Obra de arte

Photo - {author}Los cuerpos descorchados en un abrir y cerrar de ojos. No hay más ropa que el aliento meloso que se pega a nuestra sudorosa piel; más caricias que las que se profesan nuestros genitales; más sonidos que el de los labios gemebundos acampanados de éxtasis. Tu cuerpo bajo el mío, clavada a mi espalda de tal forma que pareces una mar apegada a un mundo, incapaz de regresar al océano perdido de la soledad. Me arañas y mana la sangre, mientras yo cincelo el mármol de tu sexo elástico, amoldado a mi glande como una boca de oxígeno. Dolor y placer condensados en los ojos que, entornados, se tocan.

Digo tu nombre; oigo el mío. Un te quiero. Un te amo. Un gruñido grave y un melodioso gemido. Me suplicas que me corra contigo, descompuesta por el terrible tormento del cénit. Te veo jadear como una gacela herida, combarte bajo mi pecho como una rama de ébano, exhalarme el alma a bocanadas de agonía y morderme el cuello para mitigar la insoportable sensación del estallido. Pero no, córrete tú, córrete tú mientras te penetro altivamente y profesas la fe de adorar mi cuerpo viril.

Te escucho gemir; cerrar los ojos bajo la presión de mil atmósferas y comprimirte a mi cara como atraída por un agujero negro. Sé que has llegado: quieta como un cementerio, no hay más vida en tu cuerpo que la humedad que se pega a mis muslos.

Salgo de ti sin previo aviso y te abrazo con mi carne para que no te quedes fría. Te beso dulcemente la mejilla sonrosada, pudorosa, avergonzada del momento, tan repleta de intimidad y pasión. Me encanta verte así, tan plena, tan desorientada, mientras el sueño comienza a llenar tus ojos y te convierte en una obra de arte.

Iraultza Askerria

La sirena triste

06-ELIALNERAI - Sara LandoCuando lloras y me miras con tus ojos de agua pura, me ahogo como un náufrago en tu honda tristeza. La sal hiende la herida varada en mi corazón y el dolor crece y crece como mareas huracanadas.

No veo tierra a la que acogerme en este mar de sufrimiento, solo puedo con mis brazos tomar la vela de tu rostro y con un beso encender en tus cubiertas algo de vigor.

Pero no surte efecto, y tú, mi sirenita, sigues cantando fúnebre y desconsolada, esperando que lleguen nuevos tiempos y poder así remontar el viaje.

Iraultza Askerria

La casa en llamas

El fuego envolvía por completo la casa abandonada.Llama votiva - Norberto Kolus

Trepaban las llamaradas por los altos muros, como serpientes vivas y rojas que se arrastraban zigzagueando por la superficie pétrea. Los bomberos y vecinos agolpados a las puertas del edificio convivían en temor y sobresalto. Los primeros intentaban vanamente extinguir el humor violento. Los segundos contemplaban con expectación y asombro como el monumento histórico de su pueblo, una construcción renacentista que había sobrevivido a guerras, huracanes y terremotos, era invadida y saqueada por los demonios alados de un inclemente fuego.

Tardaron más de tres horas en extinguirlo. Apenas lo hubieron logrado, la oscuridad de la noche se cernió sobre los presentes, que advertían, agónicos y dolidos, como la historia de la localidad se derrumbaba ante el poder del caos.

Sin embargo, el desastre no terminó ahí: unos minutos después un bombero salió por la puerta desvencijada del edificio con un bulto entre los brazos. Se trataba del cuerpo carbonizado de un hombre.

Pero lo peor no era eso.

Lo peor era que tenía un cuchillo clavado en el pecho.

Iraultza Askerria