientras te penetro altivamente y profesas la fe de adorar mi cuerpo viril.

Te escucho gemir; cerrar los ojos bajo la presión de mil atmósferas y comprimirte a mi cara como atraída por un agujero negro. Sé que has llegado: quieta como un cementerio, no hay más vida en tu cuerpo que la humedad que se pega a mis muslos.

Salgo de ti sin previo aviso y te abrazo con mi carne para que no te quedes fría. Te beso dulcemente la mejilla sonrosada, pudorosa, avergonzada del momento, tan repleta de intimidad y pasión. Me encanta verte así, tan plena, tan desorientada, mientras el sueño comienza a llenar tus ojos y te convierte en una obra de arte.

Iraultza Askerria